Capitulo III

2228 Palabras
Chequee la bandeja de mensajes de mi teléfono, al parecer tengo que pagar la hipoteca de mi casa al ver lo que me ha escrito el dueño del sitio. Creo que me mudare al final de este mes, ya que me estoy quejando de que todo el tiempo aumente la hipoteca, sin haber híper inflación en el país. Salí a ver a Martha, mientras que espero por si alguien viene por otra consulta. Camino hacia ella, y me he preguntado cual sería el estilo de vida de ella, ¿Tendrá esposo? ¿Tendrá hijos? ¿Será mexicana? Se me formulan miles de ideas, ya que apenas la entreviste hace una semana, y me agrado por el simple hecho de que lleva quince años de experiencia, además de su atractivo currículo, sabe hablar en tres idiomas distintos, quizás con ella aprenda algún idioma. -¿Qué haces? – le pregunto al acercarme a ella. -Estoy redactando mi tesis de la universidad, estoy por terminar, por lo menos estoy aprovechando mi tiempo – me dice sin levantar la vista de su computador. -¿Qué carrera estudias? No sabía que eres estudiante- -Pues, siempre quise estudiar gestión hotelera, sólo que no he tenido tiempo, pero ahora mis hijos están graduados de la universidad y ellos tienen un trabajo fijo… Pienso que podré ejercer mi carrera como tal. -No lo vi eso en tu currículo. -Lo considere innecesario, este trabajo consta de ser recepcionista, pero me gustaría llegar a administrar un hotel – sus dedos vuelan en el teclado, al parecer sabe lo que hace. -Bien, me mencionaste tus hijos ¿Cuántos tienes? – me siento en la silla y me ubico al lado de ella. -Tengo tres, los he criado siendo madre soltera. Hasta pude costear sus estudios, tuve que trabajar a presión, porque el maldecido de su padre no me ayudo en nada, y discúlpame la expresión, pero la verdad que fueron tiempos difíciles. Pero ahora ellos están bien, me siento satisfecha por ello – se desabotona un botón de su camisa. -Bueno, me parece bien a que usted este estudiando. Recordé que en el currículo de Martha dice tener cincuenta años, la verdad que ella se ve muy conservada a pesar de su avanzada edad, su voz todavía suena fluida y veo que no es una señora sedentaria, quizás si este capacitada para ejercer su futura profesión, toda persona tiene derecho de hacer lo que quiere, sin importar su edad, pienso de esta forma porque es bonito hacer lo que siempre has querido, sin importar nada, siempre habrá tiempo para hacer todo. -Bien, ¿Cuándo te gradúas? -En un año, poco a poco voy. Pero la verdad que me hubiese gustado hacer esto hace mucho tiempo, pero ya sabe, la suerte no estuvo de mi lado… Por eso me preocupo por mi apariencia, porque de seguro muchos hoteles no querrán contratar a una mujer vieja – arruga la nariz – por eso hago mucho ejercicio, me cuido la piel, hago dieta, he dejado de tomar café, bebidas azucaradas y entre otros alimentos que sé que no me harán bien – deja de escribir en el teclado – la verdad que mi preocupación más grande en estos momentos, es mi vejez y de lo que pensarán los demás sobre mí. -Pues, ya sabes que no todos seremos jóvenes para toda la existencia, pero como tal sigue cuidándote, come sano, haz ejercicio y siga manteniendo su dieta, pero como tal es devastador para cualquiera llegar a esa cierta etapa, no hablo de las notables arrugas, sino de aquello que no te permite vivir como tal, como esos típicos dolores de articulación o la osteoporosis, entre otras patologías que aparecen en esa cierta edad – cruzo las piernas – pero no se enfaticé en aquello, todos llegaremos a esa cierta etapa. -Es difícil no hacerlo – suspira por un momento. -Bueno, a pesar de que usted cuenta con cincuenta años, aparenta tener menos edad, no puedo ver ni la primera arruga de su frente – agilizo la mirada hacia su rostro. -Bueno, realizo mis masajes faciales todos los días, descanso lo que más puedo, pero ya sabes mi trabajo, la universidad, la hipoteca... Todo en realidad – pone los ojos en blanco. -Pues, te entiendo – sonrió nerviosamente - ¿No querrás tener una consulta conmigo? -No, en realidad, me siento cómoda como estoy – sigue tecleando en su computador. -¿Cómo que cómoda? ¿A qué te refieres? – levanto mi ceja derecha. -¡Espera! Sin trucos psicológicos – habla entrecortadamente, al parecer le hice gracia. -Bueno, mis consultas son totalmente confidenciales – espero por su respuesta. -Pues, cuando me sienta segura, yo lo haré, pero quizás no pase – estira los labios. -Ah, te entiendo – me levanto de la silla – bien, me iré, casi va a anochecer. -Bueno, si es así, también lo haré – se quita los lentes. -A pesar de que hoy es mi primer día, no estuvo nada mal – asumí. -Sí, poco a poco tendrá más por quien atender. -Eso espero. Recordé que tenía que empezar a pagar impuestos, ya que tengo mi consultorio en una parte céntrica de la ciudad, lo que apenas gané hoy 1.600 pesos, pero no puedo quejarme, algo es algo. Busque mi bolso en mi consultorio y salí del sitio con mi recepcionista. Me abrigue fuertemente, al ver el frio que sentía y observe a muchas personas aglomeradas, me pregunte la razón del porqué, pero me di cuenta que es por el beisbolista recién llegado y que todos están locos por él, sobre todo las mujeres por llegar a tener una oportunidad de estar con Joaquín. Por lo menos, soy mentalmente madura para no estar persiguiendo a alguien que ni siquiera debe de decir “gracias” a quienes le haría un favor. -¿Vamos a integrarnos con ellos? – me dice Martha. -No, yo iré a mi casa. -Bien, creo que haré lo mismo. Caminamos por la acera, hasta que conseguimos un taxi inmediatamente, creo que las calles serán inundadas por aficionados al béisbol, es mejor irme antes que sea imposible el paso hacia alguna otra avenida. La mayoría de los autos tienen la música a todo volumen y los demás bailan debajo la llovizna que las nubes producen. -Esto se ha vuelto loco – ella sonríe de medio lado. -Pues, totalmente recién diagnosticado – lo digo al subirme del taxi y cerrar la puerta. *** Acaricio a mi gato con los pies, sentada en el sofá mientras veo televisión. Apenas son las diez de la noche, y me entretengo con una película protagonizada Robert Williams. Hasta que escucho una música, con todo el volumen posible en la casa de al lado, me imagino que hay un nuevo vecino desde hace tiempo el antiguo se ha ido del país. Pero no me parece que este siendo así de desconsiderado con los demás. Por eso me levante del sofá, me abrigue con la prenda que deje en el perchero, y me dirigí con el paso acelerado. Pero me sentí insegura tratando de hacer esto, pero de todos modos salí y al hacerlo me asuste al ver un hombre en todo el medio de la calle titubeando con una botella en la mano. -¡Que vivan las perras! – casi se cae, al tropezarse con su mismo pie. Cerré la puerta nuevamente, y busque un bate de béisbol para sentirme segura al salir hacia la casa que pareciera más bien un antro. Corrí hacia allá con la esperanza de que me tomaran enserio, pero me sorprendí al ver al a Joaquín en aquella casa, que me imagino que sería el anfitrión de la fiesta desastrosa. Él esta vestido de forma casual sentado en el porche, en alrededor de cinco mujeres que me imagino que estarían suplicando se atención. Percibí en él que no estaba ebrio, pero se veía energético e imperactivo, mientras que sus demás amigos seguían disfrutando la fiesta. Pero esa dichosa música seguía molestando. Él al verme parada enfrente de su casa, porque no me atreví subirme en los escalones de la casa, así que él mismo se acercó hacia a mí, a la vez que seguía esperando. -Hola, ¿Te quieres integrar en la fiesta? – su aliento a ron me hace tener asco de él. -No – doy un paso hacia atrás – sólo vine a que bajases la música, es demasiada alta – le indico al DJ que debe de haber en su casa. -¿Por qué de hacerlo? No seas agua fiesta, la vida es una y hay que disfrutarla – me sonríe deliberadamente. -Gracias, pero la disfruto a mi modo – sigo sujetando mi bate. -Ah, juegas béisbol, ¿Quieres una partida