Las últimas dos semanas Jeff ha trabajado con normalidad y tanta ha sido dicha normalidad que no ha generado ganancias provechosas. Sabe que Marcel ha sido considerado en pagarle un poco sabiendo su situación, pero ni esta pequeña limosna (sonará mal pero lo es) le alcanza para lo que necesita. Espera encontrar un trabajo pronto. Al menos tendría otra fuente de dinero y no dependería completamente de un pequeño espacio en un club nocturno dónde parece no gustarle a nadie.
Y si, decimos “parece” ya que estás dos semanas, los últimos dos viernes ha tenido un visitante (o espectador) bastante raro que lo mira por un corto tiempo pero para Jeff, quien no es admirado por nadie le resulta un poco incómodo. Y si le sumamos otro punto es que el hombre es cochinamente apuesto; de facciones duras pero ojos brillantes que sin duda lo hacen ver más joven de lo que probablemente es.
Pero si le restamos tenemos el hecho de que siempre le mira bailar, pero no le deja nada de dinero ¡Que el hombre se ve totalmente rico! Sus trabajes lo demuestran, y Jeff no tenía que ser un crítico de imagen para saber que con el saco del hombre podría pagar seis meses de alquiler (en caso de que pague alquiler) y le sobraría para unas buenas compras. ¿Qué le costaba darle un poco de dinero? Al menos debería saber que ese es el propósito del club; “me muevo, me ves, te relajas, disfrutas y me pagas”. Ese era el punto ¿No? Pero los clientes no están obligados a pagarte. ¿Cobrar por mirar? ¡No! Pagas si te da la gana, o porque te ha gustado el espectáculo de algún bailarín-bailarina en específico.
¿No pueden darle dinero a todos, cierto? El show general puede gustar, pero le reconoces dinero a quien más te agrada, te gusta, te convence… te excita.
Pero al menos ya no tenía que bailarle a la nada. Así fuese por un corto lapso de tiempo alguien lo miraba bailar, lo hacía sentir menos feo, menos patético. Hasta le subía un poco el autoestima ya que sus compañeros alardeaban de sus buenas ganancias diciendo “es porque soy tan bella” “es que me muevo bien” “soy su favorita y no hay ni una sola vez donde no me llene de dinero mis pantis” . Jeff no llamaba la atención y le demostraba que era feo ¿Qué otra cosa podría ser?
Tal vez fuera por su forma de bailar (para nada sensual) pero eso podría compensarlo con su físico ¿O no? Jeff ya no sabe qué pensar.
--Jefferson…--…--La señora Rosa lo saco de sus pensamientos. Parpadeo varias veces mirando la puerta de su departamento abierta frente a él y sus hermanos sacándose las chaquetas de sus uniformes.--…--¿En qué estabas pensando, chico?--…--Se acerca para acariciar su hombro con cariño. Es una señora muy buena.—
--Nada importante.--…--Eso espera.—
Ella sonríe; su rostro lleno de arrugas por la vejez y su cabello grisáceo.
--Tengo que avisarte que iré con mi hijo a conocer a la familia de su novia, bueno, mi nuera y me pidió que no lo dejara mal. Es un hombre muy ocupado y quiere impresionar a los padres de Sara llevándome, ehhh, tengo un hijo muy inteligente.--…--Ella hablaba muy animada y perdida en la noticia pero Jeff tenía una clara expresión de espanto.--…--Así que no podré cuidar de los niños hoy, chico.—
Jefferson pasó saliva mirando hacia el suelo del pasillo. Al menos el departamento que les dejaron sus padres estaba en buenas condiciones, sin embargo los sonidos hacían eco por el espacio desocupado; solo tenían una cocina eléctrica, dos camas, una hielera u un juego de muebles desgastados. Sus ropas son dobladas y colocadas encima de fundas bien acomodas.
--Pero es viernes.--…--Fue lo único que pudo decir.—
---Lo sé, muchacho pero no tenía pensado salir. Una vieja como yo no tiene mucho que hacer fuera de casa pero cuando surge un compromiso no puedo ignorarlo.—
El menor quería rogarle a la señora que se llevara a los niños pero sería demasiado impropio y descarado de su parte, un completo abuso teniendo en cuenta lo poco que le paga a la señora. Ella tan buena y tolerante. Además, solo es una noche, no es como si ella fuese a renunciar cuidar de sus hermanos las noches de los fines de semana.
