—Hola Amelie, sólo he venido por que tengo un recado de Nora… Amelie frunció el ceño. —Alessia, ¿acaso tu y mi madre son cómplices? ¿Qué haces en Paris? —Amelie tenia varias interrogantes que no lograba atar. Alessia sonrió. —Me casé con el ministro de Francia, ahora soy inmensamente rica, Nora fue quien me lo presentó, por eso es que ya no regresé a Manhattan ahora tengo todo lo que siempre quise, poder y lujos. Amelie se quedó pensando —si mi madre te lo presentó no debió ser por algo bueno, ¿eres una sumisa verdad? Alessia abrió los ojos atónita, apretó los dientes con fuerza ya que esa palabra la hacía sentir humillada. Alzó la barbilla con arrogancia mirando a Amelie como si fuera alguien insignificante. —Soy su esposa legal, y pronto tendremos un hijo, un heredero de la

