Capítulo 2

3081 Palabras
CRISTOBAL ―Felicidades, Cristóbal, te lo mereces ―me dice Amanda, una de las cajeras, una vez que estamos en el comedor, turnándonos para el descanso, yo les he invitado el refrigerio de la noche y comentado que es posible que sea ascendido. ―Sí, así es; llevas años haciendo el trabajo al puerco oloroso ese, ya era hora que te tomaran en cuenta ―interviene Mauricio, quien es el charcutero nocturno. ―Gracias, chicos, de verdad que ustedes han sido de apoyo para todo esto, sin ustedes no lo hubiera logrado y espero realmente avanzar en todo esto y que sea bueno para ustedes también. Luego de mis palabras, retomamos el trabajo y pasadas las doce de la mañana iniciamos los turnos de descansos, ha empezado a llover y decidimos descansar mientras no lleguen clientes, será una madrugada muy solitaria. Tomo mis apuntes y mi laptop para poner al día mis actividades, raudo y concentrado termino en dos horas, entonces soy consciente de que la lluvia ha aumentado en intensidad así que todos buscamos un lugar donde descansar y esperar que llegue el primer turno del día para reemplazarnos. A las seis en punto salgo despidiéndome de todos, subo a mi auto y me apresuro a mi apartamento para cambiar y luego buscar a  Cindy e irnos a la universidad. Durante el trayecto intento decidir se contarle la buena nueva, pero declino por esperar a ver la entrevista de la tarde y en realizar algunos planes con los que quiero sorprenderla. */ */*/*/*/*/* Una ducha rápida, cambiado y perfumado imprimo los trabajos, preparo todo incluido mi café, el té n***o con leche de ella, nuestro desayuno y me encamino hacia mi coupé para llegar a mi destino próximo. Detengo mi auto frente el portón de la entrada principal y marco el timbre exterior, fijo mi vista en la cámara de la esquina y enseguida la puerta se abre, para cuando llego a la casa Cindy viene saliendo ya, lleva un vestido tubular gris plomo una chaqueta negra y sandalias altas de corcho negras, su bolso lateral, sus lentes oscuros, el hermoso cabello suelto ondulante a cada movimiento de delirante cuerpo; mi reacción no se hacer esperar aun así salgo rápido del auto y me acerco hacia su puerta para ayudarla a subir. ―Buenos días, princesa ―digo y solo asiente con su cabeza, mentalmente suspiro, esto será para un buen tiempo. Cuando subo al auto me coloco el cinturón y noto que ella ya lleva el suyo, aun así me deleito mirándola, luego de encender el auto comienzo nuestro camino hacia la universidad, ya en la vía me arriesgo a romper su burbuja de aislamiento y le indico: ―Princesa, tu té va allí ―informo señalando los portavasos que lleva los termos de ambos. ―Ujum ―solo murmura mientras lo toma y sin poder evitarlo dejo salir el aire retenido, realmente su forma enojada es muy difícil de llevar, pero qué no daría yo por esta mujer, por mí mujer. El camino se hace eterno aunque fue rápido, llegando tomo mis cosas y el termo con mi café  doy la vuelta al auto llegando a su puerta, abriéndola para que ella salgo con la elegancia que siempre la caracteriza, se sujeta levemente de mi mano  y una vez esta fuera del auto la suelta con indiferencia, camina con firmeza y se va aleja de mi sin mirarme, me joden estos momentos donde lleva las cosas tan extremas. Cierro el coupé y continuo mi andar tratando de alcanzarla, nos nivelamos a los pocos pasos y sin decir una palabra nos dirigimos hacia el aula donde tiene su primera clase. ―Quieres el desayuno que preparé ―consulto ―Ya desayune, nos vemos en la salida. Zanja y entra a su clase, me dirijo hacia la mía resignado, pero pensando que pronto lograre complacerla en algunas cosas y que dejaremos esta etapa de molestia atrás, al entrar veo a Emy ya instalada en nuestra mesa la que hemos compartido por toda la carrera; ahora nos quedan media hora antes de que el profesor se haga presente, así que me siento dándole el típico empujoncito de hombros. ―Ey, Sir Cristóbal, como amanece el inframundo hoy ― me saluda con burla refiriéndose a mi relación con Cindy. No es que se lleven mal, pero tampoco son las mejores amigas de hecho ella es mi mejor amiga siempre está a mi lado e incluso cuando inicie con Cindy fue tan leal conmigo que se alejó en una oportunidad al