Mi Guardaespaldas.
Me hecho a reír cuando Tamara salpica a Marco desde la piscina y este no soportando más la intensidad de su hermana, desde la distancia le lanza un panecillo y le da en toda la frente.
– ¡Te matare cuando salga de aquí! –la pelinegra se aleja y continua nadando.
–Eva, me encanta tus ideas, debo confesar que las mías son un asco al lado de las tuyas –estiro mi brazo y tomo su mano.
–No digas eso tus ideas son increíbles, pero para el tipo de evento y temporada en que nos encontramos, queda mejor todo a un estilo verano y fresco –asiente sonriente. –Gracias por esta oportunidad, tú y Tamara son como mis ángeles, si no hubieran aparecido, creo que estuviera perdida en este lugar –Marco sonríe.
–Eres increíble, lástima que lo tuyo y lo de mi primo sea por acuerdos entre familias, pero Dorian no es malo, tiene sus momentos de ogro, pero cuando se coloca la mano en el corazón es un ser muy bueno.
–Lo sé y que me dé su apoyo en todo esto me lo deja saber –escuchamos a Tamara anunciar que va por algo de tomar y ya regresa. – ¿Qué te parece la combinación de dos colores? –Marco se emociona.
–Un azul vibrante y por favor, dorado, ¡Quiero mucho dorado! –nos reímos. – ¿Cómo es que sabes tanto de esto? Dime la verdad, ¿Lo estudiaste? –niego.
–Solía escabullirme de adolescente para ver como organizaban todo en las fiestas y eventos de papá, cuando una tonta idea se venía a mi mente, de inmediato tomaba un trozo de papel, plasmaba mi idea y lo dejaba cerca de las cosas del organizador de ese momento, cuando notaba que lo tomaban en cuenta, sonreía como idiota, era un leve avance para mí –Marco toma mi mano y acaricia el dorso de esta. –Cuando vives en un ambiente donde solo sirves para casarte, procrear hijos y lograr alianzas, algo mínimo como que tu idea sea parte de algo, te emociona mucho.
–Antonio Torrens, ¿Es así de dictador como dicen por allí?
Esa pregunta cala tan profundo en mí, que todo recuerdo se proyecta en mi cabeza como si fuera sido ayer mismo, se siente tan fresco que, incluso me da nauseas recordar todo lo que yo tuve que pasar para lograr estar aquí donde me encuentro, casada con Dorian.
.
– ¡No! ¡No de ese modo! –me sobresalto, mis manos comienzan a temblar. – ¿¡Como carajos te hago entender que esa no es la jodida manera en que quiero que camines, Eva!? –observo a papá con miedo, la chica que me instruye esta con la mirada gacha. – ¡Necesito un porte elegante, exquisito, frágil! ¡No esto!
–Pero papá... –fija su mirada en mí. –Hago lo que puedo –mi voz se rompe.
–Evita que las lágrimas se agolpen en tus ojos –dice con frialdad. –No quiero una hija que llore, no quiero una que de lastima, ¡No quiero ninguna de esas porquerías! –se acerca de prisa a mí, me toma con fuerza de la quijada con mucha fuerza, me lastima y lo sabe. –Quiero que donde llegues, los hombres fijen su mirada en ti, que al verte digan, quiero hacerla mi esposa o simplemente llevarla a la cama –trago duro, es inevitable para mí evitar las lágrimas en mis ojos. –No llores, Eva.
–Me lastimas... –aprieta su agarre, gimoteo de dolor. –Papá... me duele... –nos miramos fijos, su mirada grisácea se vuelve más intensa. –Por favor, suéltame.
–Has las cosas como yo quiero, necesito que estés preparada, ya tienes veinte y no he logrado nada contigo, ¡Joder! –me suelta tan fuerte que me tambaleo y mi instructora se acerca y me sostiene. –Maldigo el día en que la vida me dio solo hijas y no un varón, que era lo que yo más necesitaba –lagrimas bajan por mis mejillas. –Has algo con ella, porque si no a la próxima te despido.
Y se marcha.
.
El perderme en mis pensamientos es algo que no me gusta, vuelvo a la realidad y al observar a Marco sonrio. No quiero compartir con él cosas que yo he intentado borrar de mi cabeza pero que ahora que lo pienso, es imposible eliminar así tan fácil. Retomo lo de organizar el evento de bañadores que se realizara en dos semanas y entonces minutos después escuchamos que Tamara menciona nuestros nombres, ambos la vemos venir.
– ¿Dorian tiene un casting o qué? –toma asiento. –Hay una cantidad considerable de hombres dentro de la mansión, ¿Sabes algo acerca de eso, Eva?
–De seguro se trata de los guardaespaldas –ambos se asombran. –Sí, Dorian me colocara uno para que este al pendiente de mí, después de lo ocurrido con el atentando, me dejo saber eso y ahora alguien estará pegado a mi casi las veinticuatro horas al día.
