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1546 Palabras
Domingo 19 de mayo de 2013. El pabellón del gimnasio está abarrotado de gente: Familias, amigos, profesores y universitarios como yo; felices por haber acabado esta etapa de nuestras vidas, y tener ahora que enfrentarnos a otro nuevo rumbo que no sabemos que nos deparará. Debajo de la toga negra, llevo un vestido azul marino, descubierto por detrás y por delante palabra de honor, -de la parte superior del pecho le sale una delicada tela de encaje, hasta rodear el cuello- y largo hasta las rodillas. Estamos clasificados por licenciatura y apellidos. Nora está sentada por la S y yo por R, así que estamos separadas, y no podemos comentar nada de lo que va pasando. Daniel y Alex están también sentados por ahí, con sus compañeros de clases. Oigo mi nombre. -Elisabeth Marie Rowling -dice la voz del director. Subo al estrado, dónde mi tutor el profesor García, me estrecha la mano y me entregan el diploma. Sonrío ampliamente encantada de la vida. La ceremonia sigue hora y media más y cuando finaliza, mamá y Tom me esperan fuera. En una gran carpa blanca colocada en el campus. -Oh, cariño. ¡Felicidades! -me dice con lágrimas en los ojos. -Ay, mamá me vas hacer llorar -sonrío pletórica. Mamá también sonríe. -Muchas felicidades, Elisabeth -me abraza Tom con cariño. -Muchas gracias, Tom. Sonríe con orgullo cuando se aparta. De repente Alex, aparece por mi espada. -¡Enhorabuena, graduada! -Gracias. Igualmente -le digo soltando una risita. En ese momento llega Nora como loca, con su madre Silvia. -¡Ya somos libres! -exclama alto, dándome un abrazo eufórico. -¡Sí! -grito. Los tres nos echamos a reír. Un rato después, nos vamos a celebrarlo a un restaurante de por la zona. Se unen a nosotros, los padres y la hermana de Alex. También Daniel y sus padres. Esa noche nos dan hasta las tantas... Dos días después de la graduación. Ayer me llamaron de dos agencias de magazine dónde había echado solicitudes para las prácticas. Así pues, aquí estoy. A primera hora de la tarde, en el Time Square, -Manhattan- dónde se encuentran ubicadas las sedes de éstas. Después de una primera entrevista que al perecer ha ido bien, todavía me queda otra más por hacer. Esta última me interesa muchísimo - llamada Glam Magazine-, por la información que tengo de cuando me llamo ayer la secretaria del señor Kevin Cooper, es el tipo de trabajo que estoy buscando. Cruzo los dedos para que todo salga bien. Como en la anterior entrevista, estoy esperando. Esta vez en una amplia sala blanca con foquitos en las paredes, que iluminan todo el vestíbulo. Sentada sobre un sofá color azul marino, muy cómodo por cierto. Mirando por el enorme ventanal de cristal que tiene la agencia, veo el estrés que hay generado ahí fuera y mientras tanto voy pensando que tendré que acostumbrarme a este estilo de vida diaria, si voy a trabajar por aquí. Vivo en Bronx, (Nueva York). En una urbanización de modestas casas, no muy lejos de la universidad. Es un sitio muy tranquilo. Vivo allí desde que tenia doce años, cuando nos mudamos con papá, tras ser trasladado de trabajo. Cuando giro la cabeza hacia delante, -al escuchar el sonido de la puerta giratoria- veo entrar por ella a... Madre mía, qué atractivo es. Le observo atentamente. Es joven, de unos veintitantos o eso me parece. Alto, luce traje n***o, camisa blanca y corbata azul. Tiene el pelo corto, castaño y algo alborotado. Es ese peinado a lo Jon kortajarena. Se acerca a la recepcionista, le dice algo que no escucho y luego se dirige hacia uno de los ascensores. Pulsa el botón y a continuación desaparece dentro. Pasan unos minutos dónde me quedo completamente absorta mirando el ascensor, hasta que la encantadora recepcionista me saca de mi ensimismamiento. -Señorita Rowling -me llama- Ya puede usted subir. Tiene que coger el ascensor tres, planta tres. Al salir la atenderá mi compañera -me dedica una agradable sonrisa que yo le devuelto simpáticamente y al caer en la cuenta se me descompone un poco el semblante. ¡ASCENSOR! ¡NO! ¡Yo odio los ascensores! Me entrega el pase de visitante el cual cojo enseguida. -Eh, esto. No habrá por algún casual... ¿Escaleras? -pregunto con voz trémula. La amable recepcionista frunce un poco el ceño. -Sí, claro. Por el pasillo, a la derecha -me indica y sonríe de nuevo. Asiento con la cabeza mansamente. -Gracias -le dedico una sonrisa de alivio y me vuelvo dándole la espalda siguiendo las indicaciones dadas. Cuando