Capitulo 5

2045 Palabras
Jefferson estaba un poco avergonzado, solo un poco ¿Ok? Si Marcel se entera que le dio una nota a un cliente prácticamente exigiéndole que le pagara… iba a poner el grito en el cielo. Pero es que ya no soporta como el elegante hombre lo mira, es extraño y no por ser malo, sería hipócrita decir que sentía repulsión o algo así cuando ya se había acostumbrado a recibir múltiples miradas morbosas en el club. Pero es que este tipo en específico no lo ve con morbo tampoco con asco ni repulsión; eso era lo que le ponía a Jeff los pelos de punta. Para completar, el tipo ni le pagaba. Tal vez hizo lo correcto. Quien sabe. Dieron las once con cincuenta y Jeff desapareció de su puesto de trabajo, estuvo buscando a Marcel por unos dos minutos más o menos pero no lo encontró. *A la mierda* se dijo poniéndose rápidamente sus pantalones y su chaqueta. Salió del camerino con su bolso en la espalda y evitando salir por la puerta trasera. Eso solo lo retrasaría más y lo menos que tenía era tiempo. De seguro Maya debe estar cerrando la cafetería y pensando que no llegará a la hora acordada. --Hey, chico.--…--Escucho a sus espaldas una vez fuera del club.--…--Espera un minuto.— Por un momento pensó que sería algún vigilante pero no, su vista dio con aquel hombre alto y de elegante traje que lo había mirando fijamente desde hace tres semanas. --Señor ¿Qué se le ofrece?--…--Mete las manos en los bolsillos de su chaqueta.— Elliot levanta su mano que tiene una flecha de plástico. Por un momento pensó ver al chico frente a el más pálido. Tal vez se debía al frío. --Esto es tuyo.--…--Se lo extiende a lo que Jeff la agarra con desconfianza. No quería mirar los ojos del tipo, ya era bastante con la vergüenza que cargaba encima.--…--No sabía dónde dejarlo y te vi salir así que te seguí.-- ---Muchas gracias.--…--Se las arreglo para no arrastrar las palabras de agradecimiento.--…--No era necesario, pudo haberla dejado en cualquier parte del club.— --Solo te vi salir y pensé que dártelo a ti era una mejor idea. De todas formas fuiste tú mismo quien me dio esa flecha.— Jeff pasó saliva respirando hondo. --Mire yo… --¡Jefferson!--…--Fue interrumpido por un fuerte grito y cuando su atención recayó en Maya, corriendo con uno de los mellizos en brazos Jeff supo que algo no andaba bien.— --¿Qué pasa?--…--Trota y llega hasta Maya quien tiene cara de espanto.— --Jay, Jake… j***r ¡Uno de tus hermanos!--…--Jeff le quitó al niño de los brazos y ve a su hermanos Jay con el rostro rojo e hinchado.— --¡¿Qué pasó?!--…--Chilla con los ojos llenos de lágrimas.— --N-no lo sé yo solo le di un helado y… Elliot miraba desde una distancia prudente todo lo que pasaba con esas personas y el niño en brazos. --¿Qué tenía el helado?--…--Sus ojos no se apartan del rostro de Jay, quien intenta hablar pero parece ahogarse.— --Era de chocolate con almendras.— --¡Carajo!--…--Y sin mas agarra a Jay en su pecho con fuerza.--…--Es alérgico a las almendras, no debe comerlas ¡Nunca!--…--Maya estaba llorando a lo que Jeff solo puede buscar con la mirada un taxi.--…--Debo llevarlo a un hospital, j***r, j***r, j***r Jay.--…--El niño comienza a toser.— --Puedo llevarlos.--…--Ofrece Elliot ya que aunque hayan dos hombres grandes cuidando de la entrada le prestan poca atención a la situación.--…--El hospital Thomson Miller queda así que… --Que sea rápido, por favor.--…--Habla Jeff al que le tiembla todo por el miedo. Al ver que el hombre alto trota hacia una camioneta no muy lejos le sigue corriendo totalmente desesperado.--…--¡Maya!--…--La mujer lo observa expectante.--…--Cuida de Jake. Apenas atiendan a Jay vendré por él.--…--Maya asiente y Jeff abre la puerta trasera del auto entrando con el niño que ahora tiene salpullidos por su cara y cuello.--…--Jay.— El motor del auto se enciende y empieza a andar. --Lo siento Jeff, pensé que eran nueces.