En aquel elegante y distinguido restaurante la mayoría de las personas disfrutaban de su cena, sin embargo, en un rincón otras estaban viviendo un momento muy tenso. Dylan seguía inmóvil y congelado observando la mesa de Deva, Steffy continuaba bebiendo y comiendo sin vergüenza más que mal, nada de eso lo pagaría ella, y el mesero estaba preocupado porque alguien se dignara a pagar la enorme cuenta, mientras tanto eso ocurría Deva se levantaba con calma de su silla y emprendía rumbo hacia su “marido”. Caminó a paso lento y sigiloso por que quería disfrutar unos segundos más la cara de sufrimiento de Dylan, al fin esa rata inmunda le iba a pagar todos los malos momentos que le había hecho pasar. Una leve sacudida dio el abogado cuando la mano delgada de Deva tocó su hombro, cerró los ojo

