Capítulo Dos

2506 Palabras
Cap.02: “Jimin puede llegar a ser lindo” — ¿En serio? Minni, debes dejar los pijamas infantiles — fue lo primero que oí luego de despertar. Había bajado después de despertarme debido a que mis tripas estaban comenzando a gruñir por comida. Por suerte, Jimin no había ido a despertarme pero de todos modos había ido a mi casa, como siempre. — Hazte a un lado — dije empujándolo hacia el otro lado del sofá. — ¡Oye, estaba viendo eso! — Tarde — canté. Tomé la taza de café que Jimin había dejado en la mesita pequeña y bebí un sorbo. Fui consciente de cómo Jimin se levantaba del sofá y se alejaba a quien sabe donde, yo solo tenía mi vista pendiente al capítulo de Star versus las fuerzas del mal cuando de un momento a otro un frío líquido recorrió desde mi cabello hasta mi espalda. — ¡JIMIN! — grité al verlo con un jarrón vacío en sus manos mientras reía a carcajadas — Bastardo infeliz, ¿Por qué hiciste eso? — chillé enojada. La blusa de mi pijama estaba empapada haciendo que esta se pegara a mi espalda. Mi vista se puso en rojo, y ni siquiera me di cuenta cuando ya había vertido todo el café en la sudadera de Jimin. — ¡¿Qué has hecho, Hyemin?! — gritó totalmente molesto. — T-tú comenzaste — tartamudee al ver que Jimin estaba realmente enojado. — Pero yo te lancé agua, ¡En un pijama! — ¿Y? — ¡No tengo más ropa, Hyemin! — Ay, por favor Park, vives al frente. — ¡Perdí las llaves, no las tengo! Y no pienso en salir a buscar las llaves que tiene tu madre de esta forma — apuntó a su conjunto todo sucio con café — Ahora, haste cargo de esto — dijo quitándose la sudadera, dejando a la vista sus trabajados abdominales. — Ni hablar, Jimin. Tú comenzaste esto, no soy tu maldita nana. — ¿Ves? Por eso nadie te quiere. Porque eres una antipática que cree que todos están en su contra. Si sigues así no tendrás amigos nunca. ¡oh espera!, acabo de recordar que no tienes amigos. Ups — agregó sonriendo con sorna. Las lágrimas llenaron mis ojos, pero no me permití que cayeran en frente de él. Lancé lo primero que tenía a la vista (una de las almohadas del sofá) y Jimin sólo me observó sin inmutarse. — La verdad duele, ¿No es así? — Eres un idiota, Jimin, jamás en mi vida, voy a quererte cerca de mi — le dije antes de correr hacia mi habitación. Esta vez, no fui capaz de contener mis lágrimas, las cuales caían una tras otra, sin detenerse. Una sensación extraña recorrió mi cuerpo, estaba cayendo en las palabras de Jimin, en realidad, todo lo que él había dicho era así. Con mi estúpida y odiosa personalidad, hasta el hecho de que no tuviera amigos. Jimin no volvió a intentar hablarme o siquiera disculparse, nisiquiera sé porqué esperé eso de él, si jamás lo había hecho. El solo se encargaba de destruirme y luego burlarse de las ruinas que quedaban. Por eso lo odiaba, porque tenía esa capacidad sobre mí. (...) — Caramel Macchiato y dos medias lunas, listo — oí que gritó mi madre desde la cocina. Corrí hacia a ella y tomé el pedido para luego volver a correr hacia el cliente. Mi mamá era dueña de una cafetería en el centro de la ciudad. Bueno, no era completamente la dueña, compartía los gastos y ganancias con una tierna anciana amante de la repostería llamada Sook . Aún así, había comenzado a trabajar en la tienda y a pesar de que mi madre era una de las dueñas, en trabajo para no era nada fácil. — Hyemin, ¿Podrías atender la mesa cuatro? — preguntó Sook. — Voy — respondí de vuelta apresurándome hacia la mesa. — Bienvenidos a Wings Coffee, ¿Qué les... — levanté la vista encontrándome con seis pares de ojo los cuales me miraban con una sonrisa, pero no una linda, más bien era una sonrisa de esas que te causan rechazo de inmediato — ¿Por qué los has traído? — le pregunté a Jimin con respecto a su grupo de amigos. — Se llama “obtener más clientes” y ahora debes atendernos. — Hay un montón de cafeterías, ¿Por qué no van a otra?  — pregunté con la esperanza de que se fueran. En realidad, no era el hecho de que ellos estuvieran aquí lo que me molestaba, es más, eran clientes y eso era bueno para la tienda. Lo que en realidad me preocupaba era que comenzarán a molestarme y mi madre viera eso. No quería que mis problemas la afectaran más en su atreguada vida. Una mujer viuda que había tenido que sacar adelante a su familia no necesitaba más problemas. — ¿Enserio, Park? ¿Nos has traído donde la friki? — soltó una de las mujeres del grupo — De seguro la comida debe ser... — Magnífica — la cortó Jimin al responder. Todos los ojos se posaron en él, incluso los míos — ¿Por qué me miran así, he? Vengo a comer aquí desde que soy un niño, sé cómo es la comida. Ni él, ni sus amigos me hicieron caso y permanecieron en el local. Mientras que yo, rogaba para que no me dijeran o hicieran algo contra mi. — ¿Tus amigos? — preguntó mi madre mientras tomábamos un descanso. — Pff, menos mal que no — dije viendo como todos reían al unísono. En realidad, ese también era otro motivo por el cual odiar a Jimin; él lo poseía todo, tenía a sus dos padres (los que a pesar de estar separados de preocupaban por él), tenía a los amigos que quisiera, y siempre terminaba consiguiendo lo que quería. Mientras que yo solo tenía dos amigos los cuales vivían demasiado lejos como para velos seguido, tenía que esforzarme para conseguir lo que quería y difícilmente lo obtenía, y bueno, mi padre. Él murió cuando iba a cumplir un año, no recuerdo nada de él y mi madre no le gusta hablar mucho sobre el tema. Ni siquiera tenemos fotos, pero yo había encontrado una a la cual guardaba como un tesoro. Una ola de "ooh" resonó por la tienda, haciendo que mi atención se fuera hacia el grupo que había provocado eso. Junto a ellos, una malteada ensuciaba el piso. La mirada de Jimin se encontró con la mía y mostró su típica sonrisa burlona. — Eh, debes venir a limpiar esto — me llamaron en medio de las risas. Lo habían hecho a propósito, de eso estaba segura. — Creo que es mejor irse — dijo Jimin levantándose, y de inmediato todos lo imitaron, pasando por sobre la malteada derramada creando un camino con sus pies sucios hasta la salida. Fui en busca de algunos líquidos y palas para poder limpiar antes de que se secara y fuera aún más difícil remover la malteada del piso. Un par de zapatillas aparecieron junto al lugar que limpiaba. — ¿Puedes irte? Creo que ya hiciste demasiado — dije sin siquiera levantar la vista, de todos modos ya sabía quién era. — Vete. — ¿Acaso estás jugando al príncipe azul, Park? Dios, él es tan bipolar — susurré lo último. — No te ilusiones, minni. Mi turno comenzó y si quiero dinero debo hacer algo. — ¡Pero si ni siquiera trabajas aquí! — Sook dijo que me pagaría por ordenar — dijo encogiéndose de hombros — No hagas esto más difícil, Hyemin. — ¿Sabes lo que es difícil, Park? — Tu vida, Si si lo sabemos. Mira, ya Te he ahorrado un sermón, ahora ¿Puedes dejarme limpiar esto, por favor? — Eres borde — murmuré pasando por su lado. Caminé hacia una de las mesas y me senté ahí. A pesar