Te Tengo

2020 Palabras
Van a ser las 6 de la tarde cuando salgo se la reunión que tenía con el personal de diseño, la maldita reunión duró casi tres horas y estoy agotada y de mal humor. Me subo al ascensor con mi secretario pisandome los talones, el no dice nada y se queda en medio del ascensor después de haber marcado el número de nuestro piso, yo solo me voy hasta el final de este y apoyo mi espalda del espejo del fondo.  Respiro tratando de calmar mi frustración, eso diseños que me han mostrado para la nueva colección son horribles y otro se parecían a unos ya antigüo. Me molesta lo unitil que se han vuelto, solo espero que después de lo que les he dicho utilicen ese par de neurona y creen diseños originales y magníficos.  - ¿Se encuentra bien? - pregunta Daniel sacándome de mis pensamientos. Lo miro y el está allí, se ha girado y me da la cara, sus ojos detrás de esas gafas me mirar de forma penetrante y hace que un escalofrío me recorra el cuerpo, es como si fuese un extintor que apasigua el fuego, en este caso mi irá.  - ¿Eh? .. digo un poco desorientada. - Sí, ya se me pasará. - digo como única respuesta.  - Bien . - dice y se vuelve a girar para darme la espalda.  Me le quedó mirando su ancha espalda y es difícil que mis ojos no vayan a ese trasero redondo que se aprieta con lo ajustado del pantalón. ¿Cómo se sentirá apretarlo? Sacudo la cabeza alejando ese pensamiento  Por qué tarda tanto en subir el bendito ascensor, de pronto siento calor, creo que el ambien cerrado me está generando claustrofobia.  Trago saliva ruidosamente, un sudor frío me recorre la frente. Estoy a punto dengritar cuando la voz de mi secretario me trae a la realidad.  - Ya llegamos jefa. - dice este y cuando lo miro está ya afuera del ascensor con una mano sosteniendo la puerta para evitar que vuelva a cerrarse.  - Gracias. - digo y salgo de allí.  Camino por el pasillo hasta mi oficina y me encuentro de frente con Saúl, este al verme me sonríe pero no sé acerca mucho, sabe que no tolero el contacto masculino.  - Espérame el la oficina - le pido a Saúl y me giro hacia Daniel que está con su seño fruncido. - tú puedes irte, nos vemos mañana. - no espero respuesta por parte de el y entro a la oficina.  - Y bien, ¿Tiene lo que te pedí? - habla claro y directo como me gusta.  - Yo estoy bien y ¿Tu? - dice Saúl de forma sarcástica - Deja la estúpidez que sabes que no me interesa si estas bien, al igual que a ti no te interesa si yo lo estoy. A ti te interés es el dinero y es lo que yo te voy a dar por el trabajo, así que dime ¿Tienes lo que te pedí?  - Wow, pero que ruda. Dice este y deja una carpeta sobre la mesa, mientras se sienta en la silla frente a mi escritorio y cruza las piernas. - no fue tan difícil. - dice  - No me importa si te costó o no. - respondo mientras tecleo en mi computadora e ingreso a mi cuenta personal. - Ya puedes irte, y ya tienes el dinero en tu cuenta. - informo y estoy a punto de abrir la carpeta cuando me percato que Saúl no se a movido ni un centímetro - ¿Que estás esperando para irte? - Pregunto exasperada, he tenido un día agotador y quiero terminar rápido aquí para irme a mi casa.  - ¿Cuando vas a aceptar una cita conmigo? Responde con una pregunta - ¡Oh, Dios¡ ¿Otra vez con lo mismo? Esto será si cada vez que nos veamos por qué solicite tu servicio? Por qué te recuerdo que lo intentaste hace años cuando te solocite lo de mi padre, me negué, y no te he vuelto a ver hasta ahorita que vuelvo a solicitar de ti nuevamente-  - Si, será así. - dice y suelta una risita burlándose. - vamos, es que tu intimidas. - dice y vuelve a reír  - Eso es bueno que intimide por qué yo tengo el poder. Y como aquella vez te vuelvo a repetir no me interera salir contigo, así que vete. - concluyó y le hago señal con las manos para que se vaya.  - Algún día caerás. - escucho que díce cuando sale de mi oficina.  Suelto un suspiro mientras me masajeo la sien. Estoy demasiado cansada, si que agarro la carpeta y salgo de la oficina y luego de la empresa directo a mi hogar, allí en calma y cómoda leer el informe que es lo que me interesa.  Entro a mi apartamento que está ubicado en el 5to piso y dejo las llaves a un lado de la puerta en una mesita, doy unos paso y voy quitando mis zapatos que dejó en medio del pasillo, dejo la carpeta sobre el sofá de la sala y me dirijo a la cocina donde busco una copa y una botella de vino rosa, sirvo un poco y lo degusto.  Mnnnn, delicioso. - digo mientras me dirijo nuevamente a la sala, me sirvo un poco más de vino en la copa y lo dejo en la.mesa central frente al sofá, quito mi chaqueta, mi blusa, y la falda, quedanome solo en ropa interior. Dejo todo sobre el otro sofá sin importarme si se arruga.  Me siento en modo indio en el sofá central y tomo la carpeta y lo coloco entre mis piernas, lo primero que veo es una foto tamaño carta de Daniel, sus ojos miel, parece que me stiviesen mirando, que traspasaran mi alma, y un nudo se forma en mi garganta y una sensación extraña se instala en mi vientre. Seguro es el efecto del vino. Pienso. No queriendo darle vuelta al asunto de esas nueva sensaciones.  Paso la página y aparecen los datos que ya se, su, nombre, edad, estudios y toda esa mierda que no me importa. Sigo revisando, y de verdad está hasta la talla de sus boxer. Sonrió por el gran trabajo que hizo Saúl y en tan poco tiempo.  