Me paré a buscar a Lisandro, lo encontré en la sala, estaba sentado en el sofá, con la mirada perdida en algún lado, sostenía un vaso de vino, lo observé tan absorto en sus pensamientos, que no quise molestarlo, regrese a la habitación, no me di cuenta cuando me quedé dormida, por la mañana al despertar, él se encontraba dormido a mi lado. Poco después se despertó y lo observé entrar al baño, poco después salió ya arreglado, estaba más callado de lo normal, como si el peso de lo que sea que lo atormentaba se hubiera duplicado. —Tengo una reunión importante, el chofer te llevará a la empresa e irá a recogerte, volveré esta noche. —Lisandro —lo llamé antes de que saliera— ¿Vas a decirme qué pasa alguna vez? Se detuvo en la puerta, con la mano en el picaporte, y por un instante pensé que

