A veces no sabe qué demonios hace con su vida pero piensa de seguro no va en el camino correcto, ha estado tan cansado de la vida que lleva en la escuela que suele despertarse tarde y obviamente suele llegar tarde, ya va una semana entera y el director de seguro está pensando en ponerle su nombre a una silla en su oficina donde su trasero pueda descansar mientras que sus oídos sufren sus incansables sermones del cómo debería interesarse por la vida escolar y por su futuro, pero muy muy en el fondo él sabe que de nada sirve que se lo diga si luego de cinco minutos se le olvida por completo.
De hecho, no tiene ni la menor idea de por qué está teniendo está teniendo una conversación en su cabeza mientras está en clases, tal vez será porque el profesor de matemáticas es bastante estresante con sus fórmulas y números tan complejos. Eso le estresa lo suficiente como para querer perderse en sus pensamientos en vez de prestar atención a la clase.
Cree que el director debería entenderle, de hecho, todos deberían entenderle, la vida de la preparatoria es lo peor, cualquier paso en falso y marcarás de por vida tu estadía en la escuela, y gracias a un mal entendido ha quedado aislado de todos a su alrededor, nadie le habla, se encuentra solo, todos hablan de él como si fuese un extraño o un rarito, solo tiene un único amigo y aun así no suelen hablar mucho, opina que su personalidad es bastante pesada para terminar de completar el paquete. Todos piensan que es un buscapleitos y un mal estudiante, el hecho es que nadie lo entiende, menos mal que pronto empiezan las vacaciones de verano, y aunque tenga que trabajar por lo menos se liberará de la escuela por un mes.
—Drake espero que hayas prestado atención, el examen es mañana así que espero que llegues temprano —el profesor se dirige solo a él cuando piensa reprender a otros por igual, básicamente todos le miran en clases cuando regañan a alguien pensando que ha sido él. Jamás pensó que ser el centro de atención sería tan estresante.
—Por supuesto profesor el hecho es que saldré muy bien —responde mientras por dentro no tiene idea de nada de lo que dice ni mucho menos del examen. Le da bastante rabia que cada vez que dice algo o llega a un lugar todos murmuran cosas sobre él, aunque en realidad no le importa que todos le tengan miedo, supone que así no le molestarán, aunque pase los días casi estando solo. Y justo como lo pensó, el día del examen solo colocó su nombre y respondió solo una pregunta, ni se molestó en estudiar, así que obviamente lo reprobó, pero ya habrá oportunidad de aprobar luego del verano.
—¡Hola! ¿Qué cuentas chico brabucón?
Y este es prácticamente su único amigo Nate, él es el único que creyó su parte de la historia cuando corrieron los rumores de que golpeó a cuatro chicos del equipo de fútbol solo porque no quería que vieran a una chica, es un chico popular pero aun así se junta con Drake de vez en cuando para jugar un poco de basquetbol.
—¿Qué me dice el chico más popular de la escuela? —le pregunta incluso cuando sabe lo que responderá. Después de todo al ser popular su vida es más interesante.
—Bueno ya sabes, he estado un poco por aquí y un poco por allá —responde como si estuviese cansado de la vida que lleva, no teniendo idea de que está mejor así. —el equipo de baloncesto me ha tenido ocupado y los exámenes finales también.
—Imagino que tu novia también te ha mantenido a raya —dice para molestarle un poco, aunque él no es de los que se molesten fácilmente.
—Ya sabes cómo es —le afirma.
—¿Celosa, mandona y enojona? —indica y Nate sonríe. Obviamente lo sabe, pero aun así le quiere.
—Sabes que solo intenta cuidarme —responde.
—Pues sus métodos son bastantes extremistas ¿No crees? —le pregunta.
—No me molestan en lo absoluto —dice Nate, y claro que no le molestan porque básicamente su novia odia es a Drake.