ver que los celos de mi novia aumentaban si nos veía mucho juntos, pero me di cuenta a tiempo y pude retomar mi amistad, cosa que no alegro a Cindy pero en eso no di mi brazo a torcer pasamos semanas separados y verla me carcomía el alma realmente estoy idiotizado por ella como dice Em y muy cierto es sin embargo no lo cambiaría por nada en el mundo ya que ella lograr llenarme de felicidad. ―Estamos en la fase uno ―comento mientras saco las dos viandas de mi bolso junto a mi portátil y le tiendo la segunda a ella. ―Adoro que tu mujer se moleste contigo, me toca desayuno gratis y el café ―pregunta riendo y yo volteo los ojos y le tiendo mi termo mientras ella aplaude en pose infantil mientras yo comienzo a ingerir la tortilla española con las tostadas ―¡Oh! Yogurt griego, granola y melocotones en almíbar ―continua con su burla y yo solo resoplo, realmente no me molesta pero de verdad es intensa. ―Solo come en silencio, Emy, sino la próxima te traigo cerdo frito ―Y ahora yo soy el que sonríe mientras ella se les descompone la cara ―Eres un maldito ―murmura mientras cierra los ojos y da un trago al café seguro tratando de sacar de su cabeza la imagen de su cerdito cocido en la mesa de la casa de su bastardo padre uno de sus cumpleaños.          ―Perdón ―digo sincero y arrepentido ―prometo traerte algo diferente mañana y además traeré chocolate como te gusta ―ofrezco mientras mi brazo se posa sobre sus hombros y le acerco más a mí. ―Bien, te perdono mañana cuando lo tenga en mis manos, y ahora cuéntame que ha pasado ahora. ―Bastarda ―le digo mientras reímos y yo entre los bocados de mi desayuno le cuento y su cara siempre es la misma así que se lo que piensa, pero también sabe la especie de acuerdo que tenemos; de no intentar convencerme de dejar a Cindy. ―Bueno entonces que piensas hacer dejaras el trabajo ―cuestiona mientras recoge los envases y dejamos la mesa lista en espera del profesor. ―No, para nada, menos ahora que me han ofrecido el puesto de gerente nocturno ―su sonrisa es tan sincera que mi corazón late de felicidad, porque sé que ella celebra mi triunfo así como me sostiene en los tropiezos y me levanta de los fracasos. Sus brazos me rodean y besa repetidamente mi mejilla, mientras me mueve de lado a lado sin soltarme. ―Lo sabía, sabía que tanto esfuerzo valdría la pena. ―Imagina, hoy en la tarde tengo la reunión con ellos, debo estudiar la oferta y seguro podré optar a los beneficios directamente ―le cuento emocionado y hablando muy rápido todos los planes ―Cambia de apartamento, comprarme uno en mejor lugar, más grande, un mejor auto uno de eso que ella tanto ha querido tenga, también podría mejorar muchas cosas que he estado postergando. ―Eres genial, tienes la recompensa de todos esos años que trabajaste duro y aun así solo piensas en ella primero, en hacer las cosas que ella cree son mejor, pero dime algo, Cristo, cuando veras las cosas que a ti te gusten, lo que quieres, no crees que ya has entregado mucho con solo abandonar tu meta de ser arquitecto y terminar estudiando Derecho solo para complacerla. ―No es así, cambie de carrera porque ella me hizo ver que realmente me beneficiaba más una carrera más corta y que me diera beneficios a corto plazo, como arquitecto tenía que luchar dura para lograr poner un estudio y conseguir contractos en cambio como abogado solo tengo que lograr ser asociado de una firma y puedo hacer en tres años, o menos. ―No lo dudo, sé que en un año podrías hasta tener una firma de abogados reconocida, pero detente y piensa si es realmente lo que quieres ―reflexiona y cuando voy a responder me quedo cayado por un momento tratando de analizar sus palabras, de pronto el profesor llega y entonces dejamos el tema aunque sé que se ha queda como una espinita en mi mente. */*/*/*/*/*/ El día se va tan rápido que me extraña que aún me mantenga de pie, siento el cansancio fuerte, agradezco que hoy sea mi noche libre y luego de salir de la reunión pueda irme a dormir, si Cindy no estuviera molesta seguro el tema de la entrevista la haría molestar, y quizás declinara la misma, sin embargo asumo que es mejor que este molesta. Las tardes de mis días libres siempre duermo par de horas y luego voy por ella, tomamos la merienda