de que sólo llevaba cinco horas en la tienda ya estaba agotada. Los clientes se habían ido, era tarde y casi nadie de veia pasar por las calles. Tomé me celular y como siempre, los único mensajes que tenía eran lo de los chicos. SOS Jeon cosa 2 Hyemin¡! Dile a Tae que no se enoje conmigo :c Kim cosa 1 Hyemin, dile a Kook que no estoy enojado con él. Jeon cosa 2 ¿Qué? Pero si nisiquiera me respondes! Kim cosa 1 Hyemin, dile a Jungkook que no estoy enojado. Jeon cosa 2 Tae, escríbeme algo, lo que sea TTuTT Kim cosa 1 Algo, lo que sea. Jeon cosa 1 NO TE ENOJES, TAEHYUNG Solo fue un golpe sin querer. Kim cosa 1 No estoy enojado. Jeon cosa 2 ¡Me hablaste! lml Si estás enojado, porque a todo le pones punto final Hyemin ¿Me pueden explicar lo qué está pasando? Kim cosa 1 ¡Hyemin! Lo que pasa es que la cosa dos estaba jugando soccer y me golpeó Hyemin Pudo haber sido un accidente, Tae Kim cosa 1 No si después de golpearme gritara "le di a Dumbo" Jeon cosa 2 JAJAJSJJAJAJS FUE ÉPICO Hyemin JAJAJAJA lo siento, Tae Pero le salió genial. Kim cosa 1 ¡Pero Hyemin! pensé que eras de mi bando :( Son unos idiotas Kim cosa 1 ha salido del grupo. Jeon cosa 2 Creo que ahora sí se enojó. Hyemin Déjalo, quizás anda en sus días. Despegué la vista del móvil notando que un par de ojos me miraba detenidamente. — ¿Por qué me miras así? — espeté. — Wow jovencita, yo no tengo la culpa de lo que te haya pasado. — Lo siento, ma — me disculpé dejando a un lado el móvil. — ¿Por qué estás así, Hyemin? Mi vista se fue de inmediato al chico que ordenaba las sillas de la terraza y escuché reír a mi madre. — Hye, Jimin no es un chico malo. — Lo dices porque a ti no te molesta todo el día — gruñí y volví a oír su risa. — Jimin puede llegar a ser muy lindo si se lo propone. — Já — solté sin gracia — Quizás si, con cualquier persona que no sea yo. — Ay, Hyemin. Si miras bien dentro de él, te darás cuenta que es un buen chico. — A veces siento que lo quieres más a él que a mí — murmuré. — ¿Hablas de mi? — preguntó Jimin acercándose a nosotras. — Con permiso — dije antes de salir de ahí. Lo menos que quería era comenzar a pelear con Jimin delante de mí mamá. Me alejé un par de mesas, viendo como Jimin me robaba el amor de mi madre. Mi celular vibró con un mensaje y de inmediato quité mi atención de Jimin. Kim cosa 1 Agrégame al grupo otra vez 7-7 (...) Paz, tranquilidad, relajación. Espera, esto era demasiado perfecto para ser día lunes. Me desperté asustada y de golpe miré la hora de mi despertador: 07:45 — ¡Voy tarde! — grité. Rápidamente busqué mis cosas para el colegio, incluso revisé el calendario dos veces para cerciorarme de que era día lunes (no cometería ese error dos veces). Cuando estaba lista bajé de inmediato; no tenía tiempo para el desayuno y mi madre había salido temprano así que ni había nada listo. Cuando salí del departamento corriendo retrocedí unos pasos de vuelta hacia el departamento de enfrente. Jimin. — ¿Y si… — me armé de valor y golpe un par de veces antes de que un muy enfermo Jimin saliera a abrirme. Nisiquiera me dió tiempo de preguntarle algo cuando comenzó a caminar hacia su habitación y lo seguí, después de todo ya iba tarde a clases. Jimin llegó a su cama y se envolvió entre las sábanas, su rostro lucía pálido, con unas muy marcadas ojeras debajo de sus ojos y su cabello estaba desordenado. — ¿Estás bien? — pregunté y me golpeé mentalmente por hacer una pregunta tan estúpida. — ¿Me veo bien? — gruñó asomando solo sus ojos. — En