—¡Coño! Pues no te dio ninguna vergüenza dejarlo, escucha Carly, cómete el orgullo, ves a verlo y habla con él, preséntate en el mismo sitio donde lo dejaste, tendrá un sentido, aquí te dejé y aquí vuelvo a hacer las paces, si está enfadado contigo, que lo estará, ya te lo digo yo, te jodes y te aguantas, tienes que decirle la verdad tú, de tu boca. Si es que le quieres claro, si no te importa es otra cosa.
—Claro que le quiero, tú sabes que siempre le he querido mucho.
—Ven, vamos a sentarnos en el sofá, tienes que contarme muchas cosas.
Le dijo Sabrina, estirando un brazo para que Carly le agarrara la mano, se sentaron las dos y estuvieron horas hablando, sobre todo Carly, que era la que tenía más cosas que decir. A última hora de la tarde se despidieron.
—Mañana vengo a buscarte, iremos juntas a la universidad.
—No sé si es buena idea Sabrina.
—Y tanto que es buena idea, tú no tienes que esconderte de nadie, menos de cuatro capullos como esos. Y por la tarde vas a ver a Daniel.
—¡Joder tía!
—Ni joder ni nada, tú vas a ver a Daniel mañana como me llamo Sabrina.
—No sé si estoy preparada.
—Para pasarte el día follando en la mansión sí que estabas preparada golfa, pues para hablar con Daniel también lo estás.
Carly no estaba muy convencida, no se sentía lo suficientemente fuerte, pero Sabrina tenía razón, cuanto antes recuperara la normalidad en su vida mejor. Aquella noche antes de acostarse, repasó varios temas, para ponerse un poco al día de los estudios, antes de meterse en la cama respiró profundamente, el día siguiente no sería un día fácil.
Caminaban las dos amigas juntas, a lo lejos se veía el edificio de la facultad de arquitectura, escucharon que alguien las llamaba. Cuando se giraron vieron a Carlos caminar preocupado.
—Hola chicas.— Las saludó Carlos.— Os estaba esperando, pensaba que como no vinisteis ayer, hoy era muy probable que lo hicierais…
—¿Qué pasa Carlos? No te andes por las ramas anda.— Preguntó Sabrina sin dejar que acabara de hablar.
—Está bien, ahí va, Santiago y sus amigos, ayer, estuvieron diciendo por la facultad… que Carly era una puta, que aceptaba follar por un regalo barato, que se la habían follado todos…
—¡Hijos de puta! Eso es mentira, cabrones de…— Se cabreaba Carly.
—Mira Carly, igual es mejor no entrar hoy, no tienes porque aguantar las mierdas de esos cabrones.— Aconsejaba Carlos.
Sabrina callaba mirando a su amiga, Carly le devolvió la mirada, apretó los labios antes de hablar.
—Gracias Carlos, pero creo que tengo que dar la cara, si no me enfronto a esto nunca se acabará.
La sonrisilla de aprobación de su amiga Sabrina la convenció de que su idea era la buena.
Siguieron caminando los tres, Carly, Sabrina en medio, y al lado de Sabrina, Carlos.
—¿Y vosotros que tal?— Preguntó Carly.
—Bueno…— Empezaba a decir Carlos.
—Nosotros nada.— Sentenció Sabrina.
—Que mal, estáis enamorados uno del otro y ahí seguís, perdiendo el tiempo, desde luego.— Lanzaba el dardo Carly.
Sabrina pasó un brazo por detrás de Carly, le dio un cogotazo con toda la mano abierta, Carly tuvo que dar un pasito rápido para no caerse.
—Tú te estás recuperando muy rápido cabrona.— Le decía Sabrina molesta.
—No creas, pero tengo ojos en la cara, veo lo que veo.
Sabrina volvió a levantar la mano, Carly dio varios pasos rápidos para que no le volviera a dar otro golpe. Carlos se descojonaba de risa.
Cuando se fueron acercando, vieron a Santiago y su grupito sentados en un banco, al ver a Carly, se pusieron a cuchichear entre ellos. La intención de Sabrina era entrar en la facultad sin hacerles caso. Carly, cuando llegaron a la altura del grupo, se desvió y fue caminando directamente hacia ellos. Santiago al verla, también se puso de pie, esperándola con una sonrisa burlona. Carly se paró delante de él, le miró a los ojos con odio, se dio media vuelta y sonriendo empezó a gritar.
—Chicos, chicas, acercaros por favor.
Sabrina y Carlos alucinaban, no entendían nada, la gente que había por allí en ese momento, justo antes de empezar las clases había mucha, también por el morbo de ver a Carly después de lo que decían de ella, se fueron acercando. Carly seguía gritando.
—Vosotros, los de allí, acercaros también, y vosotros.
Carly gritaba avisando a la gente y movía la mano para que se acercaran. Cuando ya había como más de cien personas, y más que se iban acercando al ver tanta gente junta, el efecto chafardeo.
—Hola a todos, ya sabéis lo que este individuo, junto con sus amigos, ha estado diciendo de mí.— Empezó diciendo Carly, señalando con el dedo pulgar a Santiago, que estaba detrás de ella.