--No se preocupe creo que puedo arreglarme las por hoy.--…--Sonríe y espera hacer un arreglo hoy ya que no puede darse el lujo de faltar (aunque no haría mucha diferencia su nula presencia pero Marcel lo reprendería por su ausencia) y la opción de dejar a los niños solos simplemente no debe ni considerarse.—
--Solo será por hoy. Tal vez podrías hablar con tu jefe a ver si te concede la noche libre. Podrías compensar la noche perdida otro día.—
*¿Cómo compensar si no gano nada?* Quiso decir Jeff pero la señora a su lado no tenía ni idea de su mala fortuna.
--Intentare hablar con el.--…--Seguro.—
--Eso es. Espero que tu jefe sea un hombre comprensivo.—
Comprensivo si es, pero odiaba perder dinero y últimamente parece bastante disgustado a su alrededor. Es lógico, pues tenía expectativas con Jeff pero no se hicieron realidad.
Luego de la pequeña charla no muy buena para el menor tan solo se dedicó a entrar e ir directo a su habitación quedándose en medio de esta tan desolada. Pareciera como si se hubiese mudado hace un día cuando la realidad era que iba para su año en Londres, en ese pequeño departamento que sus padre les dejó.
--Bueno Jefferson ¿Qué es lo que vas a hacer ahora?--…--Rasca su cabeza.--
--¿Ya la señora Rosa se fue?--…--Dos pares de ojos lo miraron desde el umbral de la puerta.—
Jeff asiente.
--Espero que no hayan estado escuchando nuestra conversación.--…--Sus hermanos menores se ven con los labios fruncidos. Lo peor del caso es que no puede culparlos, las paredes son bastante delgadas y las voces se escuchaban muy bien desde afuera.--…--Niños…--…--Coloca su mano derecha en su cadera teniendo forma de jarra.--…--Escucharon ¿No es así?—
--¿Saldremos hoy contigo a tu trabajo?--…--Pregunta Jay, el mayor que su hermano mellizo por seis minutos.--…--Anda porfisss, porfisss di que si. Nos portaremos bien.—
--Y no seremos malos.--…--Parpadea Jake. Es bastante maduro para su edad y comprende con facilidad las situaciones difíciles, cosa que debería ser al revés con Jay teniendo en cuenta de que este último es el mayor pero, bueno, no hay peros, seis minutos no hacen mucha diferencia que se diga.--…--Nos sentaremos dónde digas.—
--No seremos curiosos.—
--No iremos con extraños.—
--No aceptaremos nada de extraños.--
--No iremos a ninguna parte.—
--Al menos que sea contigo.--…--Agrega Jay como si hubiese olvidado un requisito súper importante.—
--¿Si? Di que si Jeff, queremos estar contigo.--…--El hermano mayor casi creyó ver un puchero.—
--No lo sé, aún debo ver qué puedo hacer.--…--Un club nocturno dónde bailan chicos y chicas semi desnudos pues no es un ambiente para dos niños de siete años.--…--Pareces muy felices de no quedarse con la señora Rosa hoy ¿O me estoy equivocando?—
--Ella me agrada.--…--Jay mueve su cabeza positivo.—
--A mi igual pero…
--¿Pero?--…--Arquea una ceja esperando la respuesta de Jake.—
--Pero no es divertida.—
--Eso, eso. Ella es buena pero no juega con nosotros.—
--Es una señora mayor, no está en condiciones de jugar con ustedes y ustedes dos no son tan tranquilos que se diga. Tienen mucha energía y la señora Rosa no está para esos trotes.—
--¿Podría caerse?—
--Si, caerse y lastimarse.—
--¿Podría morir?--…--Jeff hace una mueca con su boca. Jay tenía aquella costumbre de relacionar todo lo malo con muerte. Jeff siempre trata de explicarle que no por golpearte con el suelo o cortarte en un descuido eso significaba que vas a morir, pero su hermanito no lo comprende aún.—
--No, no va morir solo que se cansará muy rápido. Las personas mayores ya no tienen la energía y la paciencia para jugar como lo hacen ustedes o como lo haría yo.—
--Pero tu nunca juegas.—
--Mmju.--…--Jake apoya a su mellizo.—
Jeff suspira juntando sus manos. Nunca fue un niño de jugar ya que prefería dibujar, ver caricaturas. Su madre decía que de pequeño él parecía estar descontento con el mundo exterior porque no jugaba con los demás niños del vecindario y ni siquiera sacaba los juguetes de la envoltura, todos sirvieron de adorno hasta que fue un adolescente y los regaló teniendo quince. De haber sabido que su madre tendría más hijos él los hubiera guardado ya que ni siendo niño fue amante de los juegos ahora, teniendo veintitrés años mucho menos.
