3 CRITOBAL
Llegar nos toma menos de lo normal y las manos me tiemblan, cuando bajamos del auto solo logro cerrarlo y tomar su mano, no presta resistencia y eso me hace hervir más la sangre, sintiéndola correr rápida por todas mi venas, mi corazón late fuertemente y mi respiración esta acelerada, siento sus cálidas y suaves manos darme pequeños apretones demostrando su ansiedad.
Cuando el tin del ascensor nos indica que hemos llegado juro que siento mi corazón detenerse por unos segundos motivado por la anticipación y excitación extrema que poseo.
Entrar es lo más sencillo, terminar en la cama solo nos lleva un instante y perdernos en la pasión un pestañeo.
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―¿Quieres comer algo? ―le pregunto mientras la tengo sobre mi pecho y acaricio su espalda hasta llegar a la curva de su trasero, deleitándome como siempre.
―Me gustaría, tienes yogurt ―me responde entonces la dejo sobre la cama y me encamino a la cocina para buscar que comer.
Preparo todo rápido y cuando estoy a punto de llevarle la bandeja siento sus manos deslizarse por mi espalda y bajar hasta mi cintura y pasarlas hasta mi abdomen, jadeo bajo mientras sus manos se cuelan por dentro de mi pantalón acariciando mi excitación.
Me giro despacio encarándola y entonces me acerca a ella y une nuestras bocas inicia con un beso lento y luego nuestras lenguas se entrelazan haciendo nuestro beso más húmedo y ardiente sus manos retoman su camino anterior y masajea donde todo mi deseo se encuentra concentrado en este momento.
Cuando nos separamos, la subo sobre la pequeña encimera y agarrando la taza con el yogurt, la comienzo alimentar y ella de manera sensual toma la cucharada de yogurt deleitándome con los movimientos de sus labios y lengua.
―Quiero yogurt de otra forma ―dice de repente y se baja de golpe del mesón me quita el tazón de la mano y levantando de manera picara sus cejas y sonriendo al verla girarme y dejarse caer de rodillas entonces ya mi mente puede imaginar todo lo que vendrá confirmado cuando siento el frio yogurt chocar con mi ardiente piel haciendo maldecir al sentir sus labios acariciarme mientras se deleita consumiendo el yogurt.
―Maldición ―Es lo único que logro decir antes de perderme en la locura que desata nuestra pasión.
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Me remuevo un poco cuando siento su cuerpo moverse y ella separar mis manos de su cintura.
―Ya vuelvo ―murmura y entonces me despierto por completo, la oigo usar el baño mientras busco mi teléfono para ver la hora.
Son las once de la mañana, siento un poco de dolor en los músculos, pero no es algo que me detenga. Salgo de la cama y en la pequeña cocina coloco a preparar su té y mi café. Dejo afuera del refrigerador el pan de molde para, mermelada y el yogurt.
Cuando escucho la puerta del baño ella sale enfundada en una toalla, me encamino hacia ella y le doy un beso en la frente, encaminándome hacia el baño.
Me ducho rápido y me coloco un pantalón holgado, seco mi cabello y salgo rápido, el agua del té está en ebullición y ella ya tiene su celular en mano.
―Tomare una ducha ―dice pasando por mi lado.
―Bien, princesa.
Coloco la leche en polvo en el agua y bato hasta hacer espuma, luego lo sirvo en su taza alta mientras el sobre de té n***o se hunde soltando su olor y sabor en la leche caliente.
Le preparo un desayuno rápido, tostada integral, yogurt, granola y para mi huevo, salchichas también tostadas y exprimo unas naranjas para preparar zumo, paso por un colador lo exprimido y dejo un vaso delante de su puesto y otro en el mío.
Me giro y sirvo mi café dándole un pequeño sorbo deleitándome con esa sensación que me da cuando lo bebo por primera vez en el día.
―¿Dónde está el secador para cabello, Cristo? ―Pregunta desde el baño y repaso mentalmente donde lo deje cuando limpie la última vez.