Santiago puso mala cara, aquello no se lo esperaba. Carly siguió con su discurso.
—Hoy, os voy a contar la verdad, ya que se propagan opiniones, al menos que sepáis las dos versiones. Es verdad, me he enrollado varias veces con Santiago, que hemos follado, sí, y bastante por cierto.— Se sintieron algunas risillas, Santiago hacía peor cara, si Carly se enfrentaba de esa manera, no se podría burlar de ella como pensaba. Cada vez se juntaba más gente. Carly siguió.
—También es verdad que me propuso hacer un trió, y acepté, tenía ganas de probar algo que no había hecho nunca, no lo voy a negar, me lo pasé bien. Después de eso, se pensó que me podía pedir lo que le diera la gana, una tarde quería que me follara a todo su grupo de amigos, sí, esos que veis detrás de él. El tonto polla se pensó que yo haría cualquier cosa, le dije que ni pensarlo ¿Y qué hizo él? Amenazarme, decirme que nunca más viviría tranquila si no lo hacía ¿Mí respuesta? Le dije que pusiera su culo, que se lo follaran a él a ver si le gustaba, seguro que le hubiera gustado, no sé qué pasó porque me fui de aquella casa de gnomos mentales. Esta gentuza todavía no ha entendido que las chicas tenemos derecho a follar, cuando queremos, con quien queremos y como queremos. Por eso os estoy explicando esto, porque nadie me va a extorsionar para follar, nadie, menos estos gnomos, porque tienen mucho cuerpo, pero el cerebro de un gnomo de grande.
Se escuchó un ¡Ooooh! generalizado, Carly siguió con su intervención.
—Chicas, escucharme chicas, quiero avisaros por si alguna está pensando en follarse a este elemento.— Carly señalaba por segunda vez por encima de su hombro, con el dedo pulgar estirado y el puño cerrado a Santiago, que detrás de ella no sabía qué cara poner. Carly siguió.
—Tiene una polla ‘regulinchi’, pero bueno, cada uno la tiene como la tiene, ese no es el problema, el problema es que no tiene ni zorra idea de usarla.— Otro ‘¡Ooooh!’ de la gente que la escuchaba.— Si queréis correros, no lo excitéis mucho, poneros encima, cabalgarlo con cuidado y si tenéis suerte os correréis antes que él, porque el chaval no se preocupará mucho de vosotras, si se tiene que correr, se corre y se queda tan tranquilo el gilipollas.— Ahora el grito de la multitud fue ‘¡Noooo!’
—Esperar que queda más, tal vez alguna piense, bueno, si no folla, igual me puede hacer una paja. Pues chicas, tengo malas noticias, no os podéis imaginar lo que me costó que aprendiera a tocarme el chichi, porque la primera vez que lo intentó era un puto desastre, parecía que tocaba el mando de la consola de juegos y no un coño. Así que sabe tocármelo a mí, a otra seguro que le hará lo mismo el corto de cerebro este, se pensará que a todas nos gusta que nos toquen igual.— La gente empezó a reír, las chicas miraban al grupo de Santiago con asco.
—Y por último, si lo que estáis pensando es que os coma el coño, olvidaros, eso no me dio tiempo a enseñárselo, es patético comiéndoselo. En fin, ya veis que grupito de machos, muy machos para intentar hacer daño a una chica sola, yo ya sé porque lo hacen, porque son unos reprimidos de mierda, solo follan amenazando o pagando, si una chica normal se cruza en su camino dura dos días de lo incompetentes y gilipollas que son. Bueno chicos, ahora sabéis toda la verdad.
Carly se giró, dio un paso y se puso muy cerca de Santiago, adelantó la cabeza para hablarle cerca del oído, para que nadie pudiera oír lo que le decía.
—¿Te pensabas que te reirías de mí c*****o? Escucha, escucha bien de quien se están riendo, me llegas a dar pena de lo tonto que eres.
Se giró, una sonrisa enorme le apareció a Carly en la cara, escuchando las risas del gentío. Santiago y sus amigos fueron desapareciendo, no sabían dónde meterse después de ser el centro del discurso de Carly.
Sabrina y Carlos se avanzaron, se colocaron uno a cada lado de Carly, se pasaron los tres los brazos por detrás y caminaron, la gente se iba abriendo para dejarles paso, unos gritaban, otros aplaudían, otros seguían riendo. Entraron en la facultad, un pasillo de gente a cada lado les dirigió hasta la clase, cuando entraron escucharon más aplausos, de pie estaban, Mercedes, Celestina, ‘Celes’ para los amigos, y todo su grupo de amigas ‘pijas’, mientras les aplaudían, Mercedes le guiñó un ojo a Carly y Sabrina.
Llegó el profesor, todos ocuparon su lugar con prisas.
—Buenos días.— Saludó el profesor.— En primer lugar antes de empezar la clase, quiero felicitar a vuestra compañera Carly, ha sido un gran discurso Carly, muy… muy… ilustrativo.
Toda la clase se partía de risa.