Me despierto algo aturdida, sedienta y hambrienta. Agarro el móvil de la mesa de noche y enciendo la pantalla. Las nueve de la noche. Tengo dos mensajes de Cristhian, tres de Sara y cinco mensajes y dos llamadas perdidas de Ángela. Nada de Alexander. Les respondo a todos que estoy bien y apago el móvil. No quiero saber nada de nadie. Imágenes de lo que pasó en la oficina del licenciado Miller vienen a mi mente y se me retuercen las entrañas. Me levanto, y me quito la ropa y los zapatos. Cuando llegué a mi departamento, solo me tiré en la cama y me dormí. Me meto al baño y me doy una ducha caliente rápida. Salgo, me seco y me veo desnuda en el gran espejo del lavamanos. Veo mi piel pálida y blancuzca, y la comparo con la piel brillante y bronceada de la hermosa rubia. Mis caderas pe

