Capítulo 117. La furia de Alexander

2779 Palabras

El semáforo cambió a verde, obligando a Reinaldo a concentrarse nuevamente en la carretera, aunque su mente seguía llena de imágenes de Charlotte. —Llegaré en la noche, espérame preparada. Te amo y come bien, ¿ok? —se despidió, con la promesa de lo que vendría colgando en el aire entre ellos como un perfume embriagador. Terminó la llamada justo a tiempo para cruzar la avenida y estacionar frente a una panadería famosa y lujosa de la ciudad. El aroma a pan recién horneado y café de primera calidad llenaba el aire, prometiendo un desayuno exquisito. Sin embargo, Reinaldo apenas podía concentrarse en la perspectiva de la comida, con su mente dividida entre querer estar con Charlotte y la conversación pendiente con José Manuel. Minutos después… El sol de la mañana bañaba la terraza del es

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