Después del "intercambio de palabras" que tuve con Bruna; de esa discusión que no pasó a mayores porque controlé mi carácter y mis ansias de siempre llevar las de ganar, las cosas continuaron su transcurso natural. Las horas siguieron corriendo al igual que los días, las semanas, y los meses. A diferencia de mi pasaje fugaz por el Medio Oriente y tras haber regresado a Italia, no fue mi mayor anhelo congelar el tic tac del reloj, o estancarme en una fecha determinada. Simplemente al tiempo lo dejé ir, ser y desaparecer; y a pesar de que no fui feliz, que me sentí vacía, o que una parte de mí estaba rota, siempre rehaciéndome de entre las cenizas me volví la mejor versión de mí misma. Luego de aquella pequeña pelea con mi mejor amiga, la cosa cambió. Bueno, en realidad se mantuvo en