Me dijo en lo que habla de su infancia, fue un chico común, sin preocupaciones y tranquilo. vive con su mamá y su hermana. Que según esto no hace nada de nada, es decir en una parásito que vive de Daniel. Pero... ¡Oh! Todo cambia cuando su padre muere.  El hombre los dejo con una casa sin pagar el cual el banco hace presion para que la cancelen y su madre está enferma, al parecer tiene cáncer. ¡Oh, pobre mujer! Digo lamentándome, pero no tanto, ya que gracias a eso tengo lo que necesito para mi plan.  - Lo siento Daniel, pero te tengo, te tengo en mis manos. Digo mientras sonrió con malicia al ver que estoy un paso más cerca, tomo la copa de vino y sigo bebiendo mientras mi mente traza las siguientes estrategias a seguir.  Para ser mitad de semana me siento de maravilla, hoy desperté con mucha energía y es por qué ya tengo al donador. Lo siento por Daniel, bueno en realidad no, por qué con lo que lo voy a ofrecer ambos saldremos beneficiados. Aunque después de esto creo que me quedaré sin secretario, no creo que sea bueno tenerlo aquí después de que me done sus semillas.  Camino por el pasillo, que va mi oficina y paro en seco al verlo allí tan temprano, está de espalda a mi, lo veo como se pasa las manos por su cabello alborotandolo un poco, es un gesto que lo hace ver sexy. Miro su espalda ancha y brazos fuertes y me hace preguntarme que se sentiría ser sostenida por ese hombre. Sonrió sacando esa pregunta de mi mente, eso jamás pasará por qué jamás dejaré que otro hombre mucho menos el se me acerque lo suficiente como para sentir su contacto.  - Joder que ya se.- lo escucho que grita por el teléfono que hasta ahora me he dado cuenta que sostiene pegado a su oreja. - necesito una semana más, aún no me han pagado, apenas estoy empezando. - dice exasperado, se queda en silencio escuchando lo que dicen del otro lado y suelta un bufido.  - Solo una semana más, no es mucho lo que estoy pidiendo, no me estoy negando a pagar. Solo pido una prórroga. Vuelve a solicitar y guarda silencio otra vez.  - Gracias, le aseguro que en una semana te dará el dinero. - dice y cuelga. - Joder. - exclama y guarda su teléfono en el bolsillo de su pantalón para girarse y verme allí de pies. -Bu...buenos...di..días... Jefa. - dice tartamudeando, pero hace unos minutos no tartamudeaba por teléfono, pienso y sonrió al confirma que lo pongo nervioso.  - Buenos días Daniel - respondo. ¿Cómo has estado? - pregunto amable.  - Bi...bien.- dice y rasca su nuca.  - Me alegra. - reposo y suelto mi sonrisa patentada número 10, es que hacer que todos caigan a mis pies. Lo veo ponerse rojo hasta la raíz del cabello pero no dice más nada, creo que quiere es salir corriendo. - Daniel. - lo llamo  - Si.. jefe.- dice mirando sus pies.  - Llama a mi abogado y dine que lo espero en mi oficina en una hora. -  - Enseguida jefe. - habla más tranquilo  - Gracias. - le digo y sonrió mientras que ingreso a la oficina.  Me me pego a la puerta y me muerdo el labio inferior, analizando todo lo que escuche de su pequeña conversación por teléfono.  Y según lo que oí, esa conversación fue muy buena para mí, le están haciendo presión y debe pagar lo que quiere decir que está hasta el cuello, y entre más precion le haga más fácil será aceptar mi trato.  Camino hasta mi escritorio y tomo una hoja y empiezo a anotar las condiciones del contrato que se beneficiosas para mí como para el. Una hora después toca a la puerta indico un adelante y por ella entra Angel Lozada mi abogado.  - Me mandaste a llamar. - dice sentandose en la silla frente a mi escritorio, sin saludos de costesia ni nada, el sabe cómo soy y siempre vamos directos al grano.  - Si, necesito que redactes tres contratos uno de confidencialidad uno de derechos y otros de beneficios, todos a nombre de esta personas, estas son la cláusula y este los bendición. - digo y deslizó el papel por encima de mi escritorio hacia el.  Angel toma el papel y lee su contenido, puedo ver el momento exacto dónde entiendo lo que ocurre, dónde sus ojos se abren a más no poder y la incredulidad pasa por su rostro.  - ¿Para que es esto? - pregunta serio cuando se recompone.  - Eso a ti no te importa, solo redacta lo que te pido, que para eso te pago, no es nada ilegal y eso es lo que te debe de importar.  - Eso no está bien, no puedes obligar al muchacho a hacer algo así. - dice poniéndose de pies.  - No le voy a poner una maldita pistola en la cabeza, el lo firmara solo si quiere, no lo obligare a nada. Así que deja el maldito drama y me traes esos contactos al finalizar la tarde.- hablo claro y fuerte poniéndome de pies y golpeando el escritorio con la palma de mi mano. - ahora sal de mi oficina y vuelve cuando esté listo lo que te pedí, de lo contrario no vuelvas más, por qué estarás despedido. Y sabes que como yo te pago nadie lo hará.  - Que sepas que no estoy de acuerdo con lo que haces. - dice  - Me importa mierda lo que opines. - le digo. - igual lo harás. Así que te espero antes de que se termine la jornada laboral. 
Lectura gratis para nuevos usuarios
Escanee para descargar la aplicación
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Autor
  • chap_listÍndice
  • likeAÑADIR