Danilo’s POV
-Estás muy raro. No quieres comer y eso es ya algo extraordinario en ti.-Dijo Susy y cuando miré su plato vacío, supe que sólo había estado mirando la comida sin ingerirla por varios minutos, al encontrarme absorto en mis pensamientos, pero es que era imposible pensar en otra cosa más que en lo que acababa de pasar.
-Lo siento.
-¿Pasa algo?-Preguntó mientras miraba su teléfono.
-Vi a Mila.-Confesé y ella desvió la mirada de la pantalla y me miró, enarcando una ceja.
-¿Mila? ¿tu gran amor de infancia?
-Sí, la vi y conversamos. Vive aquí al lado.
-Pero qué pequeño es el mundo.-Dijo de nuevo mirando la pantalla de su teléfono, con una actitud que evidenciaba claramente que le había restado importancia a lo que le acababa de contar, cuando para mí lo significó todo.
-Pensé que estarías celosa.
-¿Por qué lo estaría?-Preguntó entre risas.-No es como que vaya a fijarse en ti, no creo que cometa el mismo error de niña.
-Mmm.-Bajé la mirada, no sé si queriendo entender el por qué estaba diciendo eso.-¿Por qué dices eso?
-Danilo, vamos. Eres un buen chico, magnífico, todos lo sabemos, pero eres bastante problemático, en todos los sentidos. No cualquiera toleraría salir contigo, por lo que conlleva.-Mordí mis labios, no podía ni elevar la mirada.-No te pongas mal, deberías sentirte agradecido de que estoy contigo. Soy lo mejor que te ha podido pasar en la vida.
No dije nada, no había nada que pudiera decir.
Luego ella se fue a dormir, recosté a los chicos más tarde porque yo siempre era el que lo hacía y luego, al no tener sueño al sentirme mal de repente, como siempre, porque todo me afecta en sobremanera, decidí ir al balcón, sentarme un rato, porque quería revivir lo que había pasado un par de horas atrás. Es que aún parece un sueño, que eso haya sucedido, que después de tanto la haya podido ver e incluso, tenía que pellizcarme para darme cuenta de que no, que no era un sueño, que eso estaba ocurriendo en verdad.
Cuando la vi, de inmediato la reconocí, aunque tardé dos segundos porque siempre miro la ropa de las personas primero, porque como mencioné anteriormente, me gustan mucho los colores, pero cuando vi su rostro, su pelo, sus ojos, sus cejas, sus mejillas, todo, todo, lo supe, era Mila. Por Dios, en verdad era ella, ella, ella.
-¿Danilo?-Preguntó confundida e inhalé fuertemente para no entrar en pánico.
Me quedé estático, paralizado al verla y ella, me miró un par de segundos, abriendo los ojos como platos e incluso, se acercó unos centímetros para verme de cerca y cuando estuvo completamente segura, vi sus ojos humedecerse por completo, rompió en llanto y me abrazó tan fuerte que por poco me hace caer, porque era más pequeña que yo, lo cual era curioso porque en ese momento ella era más alta, pero ahora… Dios, dios, dios, quise llorar, quise gritar, quise hacer tantas cosas porque había soñado mil veces con este momento, con ver su carita, sus ojos, por siquiera saber algo de ella y es que su recuerdo, parecía tan lejano que creí que nunca lo podría revivir, pero no, aquí estaba Mila, abrazándome y yo, estando a punto de quebrarme.
Luego de unos segundos, ella se separó, pero apretó mis mejillas muy fuerte, no sé por qué hizo eso, pero no, no me enojó, jamás me enojaría algo que ella hiciera y menos, ahora que por fin después de tanto, la tenía cerca.
-Danilo, Danilo, por Dios… no puedo creer que estés aquí. ¿Será que me morí?-Preguntó, creí que bromeaba, pero no lo hacía. Negué con la cabeza.
-No, estás viva. A menos que yo me haya muerto y aún no lo sepa.
-Dios…-Inhaló fuertemente, secando sus lágrimas, se notaba completamente conmocionada, pero no la culpo. Por dentro, sentía que me estaba dando algo.-Disculpa por ser tan llorona, siempre he sido así y ahora más, esto es increíble.
-Lo sé…
-Pero, pero, pero…-Titubeó.-¿Cómo averiguaste mi dirección? Llevo tanto intentando saber de ti, por r************* , el directorio o lo que sea… pero nunca pude.
-Yo… realmente no sabía que vivías aquí, estoy tan asombrado como tú lo estás.-Dije y ella abrió la boca, pero luego la cerró al no saber qué decir.
-Es decir, no me buscabas, ¿verdad?
-Mmm, es que… vivo acá al lado y…-Me interrumpió, abriendo los ojos como platos.
-Espera, ¿tú eres el que se mudó acá al lado?-Asentí.-Pero… hay niños y todo, ¿te mudaste con tu familia?
-Sí, con mis hijos y mi esposa.
-Oh…-Exhaló y se quedó seria por un momento.-Vaya… supongo que eso es genial, te felicito.