llego arriba me encuentro con otra mujer. Esta vez rubia de cabello largo, pero con idéntico uniforme; falda negra de tubo por las rodillas y blusa azul cielo. -Elisabeth Rowling ¿verdad? -me pregunta con una vocecilla fina. -Sí. -Puede pasar al despacho del señor Cooper. La está esperando -me señala la puerta del despacho y sonríe amablemente mientras se dirige hacia el mostrador colocado a pocos metros de mi. Doy unos cuantos pasos y llamo a la puerta. Al otro lado oigo una voz cálida que me insta a pasar. Entro y veo a un hombre mayor que se levanta de la silla enérgicamente y viene a saludarme. -Buenas tardes, señorita Rowling -me dice con amabilidad, tendiéndome la mano. Me cae bien al instante. Se ve sencillo. Nada estirado, ni seco. -Hola, señor Cooper. Puede llamarme, Beth -digo mientras le estrecho la mano con una sonrisa. (La mejor carta de presentación) Es alto, robusto, con el pelo canoso y ojos de un azul transparente. Un poco intimidantes pero amables. -Claro, también puedes tutearme Beth. Vamos sentémonos -me hace una seña para que me siente en una de las dos sillas que hay delante de su escritorio, mientras el se dirige hacia el otro lado de la gran mesa. -Gracias, Kevin. Camino hacia la silla y tomo asiento a la derecha. -Bien -se sienta y añade- ¿Por qué quieres hacer las prácticas aquí y no en otro sitio? Me quedo pensando por un instante. -Bueno, siempre me han gustado las revistas de magazine y está me parece una buena agencia -respondo clara y tranquila. Pero eso es solo lo que parece, porque estoy de todo menos tranquila. Dios, ojala esto no fuera tan impersonal. -Ajá. Bueno sí, si es una buena agencia, o por lo menos eso creo -sonríe- La base de esta empresa es la humildad y el respeto -comenta de repente y prosigue- Eso es muy importante que cumplan mis empleados. Aquí todos somos iguales aunque con diferentes cargos, por supuesto. -Claro -contesto estando de acuerdo con él. Él carraspea y ojea unos papeles que tiene tendidos sobre la mesa de caoba brillante. -He visto su informe. Tiene unas excelentes notas. Y también he visto que ha estado colaborando en la revista de la facultad, en sus horas libres -murmura con la vista puesta en los papeles. -Sí, he estado escribiendo en una sesión de la revista semanalmente- reconozco sonriente, orgullosa de mi misma. Espero que eso me dé puntos a favor. De pronto se abre la puerta. -Oye papa -dice una voz masculina. Se interrumpe un instante y luego se disculpa- Oh, no sabía que estuvieras ocupado. Me doy la vuelta y veo a un hombre rubio, alto y elegante, en el umbral de la puerta y a su lado... ¡Dios! Está ahí..., ese hombre tremendamente atractivo que vi en el vestíbulo principal, Está ahí... Cruzamos la mirada unos segundos, y corriendo me vuelvo hacía delante. Madre mía, qué ojazos tiene. -Sí, estoy ocupado Isaac, con la señorita Elisabeth Rowling -le responde. -Sólo quería decirte que me voy con Izan. Tengo los datos que me pediste. Mañana los vemos juntos. Izan, se llama Izan. Un nombre muy sexy para un hombre muy sexy. Y no sé porque pienso eso, pero la cosa es que lo pienso. -Sí, está bien, mañana. -Buenas tardes y disculpe la interrupción señorita Rowling. Me giro de nuevo. -Buenas tardes -saludo y vuelvo a cruzar la mirada con Izan. Está sonriendo. -Adiós, kevin. Señorita Rowling -dice con voz masculina, atrevida, pero con un toque dulce. Haciendo una leve inclinación de cabeza. No deja de sonreír. Mostrando sus dientes blancos y perfectos de manera descarada. Yo me vuelvo nuevamente hacia delante. ¿Por qué me siento tan nerviosa cuándo lo miro? ¿Qué me pasa? Suspiro despacio... y vuelvo a inspirar. -Bueno, muchachos no nos interrumpáis más. Venga, venga -murmura kevin enfatizando con la mano. Se ríen, y a continuación se cierra la puerta. Suspiro de alivio. -Disculpe, Beth. Estos muchachos con la fiesta de solteros que están organizando, están deseando irse -niega con la cabeza. Y yo abro un poco más de lo normal los ojos por sus palabras. Un segundo después sonrío para disimularlo. Espero que no se haya dado cuenta. -No, no se preocupe. ¿Quién se va a casar? ¿Es Izan? ¿O Isaac? ¿O quizás un amigo? No tengo ni idea, pero... ¿Por qué pienso en eso? ¿A mí que me importa? Por favor, Beth ¡Concéntrate en la entrevista! Me reprendo a mí misma. Me tengo que concentrar, me tengo que concentrar. Sí, eso voy hacer. Esto es lo único que importa. -Continuemos -murmura Kevin.
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