Esa mañana llegué a casa agotada por el trabajo, tenía que resolver el asunto de la seguridad de mi amiga y su familia, pero no era tarea sencilla. Miré, entonces, en la pequeña mesa de las flores una nota del puño y letra de mi amiga en la que decía que se sentía agobiada y que se tomaría un tiempo para descansar. Me sentí aterrada en ese momento, las cosas podrían ir mal, si aún teniéndola cerca era difícil protegerla ahora que estaba, quién sabes dónde, iba a ser mucho más difícil ayudarla. Llamé a su teléfono pero el sonido del timbre vino de su habitación, “chica tonta” pensé, ¿cómo se había ido sólo así? Si teléfono era la única manera de encontrarla. Llamé a mi amiga, la hermana de su novio y dijo que su hermano no estaba, que no sabía nada de él desde hace varias horas. Una buena n