-Mmm, ya ahora que te veo…-Bajé la mirada.-No sé, ¿podemos hablar? Digo, para ponernos al día.
-Sí, sí claro. Entra.-Dijo e ingresé a su apartamento. Me indicó que me sentara en la sala, lo hice y ella se sentó a mi lado. El lugar era bastante bonito, tenía tal vez demasiadas cosas, pero… todo era tan ella que me parecía irreal, estar aquí sentado, en su casa, rodeado de tantos colores que no sabía ni a dónde mirar, todo lo que usaba tenía algún color llamativo, había flores en varias partes y mis ojos estaban un poco hiperactivos, no lo puedo evitar.-Te gusta el lugar, ¿verdad?
-Sí, es que…-Me interrumpió.
-Lo sé, te gustan los colores. Lo recuerdo.-Dijo y asentí, melancólico de repente o bueno, más aún de lo que estaba con toda la conmoción de estarla viendo, era demasiado para ser real.
-Supongo vives aquí con tu familia.-Le dije y ella negó con la cabeza, un poco incómoda de repente.
-Nop, vivo sola.
-Oh.
-Mmm, como te conozco, supongo puedo contarte…-Se enderezó un poco y la miré fijamente.-Yo… viví con alguien hace unos años, pero… murió y ya está, vivo sola y creo que así seguirá estando todo.
-Vaya, lo siento.-Dije y agarré su hombro al verla triste de repente, pero por la forma en que me miró, tan fijamente, lo pensé mejor y la solté, creo que no fue muy buena idea. Me puse ansioso de repente.
-Oye, está bien, no pasa nada.
-Sabes como soy.
Hablamos por un rato de todo, le conté parcialmente sobre mi vida, lo que había hecho, estudiado, un poco sobre mis amistades e incluso mi familia, pero de forma superficial, nada profundo porque eran muchas cosas y no la quería agobiar. Ella me habló también sobre su familia, un poco sobre las cosas que había hecho, pero cuando ya llevaba un rato hablando, se detuvo de repente y la noté triste, no sé por qué. Todo esto se sentía tan extraño y a la vez… mal. No lo sé, era un sentimiento agridulce, porque siempre esperé verla, la esperé ver hasta los últimos instantes, pero ahora que sucedía, bajo estas circunstancias y momento de nuestras vidas, yo… no sé ni qué debería pensar o sentir, porque debería estar feliz por verla, pero… por algún motivo, se siente mal.
-Oye, lo siento. En todo el rato desde que estamos hablando o más bien, desde que te vi en mi puerta, no puedo evitar pensar lo obvio. ¿Qué carajos?-Preguntó y la miré confundido.-Yo… yo… esperé saber de ti por tanto tiempo, fui de vacaciones al pueblo durante casi seis años esperando que volvieras, pero no, nunca lo hiciste.
-Si supieras…-Inhalé fuertemente.-Cada año, mi madre y yo le insistíamos a papá en regresar en vacaciones, cada año le rogamos por ello, pero no, él quería conocer lugares nuevos, no ir de nuevo a un pueblo y ni aún con mi insistencia pude volver… tampoco es que de niño hubiese podido hacer nada más, pero… no tienes idea de lo que fue para mí no volver, de lo que eso significó.
-Mmm, quisiera saber…-Dijo en voz baja.
-Fue horrible, es lo único que puedo decir.-Admití tan sinceramente que tuve que reprimir tanto las ganas de llorar que Mila, pareció notarlo. No dijo nada, se veía muy triste también.
Luego de unos interminables segundos, decidí que sería mejor irme, porque llevaba muchísimo tiempo aquí y podrían pensar algo malo en casa, que me sucedió algo o no lo sé. Me puse de pie y ella, lo hizo de inmediato también.
-¿Ya te vas?-Asentí.-Pero… llevas poco tiempo aquí, aún hay mucho que quiero saber.
-Llevo como una hora y… mamá está en casa, puede preocuparse y…-Me interrumpió.
-Sí, tienes razón. Lo siento, tienes una familia que te espera.-Asentí, sin saber bien qué decir.-Sabes, te agradezco demasiado algo.
-¿Qué cosa?
-Por cumplir tu promesa, es increíble que no lo hicieras.-Dijo y la miré confundido, pero ella, parecía conmovida.-Te hice prometer que no me olvidarías, no lo hiciste y yo, cada año me preocupé porque olvidaras mi recuerdo, pero no lo hiciste. Gracias.
-Yo… te agradezco también, me recordaste.
-Sería difícil no hacerlo, fuiste mi primer beso, por quién lloré primero, mi primer trauma.-Dijo entre risas y reí también, pero… me sentía extraño y no, no en un buen sentido.-Bueno, sería mucho pedir… ¿que fuéramos amigos?
-No, no. Claro que sí.-Respondí tan rápido que sentí vergüenza y Mila no dejaba de reír.
Me despedí, alejándome, con el corazón acelerado y un nudo horrible en mi garganta. En el pasillo, me permití llorar, pero a la vez y por primera vez en mucho tiempo, sentí crecer una ilusión, algo que me daba un poco de motivación después de tanto, tanto tiempo.