ANNA KALTHOFF —Lo siento —me murmura, cuando se separa de mí —. Lo siento tanto, Anna. No le respondo. Estoy asimilando lo que acaba de pasar. ¿Por qué he correspondido a su beso? —Yo no debí hacerlo —sigue diciendo—. Fue un impulso. Algo que no tenía que pasar y le pido disculpas. —No se preocupe —le respondo finalmente. Dicho esto, me giro y camino hacia la casa, sin detenerme cuando me llama por mi nombre. Cuando llego a las gradas, me detengo y lo llamo: —Cristhian… —¿Sí? —me observa expectante y espera a que hable, ya que me he quedado en silencio. —Debo contarle a Alexander lo que ha pasado —le digo finalmente. No dice nada. Se limita a asentir con la cabeza, sin dejar de verme a los ojos. Me giro y sigo mi camino a la casa. Subo directo a la habitación, ya que