―En la segunda gaveta a la derecha ―le respondo, se me olvido colocarlo en su base nuevamente.
Unos segundos después oigo el secador funcionar y repaso todo antes de salir para que no me falte nada, minutos después ella sale con una toalla color arena de las gruesas, esas que te provocan estar arropado con ellas, su cabello menos húmedo y su hermoso rostro reluciente de naturalidad, amo a esta mujer tal como es.
―Buenos días, Princesa ―digo acercándome y ahora si dándole un beso de saludo. Sé que no le gusta nada antes de bañarse y volver a ser ella como dice, con el tiempo solo he logrado que asimile un beso en la frente.
―Buenos días, Cristóbal ―responde sonriéndome y es entonces que me doy cuenta que suelto un aire que no sabía retenía y mi corazón late normal de nuevo.
Nos desayunamos conversando sobre su trabajo especial y yo solo le doy mi punto de vista sobre los artículos citados por ellas, indicándole al igual ejemplos de casos con sentencias similares.
En un año poder hacer las pasantías y ella estará en el último semestre, así que dentro de seis meses cuando abran las postulaciones en Cerrutti & asociados podre postular y con suerte quedar para ejercer con ellos, nuestro plan es hacerme asociado en un plazo menor a tres años y así comenzar a construir las bases para nuestras metas; aunque aprovecharé este año en el supermercado para avanzan en algunas.
―¿Quieres que te lleve a algún lado antes de mi turno? ―Comento casi con recelo, no queriendo iniciar una nueva discusión.
―No, hoy solo quiero quedarme en casa, así que luego de que me hagas el amor me puedes llevar tranquilamente ―comenta mientras se levanta y deja caer la toalla en su paso hacia el sofá, dejando muy claro la forma en la que quiere que la tome.
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Mientras Cindy se viste, yo recojo la cocina luego de un almuerzo sustancioso, muevo mis hombros y un poco de agotamiento se hace presente en mi cuerpo, lo descarto en seguida me toca un fin de semana de turno y además debo realizar dos informes de casos de maltrato contra la mujer, justificando si el fallo fue el más acertado.
Al verla salir enfundada en un vestido deportivo sonrío; es hermosa y me llena en todo los sentidos, me acerco y la beso lento pegándola a mi cuerpo y deleitándome con su olor exquisito.
―Solo buscare unos apuntes, mi bolso y te llevare a que descanses.
Tomo todo rápido mientras me aseguro de cerrar todo en casa, me encamino hacia la puerta donde ya ella me espera mientras revisa su celular tecleando lo más rápido que puede. En el ascensor y le abrazo colocándola de espalda a mi pecho y ella se recuesta completo mientras sigue con su celular en las manos.
Minutos después estamos vía a su casa para luego ir a mi trabajo, esperando que no sea un día tan fuerte.
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Llego a tiempo Nikolay está en proceso de cerrar su turno, al verme me sonríe, cuando estoy cerca de él nos damos un abrazo y palmeamos nuestras espaldas.
―Señor Gerente ―dice a modo de burla ― todo está quedando al día, solo que el supervisor del siguiente turno no ha llegado.
―Vaya, que mal empleado tengo, entonces debo tomar medidas en el asunto no cree usted.
No podemos evitar reírnos, sabiendo que se refiere a mí, pero que ahora yo soy el gerente y no el supervisor de la noche.
―Y cuando mandan el reemplazo ―consulta mientras nos encaminamos hacia la oficina de gerencia que se encuentra en el piso de arriba y la pared de frente da hacia el supermercado por lo que es de vidrio de techo a piso para así obtener una mejor visión de todas las áreas.
―No lo sé me imagino que me dirán pronto, también esta lo del apestoso de Marcano, sabes que nuestras sospechas eran ciertas
―No me digas, ese desgraciado apestoso ―dice mientras se sienta en el sillón que hay en la oficina y que pienso mandar a quitar pronto, es horrible.