–Ok, estoy seguro que a nosotros también nos tendrá en esa lista –comenta Marco. –Dorian es así, cuando ese tipo de cosas ocurre protege a toda la familia, así fue con el atentado pasado, duramos meses, muchos meses siendo protegidos.
– ¿Hace cuánto ocurrió ese último atentado? –pregunto, pero haciéndome la poco interesada para no incomodarlos.
–Tres años y medio –menciona Tamara, pero el tono de su voz ha cambiado, le miro, ¿Esta afligida? –Yo iré a darme otro chapuzón.
En silencio se aleja y vuelve a la piscina, Marco no toca más el tema del atentado pasado y yo tampoco, nos enfocamos en su evento y nada más. Sé que quizás fue algo más intenso el de la otra vez porque para que Tamara reaccione de esa manera y para haber durado tiempo siendo protegidos, de seguro fue algo más, de lo que fue el de hace unos cuantos días atrás.
_
Después de haber estado parte de la mañana acompañada de los chicos, en este momento me encuentro metida en el ordenador que está en la enorme biblioteca. Estoy buscando todo lo que tiene que ver con el alquiler para las cosas del evento, y me sorprende mucho cuando anuncio que soy Eva de Chapman para que de inmediato me den el sí a todo. Ahora sé que de verdad este apellido tiene muchas influencias y eso en parte me ayuda mucho y no lo voy a negar.
–Señorita Eva –me sobresalto al escuchar la voz de Kate. –Disculpe si la asuste –la visualizo junto a la puerta. –Es que tiene visitas.
– ¿Visitas? –me coloco de pie y entonces me hielo al ver a Antonio Torrens entrar. –Papá, que sorpresa –Kate se retira en silencio, dejándonos solos. –No esperaba verte tan pronto –lo veo detallar todo el lugar, – ¿Qué haces acá? ¿Ocurre algo con mis hermanas? –niega. – ¿Beatrice? –vuelve a negar. – ¿Y entonces?
– ¿Organizadora de eventos? ¿Tu? –siento como mi cuerpo se hiela. –Eres la única Eva de Chapman en Sicilia, así que no me digas que estoy equivocado.
– ¿Tienes algún problema con ello? –lo digo con un tono de voz pacifico, dejando saber mi confusión acerca de que yo organice algo.
–Eva, yo no te envié a esta casa en matrimonio para que hicieras ese tipo de cosas, ¡Claro que no! –lo dice entre dientes, sin alzar la voz pero dejándome saber que no está muy agraciado con la idea.
–No le veo ningún problema a ese hecho, padre... –confieso. –Solo lo hago para el primo de Dorian, me pidieron ayuda y yo se las estoy ofreciendo, que esté casada no quiere decir que no intente llevarme bien con sus otros familiares, ¿No? –me mira fijo. – ¿O es que acaso olvidaste las reglas que conllevan el casarse con alguien? Casarte con la persona, también te orilla a casarte con la familia, ¿No es así?
–Eva... Limítate a cosas, no pierdas tu tiempo en organizar eventos o fiestas, que se yo, enfócate en lo que de verdad necesito, un nieto, varón... –trago duro. –Supongo que ya ocurrió, ¿No?
–Padre... –nos miramos fijos. –Mi intimidad no tiene por qué ser divulgada contigo –se acerca, me toma del antebrazo, me sujeta con fuerza.
– ¿Ocurrió? –nos vemos fijo, el color de sus ojos es de ese intenso gris, asiento.
–Sí, ya ocurrió en nuestra noche de bodas –suspira aliviado. –Pero eso no quiere decir que ya esté en cinta, ¿Ok?
–La siguiente semana, miércoles a las diez de la mañana, tienes consulta con tu ginecóloga, necesito cuanto antes que te embaraces.
– ¿Disculpa? –me toma por sorpresa. –Padre, necesito vivir mi matrimonio y Dorian y yo no hemos tocado ese tema –intenta tomarme con más fuerza, pero el sonido de la puerta siendo abierta lo evita y se aleja a dos pasos de mí. –Y si papá, claro que estoy bien después de ese lamentable atentado –digo, se confunde un poco y cae en cuenta de que ahora no estamos solos. –Y allí esta Dorian –señalo detrás de él.
Papá vuelve a su porte y al darse media vuelta sonríe agraciado con Dorian, este si es todo lo contrario, se mantiene serio se limita a un corto saludo.
–Antonio, no te esperaba aquí en mi casa –terminan de estrechar sus manos. – ¿Todo en orden? –me mira, asiento levemente.
–Sí, sí, todo en orden, solo vine a ver a Eva y saber cómo se encuentra después de ese lamentable evento, además mis disculpas por no asistir.
– ¿Estabas invitado? –papá me mira, asiente. –Entiendo... –les miro a ambos. –Si me disculpan debo continuar con unas cosas.
