Alejandro no es precisamente la persona más paciente, pese a que conocía los riesgos de ir tras Jocelyn, decidió olvidar todas las ataduras que lo mantenían como un prisionero en el hotel en el que permanecía y fue por ella. La vigilancia que le tenía montada a la italiana era tanta que conocía de principio a fin la manera en la que se movía por la ciudad, las rutinas que había adquirido y cada una de sus paradas antes de llegar hasta la oficina de su padre en la que permanecía ocho horas haciendo solo los recesos de almuerzo y merienda. Al salir de casa ella primero paraba en una lujosa panadería en la que siempre le tenían listos unos Cornetto, (Es un tipo de croissant relleno de crema, natillas, mermelada o chocolate, que generalmente se acompaña con café), lo recogía junto a un café