--…--Tose.— --No tienes que disculparte solo respira ¿Si? Vamos no dejes de respirar despacio, eso sí, tranquilo.— No pasaran ni tres minutos cuando el auto se detuvo ¿Tal vez fue menos tiempo? Probablemente pero Jeff no le prestó mucha atención al recorrido, ni al tiempo, ni al lujoso auto ni al bondadoso acosador al volante. --Llegamos.--…--Pero al girarse ya el muchacho estaba fuera de la camioneta con el niño en brazos gritando por ayuda.— --¿Qué le ocurrió?--…--Se acerca un doctor.--…-- --Una alergia, es alérgico a las almendras y el, el…--…--El hombre pidió una camilla que los enfermeros no tardaron en traer.— --Descuide.--…--Lo colocaron en la camilla y Jay fue trasladado a la sala de emergencias.— ---No puede pasar.--…--Le dijo firme una enfermera justo cuando estaba por entrar a la habitación.— --Soy su hermano.— --No puede pasar, joven. Solo personal autorizado puede entrar. Apenas tengamos noticias del niño se lo haremos saber.--…--Y cierra la puerta dejando a Jeff afuera.— Miró por unos cortos y al mismo tiempo largos segundos aquella puerta gris. La última vez que Jay había comido almendras fue hace dos años y las consecuencias fueron parecidas a las de hoy. Sin embargo hace dos años su madre supo que hacer, ella mantuvo la compostura y estuvo en el hospital cuidando de Jay hasta que le dieron de alta mientras que él se quedaba en casa cuidando de Jake. Desde que ella murió muchas cosas cambiaron. Ella de seguro habría advertido a Maya sobre la alergia. No, si ella estuviese aquí nada de esto hubiera pasado ya que él no estaría trabajando en un club nocturno para mantenerse a si mismo y a los suyos, él no hubiese tenido que dejar a sus hermanos con una amiga porque la vecina no podría cuidar de ellos, él ni siquiera estaría aquí. Pero lo estaba y apestaba acostumbrarse a esto, no sabe mucho de niños y lo poco que sabe es gracias a estos dos años dónde se ha dedicado a cuidar de ellos. Él es lo único que tienen y viceversa pero le gustaría poder hacer más y sobrellevar estos malos momentos como lo haría su madre. Se suponía que ella se iría de vieja, al menos eso esperaba Jeff, lo que lo hiciera cuando tenía dos hijos pequeños de cinco años que la necesitaban más que nunca y un hijo de veintiún años recién cumplidos que iba a cuarto semestre de arquitectura. Todo apestaba como el infierno y era doloroso a más no poder. Con la cabeza hecha un lío, la preocupación viva en cada parte de su cuerpo y el pecho oprimido se sentó en los asientos metálicos de espera mirando un punto fijo en el suelo. Alguien se sentó a su lado pero no le podía importar menos quien fuera. --¿Los doctores dijeron algo?--…--Y no tuvo siquiera que alzar la mirada para saber quién era.— --No.— --Lo harán pronto, él va a estar bien.— Jeff no dijo nada, tampoco se interesó en que el tipo no se había ido, en que siguió ahí la media hora que los doctores pasaron atendiendo a Jay. --Familiares del paciente Jay Santorska.— --Aquí.--…--Jeff no había estado seguro de cuando se levantó tan rápido.--…--¿Cómo está? Dígame por favor.— --Esta estable. Es bueno que el niño solo haya ingerido muy poco de las almendras, de no ser así hubiese sido bastante problemático. Ahora está dormido.— Y el joven de rizos largos y esponjados pudo respirar de nuevo con alivio. --Muchas gracias doctor.— --Venga conmigo a la caja para que veamos el pago y yo pueda darle la receta de medicamentos. El niño está bien pero necesita des inflamatorios para la garganta.--…--Jefferson asintió caminando con el doctor hacia la recepción y como no quedaba a más de cuatro metros Elliot esperó. Ya era tarde y este no era su problema, sin embargo lo hizo suyo desde que se ofreció a traer al muchacho con el niño.