Esa mañana Antonio se preparó pensando «Eduardo pasará por mí al departamento y caminaremos juntos al restaurante, al fin y al cabo, son sólo unas cuadras, creo que nunca había estado tan listo por un nuevo comienzo». Algo extraño sucedía, no le había pasado con ninguna chica desde Andrea, sentía una extraña emoción y no quería hacerse ideas, pero no dejaba de pensar es sus ojos y en ese buen humor, ella es de esas personas que sonríen con la mirada. Eduardo que lo conoce muy bien de tantos años notó de inmediato algo diferente en Antonio. Sonó el timbre, abrió la puerta y era su amigo con dos cafés listos para partir.
Me pasa el suyo diciendo —Con una sola de azúcar y crema con vainilla.
—Perfecto.
—¿Estás listo para este día?
—Estoy más que listo —le respondió con un entusiasmo que hace mucho no sentía.
—Y para ver la chica nueva ¿Cómo se llama?
—¡Marisol! —le respondo rápidamente.
—Lo sabía, no olvidaste su nombre eso es una señal.
—Hey no seas así, sólo la he visto una vez y no sabemos si hoy vuelva.
—Pero quieres que así sea ¿Verdad?
—En realidad te soy sincero, me gustaría mucho, creo que puede llegar a ser una buena trabajadora y tiene una personalidad muy dulce, mucho más que tu café.
Ambos sonrieron, Eduardo le contó que esa tarde saldría temprano ya que estaba listo el carro que quería y al fin lo podría retirar y casi sin darse cuenta ya estaban en la entrada del restaurante. Al cruzar la puerta vieron que ya habían llegado la mayoría de las personas del día anterior todos estaban sentados ya listos para comenzar. Eduardo y Antonio pasaron directo a la oficina, aunque de reojo él alcanzó a ver a Marisol leyendo el menú, se veía muy linda de pronto ella lo vio y le sonrió y no pudo evitar sonreír de vuelta mientras le cerraba un ojo.
En la oficina Eduardo le dijo nuevamente —Antonio es mejor que digas quién eres tú, eres realmente uno de los jefes del lugar, eres uno de los dueños, tu padre y tú han comprado este restaurante y poco después de la inauguración sabes bien que se va de viaje con tu madre por un mes, ellos han planeado ese viaje por años y tú estarás a cargo de todo.
—Lo sé, entiendo lo que me dices, pero quiero hacer todo en este lugar antes de ocupar esa posición, necesito entender desde un comienzo este lugar quiero estar realmente preparado, si en algún momento necesitamos a alguien, créeme esto sólo durará unas semanas además quiero que sea como mi padre lo hizo. No olvides que estaré aquí limpiando, lavando platos, botando la basura haciendo ordenes, seré tu mano derecha.
Eduardo lo miro y respondió —Muy gracioso ¿Quién se supone que soy yo?
—El Chef Manager mi amigo, sabes bien que eres uno de los mejores, ahora vamos, no hagamos esperar el grupo yo me sentaré a escucharte.
—Si de seguro ya se junto a quien te sentarás.
Salieron de la oficina y se dio cuenta que para su fortuna había una silla desocupada junto a Marisol ya que ella había puesto su bolso ahí, se acercó y le dijo —¿Está ocupada esta silla?
—No, por favor toma asiento disculpa deje mi bolso ahí.
El la miró y le respondió —Por favor yo agradezco que hayas hecho eso así me puedo sentar junto a ti.
Notó como su cara se sonrojó por unos segundos y eso lo encontré extremadamente dulce y sensual y pensó «por Dios que está pasando por primera vez en mucho tiempo veo a una chica de una forma especial, no puedo entender que hay en ella, pero quisiera invitarla a salir aunque no sé cómo lo tomará y mucho menos si supiera quien soy en realidad. Mejor lo tomo con calma dicen que no es bueno mezclar las cosas, pero hace mucho que no me sentía así»
Marisol por su parte pensaba «¿Qué será lo que está pensando? ¿Será que se notó mucho que me puse nerviosa cuando me preguntó por la silla? es que no lo puedo evitar, ¿pondrán problemas si alguien tiene relaciones con alguien de su grupo? ¡Relaciones!, por Dios que estoy pensando sólo se sentó a mi lado y yo estoy pensando en relaciones. Es que veo sus ojos, esos brazos, ese cuerpecito que Dios le dio y me emociono, se me alborotan las hormonas la única vez que me sentí así fue cuando vi a Keanu Reeves, bueno la verdad es que con él habría que ser de hielo para no sentir nada»
Mientras tanto Eduardo les explicaba el tipo de comida que tendría el restaurante, los vinos y cuales combinaciones eran las mejores para los distintos tipos de comida, quería que todos conocieran un poquito de cada cosa, les explicó el menú, los especiales que tendrían cada día, además les indicó que ya se estaban haciendo promociones para los eventos, en esos momentos miró a Marisol y dijo —Marisol pensamos que tú podrías ayudar mucho ahí, debemos trabajar también las decoraciones del lugar cuando alguien nos contrate.