--No soy bueno para los juegos, chicos.—
--Si, ya lo sabemos.—
--Siempre nos lo dices.--…--No es su culpa ser tan seco con este tipo de cosas. Al menos sus hermanitos tienen la misma edad y juegan entre ellos. No sabría que hacer con un solo hermano que le insista todos los días para jugar.—
--Creo que los llevaré conmigo.--…--Dice para cambiar de tema y sin muchas opciones. Ve como los niños se miran entre ellos antes de saltar contentos.--…--¡Hey! No sean tan escandalosos no es un paseo ¿Vale? Y solo será por hoy porque la señora Rosa no puede cuidar de ustedes pero serán unos niños buenos y harán todo lo que les diga sin desobedecer ¿Estamos claros?—
Los niños asienten sin pensarlo, casi en sincronía.
--Muy claro.—
--Claro y copiado, hermano mayor.--…--Es lo último que dice el mayor de los mellizos antes de salir de la habitación siendo seguido por Jake.—
Jeff queda solo al fin y es cuando se permite cerrar los ojos en busca de relajación.
--Espero que todo salga bien ¡Vamos Jeff! Solo será una noche, unas cuantas horas dónde tendrás que mantener alejados a tus inocentes hermanitos del club. Puedes hacerlo, puedes hacerlo.--…--Se da ánimos respirando hondo para ir a preparar el almuerzo.—
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--Pero…
--En verdad. Necesito tu ayuda, Maya.--…--Jeff estaba en la esquina del frente al club donde trabajaba Maya; una amiga de casi todos los empleados del club. Es bastante animada y sirve buenos postres. Es la encargada de una cafetería que le dejaron a cargo sus padres que ahora viven en Estados Unidos.--…--Solo será mientras hago mi turno.—
--Pero cierro a media noche.--…--Los niños la miraban con curiosidad sin decir o hacer algo.—
--Me las arreglaré para que Marcel me deje salir más temprano.—
--¿Seguro?--…--Pregunta algo preocupada.—
--Te doy mi palabra. A Marcel le importa verme trabajar pero puede entender que me tengo que ir más temprano.--…--Sus manos yacen encima de los hombros de sus queridos hermanos.--…--Ellos son Jay y Jake son bien portados.--…--Es mejor omitir el que son bastante enérgicos. No quiere decir algo que haga dudar a Maya para que al final no acepte.--…--No te darán problemas. Te lo aseguro.—
Maya mira a los niños con ese cabello rojizo, pómulos llenos de pecas y ojos color miel, pestañas largas y arqueadas otorgándole más inocencia de la que sus edades deben expresar.
Maya suspira guardando su libretita de notas en el bolsillo de su delantal.
--Bien los cuidare.--…--El muchacho por fin pudo respirar como se debía.--…--Pero solo hasta las doce ¿Ok? Si no estás aquí para esa hora iré a llevártelos.—
Y lo menos que Jeff quiere es que sus hermanos se vean rodeados por el ambiente tan pesado dónde trabaja.
--Hecho.--…--Hace que sus hermanos se giren y se encoge para mirarlos cara a cara .--…--Los dejaré un rato con Maya ¿Ok? Sean unos chicos buenos y hagan todo lo que ella les diga. Recuerden que esto es solo por esta noche.—
--Nos portaremos bien.—
--No daremos problemas.—
Jeff se acerca y otorga un casto beso en cada frente antes de dejar que Maya los guíe dentro de la cafetería. Cuando se aseguró de que ellos estaban dentro corrió hasta el club pero no encontró a Marcel, sin embargo su puesto estaba solo por lo que se cambió rápidamente. Si vestuario de hoy constaba de un pequeño y ajustado calzoncillo de color dorado brillante que de cerca se veía escarchado. Unas alas de ángel que tendría que ajustarse a los brazos y un arco pequeño con una flecha. Si, era un cupido ¡Genial!
