Capítulo VIII. Las cuatro estaciones

2027 Palabras
Narrador omnisciente. Las calles estaban tranquilas, las personas estaban buscando regresar a sus casas después de un duro día donde existía una pregunta colectiva sin responder: ¿Por qué me levante de la cama el día de hoy? El día de hoy fue muy duro y estresante para todos los habitantes del Reino porque el grupo de "Las cuatro estaciones" había estado haciendo de las suyas, durante el transcurso del día el grupo había estado atacando lugares diversos causando que el segundo grupo policial se dividiera sin ninguna otra opción para poder vigilar mejor. Durante los últimos tres meses los policías se dividían en dos grupos: Los cazadores, que buscaban repeler a los miembros de las cuatro estaciones que amenazaban con el equilibrio dentro de los muros empujando a las personas al desorden y el grupo de inteligencia compuestos por los "héroes" del país que buscaban al "Asesino fantasmas" apodado de esta manera en los medios de comunicación por la manea que tenia de escapar del radar de los oficiales. El cielo estaba oscuro, las personas se apresuraban en buscar el resguardo de las cuatro paredes que llamaban hogar pero una persona encapuchada estaba caminando al contrario que la marea de personas, estaba entrando al distrito industrial donde el aire era pesado y partículas de minerales peligrosos flotaban en el aire que respirabas. Levanto la cabeza para ver con sus ojos negros la noche, la luna estaba presente bañando las calles con una luz fantasmal dando un aspecto sombrío, no habían nubes a la vista que cubrieran las pequeñas estrellas que pasaban a saludar. Era sorprendente como a pesar de la contaminación lumínica* algunas estrellas estaban peleando con uñas y garras para hacer su aparición, el joven ladeo la cabeza pensando que se debía a la voluntad de la naturaleza en recordar que estaba presente. Dos estrellas brillantes era lo único que podías ver, bajo la cabeza continuando su camino hasta el punto de reunión pero escucho un trueno, detuvo sus pasos puesto sabia lo que venia. Un rayo cayo en el suelo frente a su persona, llevo una de sus manos a la altura de sus ojos para evitar quedar aturdido por el resplandor. Escucho que las personas a su alrededor gritaban ante aquel rayo repentino. Espero unos minutos, las personas comenzaron a correr desesperadas pero el joven únicamente levanto la mirada para ver el firmamento con desafió. Las nubes aparecieron rápido, sin ser notadas por la mayoría de las personas que estaban huyendo antes de ser la hora del toque de queda pero ahora tenían otro motivo por el cual huir en desesperación. Evitar ser pollo asado. Algo del mundo exterior había traspasado sus muros nuevamente. El joven negó con la cabeza, antes de empezar a caminar mientras varias preguntas sin respuesta aparecieran en su cabeza: ¿Dónde quedo las valentía? ¿Qué paso con las ganas de luchar contra toda probabilidad para conseguir un mundo mejor? Sus antepasados antes de los desastres naturales conocidos como "La primera linea de fuego" estarían muy decepcionados de la humanidad en este momento. Las nubes comenzaron a lloraban, estaban llorando con desesperación dejando caer las gotas de color trasparente en las calles. Las gotas de agua que parecían inofensivas se habían convertido en unas peligrosas, era una lluvia ácida* que causaba que todo lo que la misma tocaran se derritiera levemente, algunos rayos eran la compañía de aquellas gotas mortales. Los rayos caían en picada en contra de las calles pavimentadas causando pánico en las pocas personas que aun estaban allí, esperando a que la lluvia disminuyeran para salir corriendo hasta su destino. El joven misteriosos comenzó a caminar sin importar el ardor que estaba traspasando sus prendas de ropa, tenia un lugar al que ir, buscaba llegar al subterráneo. La persona