―Esto necesita una buena limpieza ―digo mirando el lugar lleno de papeles y oloroso a cigarrillos y a cualquier cosa menos a limpio.
―Ni abras el baño ni lo urinarios públicos tienen ese olor
―Bueno, el caso es que Marcano nos robó dos años de bonificaciones, así que el lunes hablare con mi profesor de Derecho Laboral para que nos ayude a demandarlo, pero antes esperaré la información de parte de Santana, porque lo hizo traer y además me dejo partirle la nariz por desgraciado.
―Maravilloso ―grita mientras se levanta y hace un baile estúpido de celebración, para luego chocar nuestras manos.
―Trabajaré desde la otra oficina, mientras le pido a Felipa que limpie este lugar, aun sintiendo por ella.
―Bien, haremos que uno de los chicos suba y te baje todo lo papeles para que los revises mientras purifican este lugar.
―Sí, dejare las ventanas abiertas ―digo mientras voy al lado que da a la calle y abro las ventanas de par en par, y juraría que escucho los demonios salir despavoridos de este lugar.
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La noche trasciende sin mayor contratiempo, en menor tiempo logro organizar el papeleo que hay en las cajas y Eduardo uno de los carreteros me ayuda a organizar y clasificar los mismos.
Para cuando terminamos tomamos un aperitivo y cada uno vuelve a los suyo, repaso lo último de una de las cajas y dejando todo organizado, organizo mis cosas para desarrollar los análisis, ya entrada la madrugada me siento frustrado releo y releo y nada, entonces una idea me surge y la pongo en marcha.
Llamo a Emy, al segundo repique me contesta con voz animada y la envidio porque sé que esta mas descansada que yo.
―Necesito tu ayuda no logro procesar el caso dos y la parte que más me está jodiendo ni siquiera la comprendo.
―A que es esta parte dice y entonces se pone a leerla en voz alta :“...Consideraciones de la Corte 27. La Corte destaca la buena voluntad del Estado, expresada en este caso en su reconocimiento parcial de responsabilidad lo largo de todo el trámite del presente proceso. No obstante, de conformidad con los artículos 6218 y 6419 del Reglamento y en ejercicio de sus poderes de tutela judicial internacional de derechos humanos, cuestión de orden público internacional que trasciende la voluntad de las partes, incumbe al Tribunal velar porque los actos de allanamiento resulten aceptables para los fines que busca cumplir el sistema interamericano. A continuación, el Tribunal analizarla situación planteada en este caso concreto.B.1 En cuanto a los hechos28. En el presente caso, el Estado planteó su reconocimiento parcial de responsabilidad en torno a determinadas violaciones…”
―Para, Em, eso es lo que me está jodiendo la vida en este momento.
―Ja, ja, ja, tú siempre tan dramático seguro la sanguijuela de tu novia te succiono hasta el cerebro.
―No voy a entrar en detalles, Em ―digo mientras la escucho reír y yo siento frustración por eso.
―Bien, escucha lo que yo entendí.
Empieza a decirme su informe y el por qué lo ha analizado de ese manera, así que entramos en un debate mientras me invita a teclear mi punto de vista y para finalizar me dice que ambos puntos son factibles indicándome los artículos y otros casos que ha repasado antes de tomar la decisión.
Para cuando amanece ya tengo los dos informes y logro hacer el cierre a tiempo de la tienda, dejo el coupé en el estacionamiento privado y tomo un taxi, juro que si manejo puedo quedarme dormido y no quiero un accidente por irresponsable, ruego que mi Princesa haga como cada domingo y duerma hasta tarde.
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Me bajo del taxi y subo arrastrando mi cuerpo hacia mi apartamento dejo todo en el piso al entrar y sin ver donde cae mi ropa la dejo quito de mi cuerpo en el trayecto hacia mi cama, suspiro y me lanzo, pero así como caigo me levanto al escuchar un grito de dolor y terror a la vez.
