Me levanté de mí escritorio y me acerqué a recepción, tenía ganas de hablar por un rato con Martha hasta que Joaquín viniese a mi consultorio. Entonces, me alegré en notar que ella estaba muy feliz en el computador. -¿Por qué tan feliz? – le pregunto. -Estoy excelente en mi semestre, me emociono cada vez que veo una buena nota – me dice, casi con una voz chirriante. -Oh, te felicito – me siento en una silla a su lado. -Sí, es emocionante acercarse poco a poco a la vida que quieres alcanzar – frunce los labios – aunque, todavía me falta para graduarme. -Sabes, te admiró de cierta forma… Eres jovial, simpática, amable y divertida – me expreso abiertamente – mas bien, no te comportas como alguien normalmente a su edad – le sonrío – no eres una señora amargada y que todo el tiempo quiere