desconocida caminaba a pasos lentos esquivando cuerpos, cuando llegó a su destino miro las escaleras vacías con tenue iluminación. Empezó a bajar las escaleras cuando unas sombras aparecieron en las escaleras, temeroso de quienes eran en realidad esas personas metió la mano rápidamente en su chaqueta hasta encontrar el mango de la pistola de plasma, sus dedos se cerraron en el mango causando que su corazón palpitara desesperadamente. Se quedo de pie, esperando a aquellas personas preparado para sacar sus arma con el objetivo de disparar a diestra y siniestra. Las siluetas con los minutos se volvieron personas, era una familia de tres personas que se acercaban al principio de la escalera, su pequeña hija estaba dos escalones delante de sus progenitores subiendo las escaleras con saltos como un pequeño conejo del campo donde alguna vez logro ir de visita en un absurdo viaje escolar. La pequeña ladeó su cabeza en sus ojos aún había una inocencia sobre la verdadera naturaleza del mundo que la rodeaba, sus ojos azules grandes se quedaron mirando a la persona que estaba en el pie de la escalera.  — Tu suéter está quemado por la lluvia — Su voz era extremadamente tierna causando que el desconocido sonriera debajo del tapabocas — Tengo un paraguas, ¿Quieres que te lo preste? En ese momento, aunque la pequeña niña parecía un ser insignificante e su vida. Causo que el joven comenzara a recordar que no era únicamente un rebelde que sabia disparar para sobrevivir en un mundo hostil, saco de manera despacio su mano alejándose de ese camino de matanzas momentáneamente. Le dedico una dulce sonrisa a la chica mientras sentía las lagrimas empezar a nacer en la parte posterior de sus ojos. Recordó por quién estás luchando, por quién se había convertido en uno de los criminales más buscados, recordó que era un rebelde que buscaba dar a aquellas nuevas generaciones lo que siempre anheló. Su libertad. Una libertad que sus padres vendieron cuando cumplió los cincos años que era la edad próxima de aquella pequeña niña. Se colocó en cunclillas, ladeó la cabeza a la derecha mirándola atentamente antes de negar rápidamente con la cabeza ante la idea que tenia, o mejor dicho ante la fuerte necesidad de proteger a esa niña. Se levantó, estiro una de sus manos para acariciar los cabellos rizados contrarios cuando escucho el jadeo de la joven pareja.  — Hija, ven aquí — Dijo la señora espantada, en ese momento se dio cuenta que la madre había notado la insignia en su brazo medo descubierto porque el suéter estaba destruido — ¿Podemos darle mi paraguas de unicornio a este hombre? — Ella se acercó a la mujer, mientras ella la escondía detrás de su falda — Va a mojarse mamá, dijiste que deberíamos ayudar a cualquiera  — Eres un monstruo — Dijo el padre, mientras sacaba su arma del cinturón demostrando que era parte de los cazadores, pero por su ropa de civil no estaba en servicio — Daniela saca a nuestra hija de aquí  — No es momento de ser un héroe, Nina esta aquí ¿Quieres que vea la violencia que ves a diario? — Dijo su esposa claramente asustada — Por favor, perdona nuestras vidas  — No les haré nada, no son mi objetivo — Dijo el ser con el tapabocas, miro de reojo a la pequeña niña que no demostraba miedo — Ella aún no tiene la marca del gobierno, eso es extraño viniendo de la hija de un cazador — Aún... — La mujer bajo la mirada — No quiero que tenga esa marca, quiero que viva como vivimos antes  — Confenso bajo la cara de sorpresa de su marido  — Entonces, oculta el hecho que no tiene una marca en su brazo, ponle manga larga — Dijo ese ser para empezar a bajar las escaleras. Escucho como la niña pequeña se despido mientras bajaba por las escaleras con molestia, una figura estaba recargada en una de las paredes con el pie apoyado en las baldosas apunto de caer. Era una chica con cabello rubio evidentemente falso junto a uno lentes de sol, ella se dio cuenta de la presencia agenda causando que una ligera sonrisa apareciera en sus labios.  — Tardaste un poco — El joven bajo la capucha que lo cubría dejando al aire algunos mechones sueltos — ¿Por qué? — indago por su propia seguridad, ella había visto a la familia también  —  Me encontré con una familia, no quieren marcar a su hija como nos marcaron a nosotros — Comentó tranquilo, antes de buscar en su bolsillo una caja de cigarros — Nuestras campaña están funcionando  — Las reuniones clandestinas han causado una fuerte duda en los habitantes de está cuidad — Ella arranco la caja de cigarrillos de los dedos del joven causando una fuerte molestia — Puedes destruiría tus pulmones después de nuestro trabajo El joven estaba apunto de hablar pero unos pasos los alertaron, se quedaron en silencio esperando que bajarán mientras una de las manos del joven volvía a buscar el frió tacto del metal de la pistola de plasma. La mujer que había escondido a su hija de él, ahora estaba a su lado con un paraguas  de unicornio en la mano. — Siento dejar que mi marido te llamará Monstruo pero debíamos mantener las apariencias — Ella le ofreció el paraguas que en seguida fue tomado — ¿Ustedes de verdad nos liberarán a todos de estos códigos?  — Nuestros ancestros eran libres, podía elegir lo que querían en la vida — La chica se cruzo de brazos— Eso es nuestro objetivo, al igual que salir de los grandes muros — Si llegan a necesitar dinero u otra cosa pueden venir a mi residencia, me imagino que sabrán donde es — Ella salió corriendo escaleras arribas mientras se escapa arrastrando su vestido. Ambos se quedaron mirando a la mujer subir las escaleras, escucharon sus pasos en silencio dejando que un montón de interrogantes llenarán sus mentes pero las mismas fueron destruidas cuando recordó lo que esperaba. Un mundo sin líderes que lo llevarán a la ruina, donde el podría hacer lo que más deseaba, donde podía casarse con Umi, la joven frente a él.  — Asaltar el Palacio Real es un suicidio — El se colocó a su lado, ambos recostados sobre la pared vestidos de n***o — ¿Por qué nos eligieron ha nosotros?  — El asesino necesita tiempo — Se encogió de hombros — Las investigaciones están rápidas, debemos frenar eso con un susto en el palacio — Porque si lo hacemos... deberán estar buscándonos a nosotros — Ella sintió con la cabeza, el joven dudo varios minutos antes de volver a hablar — ¿Dejaremos a alguien con vida? — Ella suspiró sobando el puente de su nariz — Me gustaría que no fueras tan idiota y agresivo — Coloco ambas manos detrás de su espalda, dejando que sus pasos resonaran contra las baldosas— Mataremos a unos cuantos guardias — Es estúpido, pero las órdenes del jefe no las podemos violar — El chico comenzó a caminar a su lado, bajando hasta el subterráneo para usar las lineas del metro  — ¿Nos esperan allá?  — Si, del resto todo está listo (...)  La lluvia se había detenido, pero aún de los techos caía un poco de ácido causando que las personas no tuvieran el valor para poder salir de sus casas. Eso era una bendición para el grupo de las cuatro estaciones más buscados en ese momento, la chica estaba usando unas botas magnéticas que le permitían subir las grandes paredes de platino que eran los muros del palacio.  — ¿Los guardias centinelas están muertos? — Preguntó el joven mientras sacaba la espada de un cuerpo con un sonido asqueroso, guardo la espada de metal en su esplada  — Erik, deja de preocupa por eso ¿No fuiste tu quien lanzo el paralizador? — Ella termino de subir, notando que los guardias estaban sin vida en el piso — Esta despejado por ahora, todos pueden subir ¡Terminemos con esto! ❤️❤️❤️❤️❤️❤️❤️❤️❤️❤️❤️❤️ Escrito: 10/ Septiembre /2021 Publicado: 12/ Septiembre /2021 Hora: 10: 00 pm. Venezuela Editado:
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