conmigo? – se acerca hacia a mí. -No, sólo quiero que cooperes conmigo – elevo más la voz, para que sea posible que me escuche. -Bien, déjame decirle al DJ, y vuelvo a hablar conmigo – da la media vuelta – no te vayas, sino elevo más la música – me advierte. > Al ver la espalda torneada de Joaquín, me produjo excitación al verla, pero no hablo al típico concepto, ya que sólo significa goce o disfrute, creo que mis ojos le gusta lo que ve, pero quito inmediatamente la mirada, eso aumentaría el nivel de hormonas que hay en mí. Para que sea la única que este aquí, me imagino que los vecinos del condominio no les molestan al tratarse del beisbolista más querido del país, hasta unas cuantas personas de por aquí están celebrando a lo que supongo que es por su bienvenida. Di la media vuelta para regresar a mi casa, porque supuse que Joaquín no iba a volver por mí, quizás se distrajo por alguien más. -¡Espera! Ya volví – me dice él - ¿Qué harás? -Pues, quiero dormir… Pero un cierto personaje no me permitiría hacerlo – le sonrió de medio lado. -¡Ah! Bueno, pero si es así, aprovechemos la noche – me sonríe también. -Eh, mejor me voy a mi casa – me retiro de él, antes de que esto se vuelva peor. -Espera, ¿Qué pensaste a que yo me refería? – posiciona las manos sobre las caderas – creo que mal me interpretaste. -Ah, creo no, simplemente me quiero ir – sonrió nerviosamente. -Pensaste mal – me dice en un tono juguetón – no te espantes, sólo quiero hablar contigo y quizás hacer bromas. No eres como las mujeres que me persiguen, eso me llamo la atención en ti. -Entonces, ¿Qué quieres decirme con esto? – arqueo las cejas. -Pues, eres interesante y que me gustaría conocerte un poco más, eso es todo – levanta las manos, señalando inocencia en él. -Creo que a esta hora de la noche, es preferible dormir, mañana tengo trabajo por hacer. En realidad no sé si Martha ha citado a alguien más para mañana, pero es mi forma de excusarme. -Bueno, si es así, mejor descansa… ¿Cuándo no podemos ver? -Pues, no sabría decirte cuando exactamente. > -Bueno, sé dónde vives, así que cualquier día te puedo visitar – me sonríe de medio lado. -¿Qué quieres al cambio? – agilizo más mi mirada. -Oh, ¿Qué dices? – coloca su mano en el pecho – dices que no pueda que haya en mi ingenuidad o que no pueda ser genuino – usa su voz aguda para actuar como alguien ofendido. -Bueno, sólo quiero descansar – levanto los hombros. -¿Eres sexóloga? Cuando pregunto por mi profesión, sentí que él estaba muy atento conmigo, pero quizás esto si se vuelva más íntimo. -Sí, lo soy. -Ah, bueno, ya sabes que soy beisbolista – estira los labios – iré con ellos – me indica a sus amigos, que están ubicados en el fondo de la casa – que descanses. -Igual, si es que lo haces – me froto los brazos del frio. -Apenas he vuelto a mi país, quiero disfrutar de esta noche. Tuve hasta que pagar a los vigilantes del condominio para que no dejasen pasar a los periodistas, que de seguro que estarán por allí mañana – alza la vista hacia el sur. -Bueno, ya me iré. -Está bien – me sonríe pasivamente. Me gusto conocer su otro lado, es agradable, amable y cordial, pero el de esta mañana lo deteste con todo mí ser. Al caminar hacia mi casa, no evite sonreír de la nada. > Ante este hecho, me di una palmada en el hombro. No puedo interesarme por un hombre mujeriego, quizás simplemente él quiere ser mi amigo, pero todo es perfecto cuando te enamoras, aunque esto no lo puedo certificar como tal que es amor, ya que, la ciencia establece que si alguien está enamorado en verdad de alguien es después de tres meses, sino es así, es simple atracción física. Entre a mi casa, no pensé que volvería con una alteración en las hormonas, pareciera que hicieran fiesta dentro de mí. Pero ignore todo en lo posible de volver con él, es muy loco lo que estoy pensando, por eso tengo que estar muy lejos de él, antes de que haga algo de que después me arrepienta.
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