realidad no, te ves más peor que lo de costumbre. — Ja ja, ¿A que viniste? — dijo justo antes de toser — ¿Te has preocupado por mí? — Ni hablar, solo pensé que te habías dormido y nada más. Ahora me voy — dije antes de voltearme hacia la salida. — Espera — me detuvo — ¿Me vas dejar solo? — asentí en respuesta — ¿Nisiquiera te doy un poco de pena en este estado? — esta vez negué — No he dormido ni un poco, las piernas y las manos me tiemblan y creo que me estoy quemando — rodé mis ojos por el intento de Jimin para darme lástima, y lamentablemente lo había conseguido. Miré la hora en mi celular, eran las 08:14. Bah, quizás si iba nisiquiera me dejarían entrar. Quité la mochila de mi espalda y me saqué la corbata, odiaba esa cosa, sentía que me asfixiaba. — ¿Si te quedarás? — asentí — ¿Es enserio? — Si, Jimin — alargue el si. Jimin ya me estaba comenzando a molestar — Quizás si te ayudó, podrías agradecerme haciendo mi vida un poco menos horrorosa. — Yo no vuelvo tu vida horrorosa, solo la vuelvo más emocionante. — Idiota — mascullé. (...) La luz del sol se había esfumado casi por completo y seguía en el departamento de Jimin. Le había enviado un mensaje a mi madre diciendo que no había ido a clases y estaba segura de que si no le hubiera comentado que me había quedado con Jimin ella se hubiese enojado y quizás hasta me hubiese castigado. — Oh, despertaste — dije mirando a Jimin, el cual había estado casi toda la tarde durmiendo. Repentinamente se quitó la sudadera y la tiró a un lado, sus mejillas estaban un poco rojas, pero sus ojos estaban muy oscuros e incluso rojos. — ¿P-por qué hiciste…eso? — tartamudee cuando lo vi acercarse. — Tengo mucha calor, Minni — se acercó a mí e hizo qué nuestras mejillas se tocaran haciéndome sentir que su temperatura estaba demasiado elevada. — ¡Por Dios, Jimin. Estás ardiendo el fiebre! — él solo rió y tomó mis mejillas entre sus manos. — ¿Te das cuenta de que justo ahora estamos más cerca de lo que no hemos estado en años? — Jimiiin — alargué quitando sus manos. — ¿Por qué creciste, Minni? — preguntó acercándose nuevamente. — Porque eso hace la gente. Ahora, ¿podrías alejarte? — No hasta que te cases conmigo, Hye. — ¿Park? La fiebre te está afectando demasiado — y de seguro era así. Hace unos meses mi temperatura se había elevado tanto que me hizo alucinar y decir cosas sin sentido, incluso mi mamá dijo que llamé a Patch Cipriano para que viniera a buscarme. — No creo que nunca me canse de ti, Anastasia — dijo, y su frase resonó en mi cabeza. — ¿Anast...? Jimin, ¿Acaso estuviste leyendo las cincuenta sombras de grey? — Corrección, fue cincuenta sombras más oscuras. Tengo que entretenerme mientras te espero, no sabía que te gustaba lo sadomado. — Cállate, Jimin — chillé avergonzada. De un momento a otro Jimin se abalanzó sobre mi, quedando con su frente pegada a la mía, me envió una sonrisa perezosa y cerró sus ojos. — Minni, yo... Yo estoy muy, muy… cansado — dijo haciendo que nuestras narices  se rozaran — ¿Quieres saber  mi secreto, Hyemin? A puesto a que ni te lo imaginas, porque... mi cabeza duele mucho, auch— fue lo último que dijo antes de caer desmayado sobre mí. Así fue como uno de mis días había terminado, con Jimin en el hospital en donde lo inyectaron a él y a mi por precaución, y finalmente con mi mente recordando lo que Jimin me había dicho. ¿Te das cuenta de que justo ahora estamos más cerca de lo que no hemos estado en años? 
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