Les presentó algunas pruebas de aperitivos y postres que tendríamos y pudimos degustar varios de ellos, además prepararon una especie de buffet con opciones para que ellos mismos probaran la comida, en esos momentos Marisol siente que Antonio se acerca y le dice al oído —¿Qué te parece todo?, di si necesita algo de sal —y le sonrío.
Cuando Marisol escuchó su voz tan cerca de ella se estremeció toda y cuando se giró para decirle que estaba todo perfecto vio sus labios tan cerca que ambos se asustamos y se separaron, aunque ella hubiese querido soltar ese plato, abrazarlo, besarlo y llevárselo de ahí, de sólo pensarlo estaba sudando no entendía qué le pasaba, su cuerpo se estremece sólo con estar a su lado y lo acababa de conocer y pensaba «¿Será que esto es normal? Ya quiero llegar a casa y hablar con mi hermana al menos ella tiene experiencia, aunque no muy buena, en realidad cualquiera tiene experiencia a mi lado».
Entre los postres había un mousse de chocolate con cerezas y vino tinto, y cuando Marisol lo probó sólo pudo cerrar los ojos y sentir los sabores cuando los abrió Antonio la estaba mirando y sonreía.
Le preguntó en que pensaba y ella le respondió —Esto es lo mejor que he probado en mi vida es simplemente perfecto —Porque si le decía todo lo que pensaba no se podía imaginar qué hubiese pensado de ella.
—Bueno ya sé lo que puedo invitarte cuando te invite a salir —le dijo Antonio con una sonrisa.
—Tú dices postre, y de ahí yo soy.
Ambos sonrieron, mientras tanto Marisol notaba algo muy extraño, la señora Cheryl no los dejaba de mirar, aunque siempre con una sonrisa se notaba que ella era una mujer muy simpática además de muy buena persona.
Antonio lo notó y le dijo —A Cheryl le caíste muy bien.
—¿Has hablado con ella? —le preguntó Marisol extrañada por la confianza en la que él hizo el comentario.
Antonio pensó «le respondí tan rápido lo de mi madre que casi yo mismo le dije quién era yo en realidad, la verdad no puedo decirle todavía que Cheryl es mi madre, yo sé que ella está feliz por mi porque por primera vez en poco más de un año me ha visto sonreír».
El día pasó volando y ya es hora de irse mañana todos trabajarían en la programación y preparación de un evento ya que en dos días más tendrían citados a tres clientes que podrían contratar sus servicios y debían estar preparados para mostrarles cómo funcionará todo, se despidieron, cuando Marisol va llegando a la puerta escuchó que Antonio dijo su nombre y se detuvo.
—Marisol ¿Vas a tu casa?
—Si, ya me voy —le respondió.
—¿Vendrán por ti?
—No, esta vez tomaré el tren.
—Te acompaño —le dijo con esa sonrisa que él no sabía pero que ya la derretía por completo.
—Por mí no hay problema, pero a lo mejor era demasiado lejos para ti —le respondió Marisol y después pensó «¿Por qué dije eso?, debí quedarme callada claro que, si quiero, es más quiero tomar el tren equivocado para estar más tiempo a su lado, que estoy diciendo gracias a Dios mis pensamientos son sólo míos aunque desde ayer ya no estoy tan segura»
—No hay problema así podemos conversar —me respondió él.
—Me parece perfecto — Mientras le agradecía al cielo por esa respuesta.
—¿Te gustaría comer algo? —Le preguntó.
—La verdad hemos comido más de lo que creí podía comer el día de hoy —«Soy una idiota ¿por qué dije eso?, con él hasta un vaso de agua» pensó.
La miró sonriendo mientras decía —Tienes razón.
Comenzaron a caminar y llegaron a la estación del tren no sin antes ella preguntarle nuevamente —¿Estás seguro? No quisiera distraerte de ningún compromiso que tengas.
La miró y respondió —No tengo ningún compromiso.
Dentro de ella estaba tan feliz de escuchar eso, que hasta se controló para que él no pudiera escuchar sus pensamientos por miedo a pensar en voz alta.
Marisol le preguntó desde cuando vivía en la ciudad y él le contó que se había mudado desde Chicago hace unos meses que Eduardo y él eran amigos de toda la vida y que ahora incluso eran vecinos.
Después de decir eso Antonio pensó «Oh Dios estuve a punto de decirlo todo creo que todavía no es tiempo, aunque me encantaría tomarla en mis brazos y besarla ahora mismo, pero ¿Qué me pasa con esta chica?»
