CHANTAL El salón de juntas estaba lleno. Los principales accionistas de la empresa ocupaban sus asientos de cuero n***o, algunos murmuraban entre sí mientras esperaban que la reunión comenzara. Sabía que muchos de ellos no eran partidarios de mi presencia porque era la bastarda de Nelson Docherty, pero hoy me encargaría de que todo eso cambiara para bien. Entré con paso firme, vestida en un vestido formal y unas zapatillas para la ocasión, que reflejaba mi confianza. Mi hermano Leonardo tenía un encargo que hacer, un favor que le había pedido y con gusto me estaba ayudando, mientras mi padre ya estaba en la cabecera de la mesa, sin saber qué madres hacía ahí. Me fulminó con la mirada y su expresión muerta me indicó que no le hacía gracia que estuviera ahí. Regina estaba al otro extremo