Y humillante.
Lo que le sorprendía de que Marcel le siga cambiando los vestuarios pese a su nula ganancia monetaria. Al menos en eso sí estaba en igualdad de condiciones con sus compañeros. Su desgracia pasaba desapercibida al menos en esa parte.
--Jeff ¿Por qué no estás en tu puesto? Si Marcel te ve aquí no me quiero ni imaginar lo histérico que se pondrá ¡Vamos! ¡Vamos!—
--Ya voy.--…--Se apresuró a seguir lo que le decía Diana. Ella le ha cubierto las espaldas varias veces pero podía ser bastante mandona.--…--Este disfraz ha sido un problema difícil de resolver.--…--Malditas alas que lastimaban sus hombros.—
--Ven aquí.--…--Bloqueo el paso de la salida con su cuerpo.--…--Tienes un hermoso cabello y debes que sacarle provecho.--…--Acerca sus manos huesudas con un manicure oscuro hacia sus cabellos para moverlos sin orden ni cuidado. Jeff hizo una mueca de dolor.--…--También posees un rostro muy lindo.--…--Dice sin dejar de lado su tarea.--…--Pero se ve aún más lindo cuando tú cabello cae cerca de tus mejillas.--…--Jeff sonríe. No pasa mucho antes de que ella aleje sus manos.--…--Listo, ahora sí eres un cupido de verdad. Espero que tengas buena puntería y fleches a un buen cliente.--
--Gracias.--…--Y ahora sí sale dirigiéndose hacia su puesto.—
Iban a dar las once de la noche cuando Elliot hizo entrada triunfal en aquel club nocturno en buscar de relajarse. Sus amigos lo esperaban en una de las mesas en medio del club.
--Pensábamos que ya no ibas a venir.--…--Natt le da un corto sorbo a su vaso con Whisky.—
--Se me hizo un poco tarde.--…--Toma asiento.—
--¿Esa tardanza tiene que ver con una mujer llamada Olivia?—
--No.--…--Lo fulminó con la mirada.--…--Problemas con la empresa nada más.—
Los hombres hablan de cosas triviales, comparten buenas anécdotas y recuerdos juntos que siempre son buenos sacar a relucir ya que así siempre tienen de que conversar sin ningún problema.
Elliot es testigo de como los hombres salen corriendo despavoridos al fondo del club donde pronto empieza el tan esperado show de todas las noches. Ha estado viniendo los viernes durante las dos últimas semanas. Bien, ok lo tiene que admitir y es que el lugar es bastante bueno y no está obligado a relacionarse con alguna de las lindas bailarinas para pasar un rato agradable y liberar tensión.
Mirando hacia la derecha en aquella pequeña y alejada tarima se encontraba aquel bailarín que tanto le ha llamado la atención y es que no se explicaba porqué estaba alejado de los demás. Elliot supondría que era para un espectáculo aparte para tener una clientela en ese espacio, pero es que nadie le prestaba atención al muchacho, es raro, a Elliot le parece bastante llamativo, si bien el chico tiene una forma diferente de bailar no le quita lo bueno que puede llegar a ser.
Se levantó con su vaso de Whisky en mano yendo a ver al muchacho con indomable cabello rojizo cayendo desparramado por su nuca y mejillas, casi no se notaban sus ojos. No le daba mucha importancia al cuerpo del muchacho pero está seguro de que no usaría unos calzoncillos como esos nunca. De seguro le daría un dolor de huevos excepcional.
El simple pensamiento lo hizo sonreír con verdadera diversión, luego siguió mirando al chico.
Aunque de un momento a otro dejo de bailar y estaba haciendo algo con la punta de una flecha que llevaba su disfraz.
El muchacho regresó y le arrojó la flecha justo a sus pies. Elliot frunció el ceño y se agachó para revisar la flecha y fue entonces que dio con algo escrito en letras muy pequeñas.
“¿seguirá mirándome como un acosador o va a darme dinero de una vez por todas?”