―Qué mierda ―digo mientras enciendo las luces, parpadeando mis ojos constantemente para mirar que sucede dejándome de piedra ― ¿Em? ―pregunto desconcertado
―Sí soy yo ―dice mientras sus ojos se llenan de lágrimas y con gesto de arrepentimiento vuelve hablar: ―Me encontró, Cris, nuevamente me encontró, estaba asustada y no sabía dónde ir, no espere que apareciera solo agarre lo primero a mano y me vine para acá.
Culmina temblando mientras sus lágrimas corren por sus mejillas solo atino abrazarla y dejar que su llanto humedezca mi pecho mientras tenso mi quijada esperando encontrar una manera donde pueda alejarla definitivamente de ese infeliz.
―Tranquila, Em, aquí estás a salvo, crees que te haya seguido hasta aquí ―consulto preocupado, pero no me responde solo llora más fuerte.
―No, no lo sé.
―Bien, vamos hacerte un té y a darte una pastilla para que descanse y más tarde hablaremos de esto, te parece juro por lo más sagrado que estoy cayendo literalmente del sueño y no creo soportar más despierto.
Le hago saber entonces asiente con la cabeza, entro al baño lavo mi rostro y me coloco una franela y mono deportivo, no creo que deba andar semidesnudo con ella aquí por si Cindy llegara a venir de sorpresa aunque siempre me pide que la busque.
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Luego del té que tomamos ambos y la pastilla para que logre dormir, nos recostamos en la cama; ella debajo de las colchas y yo sobre estas, boca abajo listo para roncar como un chancho pequeño. El sueño la vence a ella primero y luego yo me dejo llevar hasta la divina inconciencia.
El olor a café me saca de mi letargo, cuando me muevo la veo en la cocina de un lado a otro, suspiro y tomo mi celular para ver la hora; son las doce del mediodía y aun Cindy no se ha levantado la ausencia de mensajes o llamadas me lo dejan claro.
Me despego con pesar de mi cama y me meto al baño, una ducha de agua caliente alivia mis músculos agotados y al finalizar voy templando el agua para activar el cuerpo.
―Buenos días ― Dice Em, pasando por mi lado y dándome una nalgada mientras suelta una carcajada muy ruidosa.
―Buenos días ―Respondo mientras niego con mi cabeza.
Sé que solo está buscando fuerza y que ésta es su manera de darse ánimos y afrontar la situación que vive actualmente, también conozco el nivel de estrés que esto generara en ella y en cómo se aislara de todos por miedo a que se repita lo de años atrás, llego a la encimera y el fabuloso desayuno, bueno almuerzo que está servido me demuestra dos cosas, que esta despierta desde hace mucho y yo estaba totalmente noqueado.
Me siento y me sirvo café aprovecho de ojear el ambiente y noto que mi ropa ya no está en el piso, mis cosas están en su puesto, las ventanas abiertas y lo único desarreglado es la cama, luego de unos minutos ella sale vestida con un cambio nuevo de ropa, su cabello recogido y su nariz e ojos enrojecidos, decido no hacer aún ningún comentario hasta que logre comer.
Me como todo lo que ha preparado realmente es una buena cocinera, y es una excelente mujer solo que no le toco nada fácil, ya sé porque Nikolay está loco por ella al igual que el por qué ella no se da una oportunidad con él, si es reciproco el sentimiento.
―Entonces, ya podemos hablar o debo llamar a un restaurante para sabes si quieren a una sub-chef ―digo mientras noto que se tensa ―Digo, puedo llamar a mi amigo Collin Tanner, él tiene un Restaurante en Castle Comb y te aseguro que aunque es muy lejos de aquí te gustara lo hermoso que es.
―No me hace gracias, Cristóbal ―Mal vamos si me llama por mi nombre completo.
―Solo quiero que me digas, como te sientes; que piensas hacer o quieres hacer en este momento.
―No lo sé
―Puedes quedarte aquí mientras lo piensas ―ofrezco.