con su familia y nos venimos desesperados hacia mi pequeño apartamento y haríamos el amor hasta bien entrada la noche, dejándonos dormitar entre cada encuentro y complaciéndola en todo lo que su deseo le pida. Camino como cada día hacia su salón pasando por la facultad de ingeniera pero sin detenerme como otras veces, al llegar viene saliendo con una de sus compañeras, de la que no recuerdo el nombre, me mira y levanta una ceja yo solo me encojo de hombros sin saber que quiere, así que me acerco y le quito de sus manos el termo del té ya vacío y su bolso donde lleva la computadora, ella papeles en manos sigue conversando con la chica que no le baja el paso y yo me mantengo solos uno pasos detrás. Al llegar a la salida, adelanto sus pasos, llego a mi auto y coloco todo en los asientos traseros, dejando uno de los espacios de atrás desocupado por si su amiga se va con ella. Me dirijo a su puerta y la mantengo abierta mientras ella llega. ―Sube, Trini, terminaremos en mi casa este tema y así las dudas podemos discutirlas mañana con el profesor. Me apresuro y abro también la puerta de Trini, me gusta ser caballeroso, y las atenciones como estas siempre logran que las mujeres se sientan consideradas. Una vez cerradas las puertas, me dirijo a mi puesto saludando a Emy que se va en su scotter morada sonriendo y negando, al subirme ellas siguen en su conversación, entonces me pongo en camino tengo exactamente una hora para llegar a la reunión y no quiero llegar tarde. Unos minutos después llegamos a su casa, toco el timbre para que nos abran el portal, lo que sucede rápido y me dirijo por el camino de gravilla paro frente la puerta principal y su compañera se despide saliendo del auto y camino hacia la casa. Me alisto para bajar y alcanzarle su bolso, pero me sorprende reteniéndome por el brazo, haciéndome tragar grueso al ver su mirada lujuriosa presente, su mano se coloca sobre mi muslo y aprieta mientras se acerca a mi rostro para susurrar: ―Te llamare cuando termine este trabajo y nos iremos al lugarcito ese que llama apartamento ―murmura sobre mis labios mientras su mano aprietan mi entrepierna haciéndome jadear mientras su boca devora la mía que no pierde tiempo e iguala a la suya.   ―Estaré pendiente ―susurro cuando nos separamos jadeantes y ella sigue masajeando mi ahora notable excitación.   ―Más te vale ―declara me besa nuevamente y mordisquea mi labio inferior y luego como la niebla se desvanece dejándome alterado y como siempre desconcertado, aun mas ya que este es una de las peleas que menos le duro.     Así que sin perder más tiempo me encamino hacia las oficinas administrativas del súper rogando que todo salga bien. */*/*/*/* ―Bienvenido, Cristóbal Illaramendi, dice Nicolás Santana, quien es el dueño de la cadena de supermercados que no solo están en la ciudad sino en todo el país. ―Gracias, Santana ―devuelvo el saludo sin dejarme intimidar porque él sea el dueño, yo soy el que me sudo su empresa para que él se mantenga como el dueño de una sucursal exitosa.   ―Bien, nunca hemos tenido en todos los veinte años que poseo los supermercados una sucursal que  nos brinde tan buenas ganancias como esta ―comienza mientras con un gesto en sus manos me invita a sentar frente su gran escritorio de madera. »Gracias a ello, y al notable apoyo de todos los trabajadores del turno nocturno hemos decido que tienes más que merecido ser el gerente de dicha sucursal, bueno eso si te parece lo que te vamos a ofrecer. ―Bien, lo escucho ―respondo sin agradecer lo que sé que nos hemos ganado con esfuerzo todos. Escucho a Nicolás y todo lo que me ofrece me parece perfecto, así que una vez pregunto todas las dudas que surgen, procedo a decirle que acepto y en menos de lo que pensé estoy revisando mi contracto y posteriormente firmándolo. Cuando ya todo es formal y me invita a tomarnos un trago para brindar, aprovecho la oportunidad para consultar algo que me carcome  desde hace mucho tiempo, así que sin dudarlo más empiezo a decirle: ―Santana, tengo curiosidad de porque las bonificaciones de asistencia y cumplimiento de metas se eliminaron, si la rotación de productos es alta, las devoluciones por caducidad quedaron en cero, a que se debió esa decisión ―y confirmo lo