Mila’s POV
-No me gusta la cara que te traes, me perturba.-Dijo mi hermano Alfred mientras almorzábamos en mi oficina y no entendí de qué me estaba hablando.
-¿Cuál cara?-Pregunté mientras bebía un sorbo de mi café.-Si es la misma de siempre.
-Te ves como… feliz y esa felicidad es un tanto perturbadora.-Dijo Adrián y chasqueé la lengua, pero luego, al sentirme descubierta, sonreí enormemente y ellos, me miraron curiosos. Lo acepto, a pesar de ser hombres y mayores que yo, especialmente Alfred y Alberto que estaba de viaje, son bastante chismosos, más que mis padres y es mucho decir. Siempre se interesan de más en mi vida y eso sí, tratan de intervenir en mis decisiones, cosa que nunca dejo por más insistentes o pesados que se pongan.
-Ya Mila, suéltalo que me estás poniendo nervioso.-Dijo Alfred y dejé la tasa sobre el escritorio.
-¿Creerán que después de muchos años… tengo un amigo?
-¿Un amigo?-Replicó Alfred y parecía un poco molesto de repente o más bien, celoso.-Amigo el ratón del queso, sea quién sea si es hombre, te va a querer hacer la vuelta.
-¡No! Él no es así, Adrián lo conoce.
-¿Sí? ¿quién es?-Preguntó Adrián interesado y sonreí aún más.
-Danilo.
-¿Qué? ¿Danilo? ¿el coreano? ¿el enano por el que llorabas?-Preguntó y asentí, miró a Alfred desconcertado y esbozó una leve sonrisa.-Sí, tiene razón, es inofensivo, pero, ¿cómo lo encontraste luego de tanto?
-¿Puedes creer que vive a mi lado? Se mudó justo en el apartamento vacío de al lado. Es una maravillosa coincidencia.
-Vaya, eso quiere decir que es muy probable entonces que en los próximos meses quieras matricidio de nuevo, pero esta vez con el coreano.-Dijo Adrián, Alfred por poco lo mata con la mirada y yo, negué con la cabeza.
-No, nada de eso, ni lo digas en broma.-Rodé los ojos.
-¿Por qué? bien que te morías por él hace años y además, conociéndolo, sería el único con el que no me molestaría que te metieras.
-Adrián, Danilo está casado y hasta tiene mellizos, así que no digas eso.
-Vaya, no perdió el tiempo.
-¿Hablan de Danilo? ¿el hermano de mi mujer o es otro?-Preguntó Alfred y ambos, asentimos con la cabeza al unísono. Él nos miró completamente desconcertado.-¿Tú tuviste algo con él?
-Claro que sí, para la época en que conociste a Paula, en el pueblo y yo lo amaba. ¿No lo sabías?
-¡No! Sabes que no me metía en tus asuntos en esa época.
-Sí, fue algo que duró muy poco, pero que significó mucho para mí…-Admití y él me miró enarcando una ceja.
-Bueno, lo conozco un poco y la verdad, no parece mala persona. De hecho, es bastante tímido, rozando lo tonto y tengo entendido, según todo lo que me ha contado mi mujer, que él tiene problemas mentales, muchos. Así que ten cuidado, de pronto y se le dé por secuestrarte o acuchillarte.
-Qué humor n***o tienes, me sorprende.-Dijo Adrián entre risas.
-Mmm, yo sí noté que él podría ser, no sé… tal vez autista, pero… eso no tiene nada de malo, es algo común hoy en día.
-Hace seis meses lo fuimos a recoger a un centro psiquiátrico por un colapso mental que tuvo, que al parecer, es frecuente. Tiene depresión y de la que es severa, y no estoy seguro de si pueda tener algo más.
-Oh.-No dije nada, bajé la mirada. Eso no pintaba nada bien, ¿cómo es que puedes sufrir de eso a esa edad? Me duele saberlo, siempre tuve miedo de que no estuvieras bien y enterarme ahora de que has pasado por quién sabe qué cosas, no hace más que motivarme a querer acercarme a ti, a servirte al menos de un poco de compañía, si es que llegases a poder necesitarme.-Pero, pero… ¿puedes decirme todo lo que sabes? Así sabré mejor cómo tratar con él ahora que tal vez podamos hacernos cercanos de nuevo.
-Pues, ¿qué te digo? El muchacho que por cierto, es bastante menor que tú, por lo que me ha dicho Paula, ha pasado por mucho. No tuvo una buena época en la escuela, le iba mal porque le cuesta aprender, es así en general, le cuestan muchas cosas que a las personas normales no. Tiene depresión hace añales y cada año, eso va a peor, no mejora. Sé que ha estado internado por los menos unas veinte veces por eso mismo y ahora, ni aún estando casado eso se le ha mejorado. Ha ido aún a peor.
-Dios…
-Lo sé. El otro día lo visitamos, hablamos con su mujer y demás, pero él estaba ido y distante. Le he dicho a Paula, que se prepare, porque viendo como es y que parece jamás mejorar, puede hacerse un daño cuando menos lo esperen y se lo dije más para que se prepare psicológicamente, para cuando no esté.
-Oye, pero lo dices así a la ligera, es horrible…-Dije completamente alterada. Esto me había sacado de quicio por completo, era demasiado, demasiado.
-Sí, podría darte más información si lo conociera más, pero no. Sabes que la mayor parte del tiempo, no he estado en Barranquilla.
-Mmm.-Desvié la mirada, confundida ante todo esto, pero sólo me quedaba más en claro una cosa, si me había encontrado con él justo ahora, después de tanto, fue por un motivo, porque quizá yo podría ayudarlo a mejorar, a sanar un poco esas heridas que lo han adornado por tanto tiempo y quizá él, también pueda hacerme un poco de compañía, en medio de tanta soledad y oscuridad que me ha embargado por años, pero… lo que no sabía en ese momento, es de todo el dolor que tendría que vivir con la llegada de Danilo a mi vida, pero sé que mentiría si dijera que si pudiera evitarlo lo haría, porque no, no lo haría. Elegiría de nuevo a Danilo a mis catorce años, lo elegiría a mis veintisiete, a mis treinta, cincuenta, y por siempre, siempre, siempre, aún sabiendo, todo el daño que él iba a causarme.