―No, sabes que no haría eso, lo que menos quiero ahora es tener que causarte problemas o ponerte en peligro
―Yo no le tengo miedo y tampoco es que me va agarrar desprevenido, pero sabes que no debes quedarte solo, además no lo estás, yo y Nikolay siempre estamos para ti ― veo como tensa su quijada lo que me demuestra que está apretando los dientes ―podemos ayudarte si te dejas, sabes que él está dispuesto a eso…
―Sé que está dispuesto pero yo no ―zanja levantándose y caminando hacia donde tiene su bolso y empieza a meter unas cosas que se encuentran fuera.
―Debes darle la oportunidad de decidir ―comienzo pero enseguida me interrumpe.
―No ―ruge con voz atormentada ―no le daré nada, Nikolay está mejor sin mí tú estás mejor lejos de mí.
―Sabes muy bien que no es así, debes dejar de correr y detener esto ―digo alzando mi tono al verla negar con la cabeza y moverse más rápido, se lo que pretende y esta vez no la dejare.
―No estoy corriendo, mira te agradezco que me recibieras anoche, pero ya hoy debo retomar mi camino, una vez que esté en un lugar seguro te llamaré ―dice mientras busca la puerta con su bolso en mano.
―No vas a ninguna parte ―digo con voz dura y preparándome para lo que viene.
―Sí voy.
―No te alejarás―le ordeno mientras la alejo de la puerta
―Déjame pasar, Cristóbal.
Saco mi teléfono y tecleo rápido envío y no pasan ni un minuto cuando obtengo la respuesta que quiero, lo guardo nuevamente y entonces la dejo forcejear contra mí, tratando de quitarme de la puerta pero no lo haré.
Los siguientes minutos repetimos el guion ella exigiendo que la deje salir y tratando de moverme, y entonces escucho unos leves golpes en la puerta y sé de quién se trata.
―Me alegra que haya llegado, ahora no tendrás excusas para dejarme salir ―dice mientras me mira retadora con la sonrisa sarcástica en su rostro ― A tu princesa no le va a gustar que me obligues a quedarme y tendrás que quitarte para que ella entre.
―Yo no apostaría a ello, no saldrás de este lugar al menos que aceptes que te ayude.
―Quiero que te quites de mi camino, necesito irme, no lo entiendes ―mientras nuevamente intenta quitarme, giro la cerradura y luego el pomo abriendo la puerta lentamente.
Al ver esto intenta pasar con más fuerza entonces la tomo en mis abrazos y la arrastro un poco hacia atrás alejándonos un poco de la puerta.
―Cierra al entrar ―digo mientras jadeo por el esfuerzo de retenerla.
―No, no, no ―grita llorosa y desesperada ―quiero irme necesito irme ― asegura cada vez con más angustia ―Cristóbal, escucha debo alejarme, de verdad déjame ir ―dice mientras se aquieta entre mis brazos.
―Estas muy mal si piensas que yo te dejare sola en esto ―informo serio.
―No quiero ayuda, déjame salir, tengo que alejarme de él.
―Deja de correr, Em, debes detenerte estas a salvo aquí…
―¡Pero tú no! ―Grita desesperada ― No lo ves, no logro alejarlo lo suficiente y cada vez que me encuentra le hace daño a las personas que están cerca de mí, a todos lo que han tratado de ayudarme ¡Déjame ir!
Su llanto se hace fuerte y el forcejo con más ímpetu, soy consciente que la puerta ya se ha cerrado y que la visita está expectante.
―No, te quedaras deja de ser una cobarde y enfrenta esto de una jodida vez, maldición deja de alejar a las personas que te amamos.
―Estúpido ― dice mientras se suelta y se gira hacia mí ― Te estoy salvando, la última persona que se acercó a mí y me convenció que estaría segura con él termino yéndose e igual me quede sola ―me tenso porque esta parte no la sabia, pero no es por miedo es por dolor ajeno, es por sentir el sufrimiento que ella lleva dentro desde esa oportunidad.
―Yo no me iré ―Afirmo.
―Y yo menos ―Secunda nuestro acompañante y ella se endereza quedándose de piedra mientras ve de uno al otro.