—Rara vez algo te molesta —dice y desvía la mirada a los árboles que están fuera de la cancha.
—Sí, bueno hay algo que me molesta bastante —sonaba a que lo retaba.
—¿Y eso que sería? —vuelve a verle.
—Jugar con una tortuga que no sabe mover el balón —le lanza el balón y Drake lo atrapa.
— ¡¿Ah sí?! Ya verás.
Luego de un par de partidos Nate siempre vuelve a la escuela para estar con su novia, o con las personas que lo elogian, Drake suele irse a casa y aunque nadie lo espera allá se siente mejor estando solo en un lugar donde puedo ser él mismo, donde puede ahogar sus penas tomando chocolate caliente y viendo series o jugando todo el día en el pc. También le parece raro no tener una novia, no es que sea feo, sus facciones no son desagradables, sus ojos son color verde y su cabello es un poco ondulado, tampoco posee un color de piel muy obscuro, pero por alguna razón solo consigue que le vean de mala manera. Verdaderamente la suerte no está de su lado.
Ya empezaron las vacaciones de verano así que por un mes puede olvidarse de cuadernos, libros y profesores, y enfocarse en trabajar y descansar de tanta presión y de tantas personas ignorantes. Trabaja medio tiempo en un restaurante de mesero y es el que prepara los cafés, es un trabajo tedioso, pero le pagan lo suficiente como para comprarse algunas cosas que quiere y poder ahorrar también.
Los fines de semana suele quedarse hasta tarde, mientras no haya clientes hasta las nueve de la noche puede cerrar, pero si hay no puede hacerlo hasta que no quede nadie a quien atender, es una de las políticas del lugar. Ese día eran las 8:57p.m y estaba a punto de cerrar mientras escuchaba como caía la lluvia fuera del local cuando una chica entró sacudiendo su paraguas, él ni siquiera se había dado cuenta de que estaba lloviznando, solo quería irse a casa y ahora tendría que quedarse más tiempo, pero trabajo es trabajo, el jefe le mataría si envía a alguien a casa antes de las nueve.
—Bienvenida —dice al acercarse a la mesa donde la chica se encuentra. —¿Qué desea ordenar?
—Ehm ¿Podría traerme el menú por favor? —le dice sin voltear la mirada.
—Con gusto —respondió. Mientras le llevaba el menú la chica se quitaba una gorra que tenía puesta, y fue ahí cuando se percató de lo hermosa que era, incluso se sonrojó solo con verla.
—Aquí tiene el menú —lo colocó en la mesa junto con una toalla seca y un vaso de agua.
—Gracias —esta vez volteó a verle de manera fugaz pero incluso durante esos segundos pudo admirar lo hermosa que era. Sus ojos son color obscuro pero su cabello es de tono claro y ondulado en las puntas, tiene los labios muy rosados y sus facciones son finas, así como su nariz, casi parece que estuviese operada. Luego de ojearlo un minuto decidió lo que iba a ordenar.
—Me gustaría un capuchino doble y un pan de chocolate por favor —señala en el menú.
—En seguida le traigo su orden —responde Drake amablemente.
Sus manos ya no daban para más, había pasado el día tomando órdenes y limpiando mesas ni siquiera se había podido sentar, luego de esperar que la chica se fuera se dispuso a cerrar el lugar antes de que alguien más quisiera entrar, pero antes de salir se dio cuenta de que la misma chica había olvidado su celular, al cerrar el restaurante se quedó a esperar un poco a ver si regresaba, pero no hubo señales de que se hubiese dado cuenta.
—Creo que mejor me voy, tal vez mañana aparezca, yo ya estoy cansado —se dijo a sí mismo.
Es difícil llegar tarde a casa y estar solo, calentó unas sobras del restaurante y se dispuso a darse un baño con agua caliente para relajarse. Luego de comer encendió la televisión, pero lo último que recuerda es a sí mismo bostezando y sus ojos cerrándose poco a poco.