— Fue testigo de como los ojos del muchacho se ampliaron al ver lo que parecía ser una factura, luego el doctor le entregó un papel, de seguro era la receta y pues, la expresión del chico fue bastante sorprendida. Jefferson regresó con pasos lentos y pesados hasta sentarse en la silla de espera sin poder creer que deba pagar más de 300 libras esterlinas por el servicio de emergencias, y los des inflamatorios (los cuales no parecen conseguirse con facilidad según el doctor) no constaban menos de cincuenta libras, pueda que no sea mucho pero para alguien como él que sobrevivía con sus hermanos casi con veinte monedas semanales pues… parecía muchísimo dinero. Elliot se sentó a su lado y se atrevió a preguntar: --¿Todo bien?— Jefferson giró su cabeza para ver al dueño de aquella voz tan masculina. Cierto, el acosador egoísta seguía aquí. --Gracias por traernos a mi hermano y a mi, señor.--…--De verdad que lo agradecía.--…--Espero que no hayamos sido una molestia aunque lo dudo, seguramente le arruinamos la noche.— --No ha sido ninguna molestia. El niño se veía realmente mal.— --Igual gracias.--…--Le dedicó una sonrisa que no llegó hasta sus ojos. Ahora de cerca Elliot nota que el muchacho tiene los ojos de color marrón muy claro. El cabello ahora parecía un verdadero desastre. Jeff vio de nuevo el papel con la cuenta.--…--Carajos.--…--Y guardó el bendito papel.— --¿Problemas con la receta?— --Algo así.--…--Ya no tenía problema en hablar, pues su hermano estaba bien después de todo.--…--Tal vez debió llevarme a un hospital. No había visto tantos números desde hace mucho.--…--Da una risita amarga.— --Era lo más cercano.--…--El hospital central estaba a quince minutos del club.— --Lo sé no me haga caso.— --Debería hacerte caso, no quiero a un muchacho por ahí considerándome un acosador.— Jeff se ruboriza y se aclara la garganta. --No lo tome a mal pero no me agrada que me miren si no van a pagarme, de eso se trata mi trabajo. A final de cuentas sería bueno tener un cliente.--…--Elliot lo mira con una ceja arqueada pero la conversación era entretenida.--…--Porque no sé si se habrá dado cuenta pero no soy muy popular en mi trabajo.— --Lo he notado.--…--¿Quién no lo haría?--…--¿Puedes mostrarme la factura?--…--Jeff se la extiende sin mucha emoción.--…--Mmmm no es tanto.--…--Ciento diez esterlinas era muy poco según Elliot quien tenía un seguro perfecto y digno de cualquier persona importante y millonaria.— Chasqueo su lengua y se puso de pie yendo directamente hacia la recepción donde extendió su tarjeta de crédito y dio el pago por todo. Jeff cuando notó lo que el tipo hacía fue rápidamente. --¿Qué cree que hace?— --Pagando los servicios del niño – --¿Por qué haría eso?— --Me gusta prestarle dinero a desconocidos.--…--Luego del pago guarda su tarjeta.— --No le he pedido prestado dinero, señor --…--Estaba entrando en pánico.--…--Disuelva eso no necesito su caridad.— --No es caridad es un préstamo.— --No tengo como pagar un dinero que estoy seguro de no haber pedido.— Pero para Elliot era bastante evidente. Buscó en el bolsillo de su saco una de sus tarjetas de presentación con el nombre de su empresa y se la extendió. --¿Cómo te llamas?— --Jefferson.--…--Agarra la tarjeta.-- --Lunes a las ocho de la mañana vaya a esta dirección y entregue mi tarjeta. Lo estaré esperando para discutir su forma de pago.— Le dio una corta sonrisa antes de irse. Jeff solo pido leer la tarjeta que decía “ CarsSmith” y tan solo pudo pasar saliva adecuadamente sin ahogarse. No puede ser, j***r conocía la empresa, veía los autos en los comerciales en la televisión. ¿Este hombre era el CEO? --¿En qué carajos me he metido?--…--Jeff culpa a su necesidad, su frustración y a la condenada flecha por todo el embrollo del supuesto pago.--…--Ni modo.--…--Guarda la tarjeta.— Toca buscar la ropa más decente que tenga y acomodarla para el lunes.
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