Subieron al tren que para variar estaba lleno, bueno es normal ese es el Subway de New York, apenas tenían espacio así que se tuvieron que acercar bastante en especial cuando se afirmaron para no caerse cuando el tren hizo una parada en ese momento Antonio la sintió tan cerca que podía incluso oler su perfume y por segunda vez en el mismo día podía sentir como su cuerpo respondía a su cercanía. De verdad en ese instante el quiso detener todo llevarla a su departamento y pedirle incluso que hicieran el amor, pero eso no está bien y es lógico que si hacía algo así ella va a pensar que él era un desgraciado.
Marisol pensaba «No sé qué me pasó el tren estaba lleno y otra vez tuve sus labios tan cerca de los míos, ojala me hubiese pedido ir a su departamento, si me pide que hagamos el amor hoy mismo no lo pienso dos veces, siento que es realmente lo que el doctor me recetó, pero si pasara algo así pensaría que soy una loca».
Cuando el tren se detuvo estaba tan lleno que Antonio tomó su mano para poder salir juntos, pero cuando salieron la miró y le pidió perdón y la soltó, Marisol le dije que por favor no le pidiera perdón que ella no tenía ningún problema. En esos momentos la miró se acercó a ella se iban a besar y las puertas del tren se cerraron y el aire y el sonido que deja el tren los desconcentró y despertó de ese romántico momento.
—Vamos —dijo Antonio mientras sonreía.
Cuando salieron Marisol se dio cuenta que habían salido por la calle equivocada al parecer ese casi beso la distrajo pero por ese lado de la calle había una linda plaza, él le preguntó si se quería sentar un rato y ella respondió que sí, mientras tanto seguían tomados de la mano, de pronto se acercó a ella la miró a los ojos, se estaban acercando solo faltaba un centímetro para ese beso y …
—¡Muy bonito jovencita nosotros preocupados y tú aquí! —escuchó una voz familiar que interrumpió el momento.
—Yo conozco esa voz —dijo ella, que cuando miró pudo ver a su hermana, en ese momento quería que la tierra la tragara o mejor que la tragara a Cecilia, y dijo —Antonio, te presento a la chica más oportuna de todas, mi hermana.
—Antonio, ¿Tú eres Antonio? —dijo ella.
El la miró y dijo —Si yo soy, ¿Por qué lo dices, así como si ya supieras mi nombre?
Marisol la miró mientras sus mejillas se ponían de todos colores, él le sonríe, se acerca le da un beso en la mejilla y le dice al oído —Esto no ha terminado.
—Eso espero —le respondió sin saber de donde saco las fuerzas para decir algo así tan segura.
—¿Nos veremos mañana?
—Claro que si —le respondió ella mientras suspiraba.
—Tendré listo un Mousse de Chocolate con cerezas para ti.
Marisol miró a su hermana con unas ganas de estrangularla mientras le preguntaba —¿Por qué justo en ese momento?
Ella sonreía y le decía mientras lo veía alejarse —Hermanita ese Antonio si esta como para receta médica ahora entiendo perfectamente porque estas así ¿Sabes si tiene un hermano, primo que se le parezca?
—Que yo sepa no tiene hermanos, pero estoy segura de que te encantará conocer a Eduardo de quien te hablé, su mejor amigo.
—Vamos a la casa que mami de seguro nos está esperando para comer —dijo Cecilia.
—Tú estás loca he comido todo el día —respondió Marisol mientras se tocaba el estómago.
—No lo dudo te imagino con un mousse de chocolate y cerezas.
—Lo que pasa es que probamos muchas de las comidas que vamos a ofrecer, mañana estaremos trabajando con el orden de las mesas y un entrenamiento para atender a los clientes y en dos días incluso tenemos que estar listos ya que probablemente se harán algunos eventos no te imaginas lo emocionada que estoy.
—Se nota tu emoción, pero sabes me gusta verte así le respondió Cecilia mientras la abrazaba.
Llegaron a casa y su madre se alegró de verlas y les preguntó por cómo había estado el día, Cecilia contó que su día había estado normal con muchos clientes en el salón de belleza pero que estaba segura de que a Marisol le había ido mucho mejor. Su madre la miró y ella contestó —Es que estamos preparándonos para tener todo listo, estoy muy emocionada con mi nuevo trabajo al parecer estaré encargada de atender a unos clientes esta semana.
—Me parece muy bien y veo que tus ojos tienen una sonrisa especial hay algo más que me quieras contar —preguntó la madre con ese sexto sentido de las madres que saben que hay algo más en esa historia.
Su madre siempre sabe cómo están con sólo mirarlas, pero Marisol no quería decir nada todavía acababa de entrar a trabajar y creía que confesarle a su madre que casi me besó con Antonio en su primer día de trabajo no era una buena idea aunque el sólo recordarlo y sentir sus labios tan cerca la hacía sentir mariposas en el estómago y se preguntaba si en realidad mañana estaría ahí para terminar lo que su hermanita tan oportunamente interrumpió.