que yo creía cuando su cara se descompone por completo totalmente desconcertado. ―No sé de qué me hablas si cada bonificación se mantiene activa y además ustedes son la única sucursal por más de tres años seguidos han ganado ambas bonificación de manera perfecta ―informa y le creo. ―Maldito cerdo, ese Marcano desgraciado nos  ha robado todas las bonificaciones durante los últimos dos años. ―Mierda, es un desgraciado ladrón ―exclama, Santana y se encamina rápidamente hacia el teléfono en su escritorio mientras lo escucho gritar órdenes para que traigan  arrastra si es necesario al cerdo apestoso de Marcano. Internamente me satisface que sea así, porque tenía razón, segundo porque nos debe miles de dólares en bonificaciones a todos y por ultimo porque planeo partirle la nariz por lo asqueroso que ha sido y por sobre todo hacer que Emy, renunciara cuando más  necesitaba el trabajo, debido a su acoso. ―Ese apestoso me la va a pagar, a mí, nadie me ve la cara ―declara con rabia. Esperamos alrededor de media hora y luego de una llamada bajamos al estacionamiento donde traen a Marcano escoltado y antes que nada me adelanto y le acierto mi puño en su cara logrando partir su nariz que ahora sangra sin compasión, tratan de sujetarme, pero Santana indica que me dejen tranquilo. Sin tener más que hacer me despido de mi jefe y me voy en dirección a mi auto, tengo que prepararme cuando Cindy llame y quedarme me complicaría la situación que al parecer se ha calmado de manera inesperada. */*/*/*/*/*/* Al llegar nuevamente a mi apartamento, tomo un baño y me pongo en la cocina a preparar algo para almorzar mi cuerpo me lo pide a gritos, y también para tener que ofrecer a Cindy cuando llegue. Como una buena porción y reparo en que todo lo que a ella le gusta comer antes, durante y después de nuestras jornadas de sexo lo hay en mi despensa. Me coloco un de las franelas cuello en v blanca que ella me regala siempre, blue jean y mis botas tipo militar negra, perfume y un poco de gel, me coloco crema en las manos y tomando las llaves de mi Coupé bajo relajado mientras espero que esa llamada llegue pronto. Cuando voy a medio camino hacia su casa, recibo su llamada activo el altavoz y atiendo: ―Voy en camino, princesa ―comento mientras freno en un cruce con las luces del semáforo en rojo. ―Te estoy esperando fuera del portón no tardes ―me informa y al cambiar la luz del semáforo acelero un poco más para acortar el tiempo ya me siento excitado. ―Allí, estaré. Al llegar doy vuelta en u y me bajo rápido abriéndole la puerta y tendiendo mi mano para que camine tiene un sobretodo largo color vino y lleva unas jodidas sandalias plateadas que se le ven de infarto, siento mi excitación palpitar fuerte y cuando está cerca de la puerta me jala hacia ella y me besa, devorando mi boca con ardor, me acerco rodeando su cintura con mis manos y acercándola lo más posible. Sus manos bajan  desde mi cara hasta mi pecho y sigue su camino hasta quedar a nivel de nuestras cinturas entonces de un movimiento suelta el nudo del abrigo separándose a la vez de mi boca. ―Mierda ―mascullo bajo al verla. Solo lleva un conjunto de encaje, con ligero y su hermoso cuerpo se ve ardiente toma mis manos y me hace recorrerla desde sus senos hasta su centro mientras asalta nuevamente mi boca succionado mi lengua y tomando mi rostro entre sus manos y siento que con esta mujer siempre estoy en el infierno, y el problema es que es el infierno más delicioso que he visto en mi vida. ―Esta tarde quiero que me hagas tuya, de todas las maneras que desees ―murmura sobre mis labios y yo gruño al sentir su humedad en mi mano, el jodido infierno más delicioso. Antes de separarnos anudo su abrigo la ayudo a subir a su asiento coloco su cinturón, la beso y dejando salir el aire regulando todo la lujuria que ha explotado en mí, llego a mi lugar frente el volante, mientras la veo hacer eso que siempre me deja claro lo excitada que se encuentra porque mueve sus piernas lentamente mientras sus manos acarician su piel levemente. Y trato con toda mi alma y cerebro concentrarme en el camino  porque solo la puedo imaginar en muchas posiciones mientras jadeantes grita mi nombre.
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