Tres horas después, y Lucke aun no salia de su habitación. Había ido a desayunar, dejándole un emparedado en la cocina sólo porque no pude evitar hacerlo. Mi madre me había criado bien. No lo vi en la cocina, pero una hora después, cuando volví por una fruta, el emparedado no estaba. Después de todo terminaron gustándole, sonreí dentro de mí, estúpidamente me sentía alagada. También me di una ducha y me vestí más cómodamente, sin mostrar tanto. Ahora estaba sentada en medio de mi cama, mirando hacia la ventana y tratando de analizar lo que había pasado en la habitación de mi hermanastro. Me había gustado ese beso, mucho en realidad, y ahora no podía sacarlo de mi mente. ¿Por qué me había besado de esa forma? ¿Y después de haberle cortado el cable de su equipo de sonido? Debió ha