–Después de que tu padre se marche, te espero en mi despacho, Eva –observo a Dorian, asiento.
–Bien, así será.
Ambos se retiran y yo vuelvo a lo mío, no puedo creer como incluso mi padre tiene cierto poder en algunas personas, porque estoy segura que quien le dio el dato de mi participación en la organización del evento de Marco, es alguien a quien pedí sus servicios y se fue con el chisme a papá, haciéndolo venir hasta aquí, para hacerme el reclamo. Aun estando lejos de casa y en un matrimonio, papá no dejara de ponerme el pie encima para limitarme de cosas, pero no le pienso dar el gusto, porque yo no quiero seguir bajo su yugo, no quiero que me arruine, no ahora.
.
Tengo la mirada fija a las afueras de la mansión Chapman, hace un buen rato que subí a mi habitación y le pedí a Kate que me trajera algo de tomar y ahora me encuentro con una taza de té entre mis manos. No he dejado de pensar en la visita de papá, no tengo idea si aún se encuentra aquí, quizás si porque Dorian aun no pide mi presencia en su despacho. Tomo un sorbo de mi taza y entonces me pregunto, ¿Cómo carajos le voy hacer pensar a papá que si mantuve intimidad con Dorian cuando no fue así?
Si llego a ir a la ginecóloga, se dará cuenta de todo, que yo he tenido intimidad con mi ahora esposo y papá se enojara si se entera de que le mentí. Observo el atardecer y se van tan bonito, mi habitación se llena de colores naranja, amarillo y un poco de rosa y me doy un sorbo más. Necesito buscar la manera de no asistir a esa consulta, necesito no sé, buscar la forma de que ella no sea más mi doctora y buscar a otra, quiero comenzar hacer las cosas por mi propia voluntad y no porque papá así lo imponga.
Dos toques a la puerta me espabilan, doy el permiso para que entren y es Kate quien aparece.
–Señorita Eva, el señor Dorian quiere verte en su oficina –asiento, Kate esta por irse, lo evito.
–Necesito de tu ayuda, Kate... –se acerca. – ¿Cómo puedo evitar ir a una consulta médica? –se confunde, le pido que tome asiento. –Tengo una consulta con la ginecóloga la semana que viene, yo no quiero.
– ¿Por qué? ¿No te agrada?
–No es eso, ella es muy buena en lo que hace, pero ella le informa todo a mi padre –Kate se asombra. –Sí, sí, y no puedo ir Kate, no puedo porque mi padre cree que yo y Dorian ya tuvimos relaciones y no es así.
–Señorita Eva... –me pongo de pronto nerviosa.
–Necesito evitar esa consulta, como sea.
–Entiendo señorita, pensare en algo, pero primero vaya al despacho, Dorian la espera.
– ¡Oh! Cierto... –me coloco de pie, ella igual. –Por favor Eva, necesito que me ayude con lo que le pedí, ¿Si? –asiente y dándole un corto abrazo salgo de mi habitación directo al despacho de Dorian.
En el camino intento alejar todo lo que me aqueja con papá y mantenerme serena ante la situación, aún faltan días para esa consulta medica, pero hasta que no busque una solución de ir sé que me mantendrá muy martirizada. Cuando me planto frente a la puerta del despacho, doy dos toques a esta y escucho a Dorian dando el permiso para que entre, lo hago y cierro la puerta detrás de mí.
–Lamento haberte hecho esperar, Dorian... –lo visualizo, pero me percato de que no está solo, alguien más está aquí, dándome la espalda.
–Descuida, Eva –me acerco de a poco. –Pedí tu presencia porque quiero presentarte a alguien que trabajara para nosotros –esta persona se coloca de pie. –Eva, te presento a Nael Maldox, tu guardaespaldas.
– ¿Mi guardaespaldas? –entonces este se voltea y mi aliento se esfuma. –Usted... –digo y me da un leve asentimiento.
–Buenas noches, señorita... –extiende su mano hacia mí y la estrechamos, tiene su mirada fija en la mía.
–A partir de mañana, Maldox será quien te proteja, donde desees ir, él ira contigo, es el mejor en su curriculum, así que lo elegí para tu protección –observo a Dorian, aun estrecho la mano de mi guardaespaldas y entonces al verlo, su mirada esta fija en mí, ojos café, ese es el color de sus ojos. – ¿Estas bien con la elección? –reacciono y suelto el agarre, observo a Dorian.
–Estoy bien con la elección –fijo la mirada nuevamente al hombre frente a mí. –Un gusto conocerlo, Nael Maldox –esboza una corta sonrisa, no puedo creer aun que es la misma persona que estaba el día del atentando. –Espero que tengamos una buena relación.
–Lo mismo digo, señorita Chapman.
–Eva, por favor, no me gusta mucho la formalidad –asiente.
–Está bien, señorita Eva –asiento ante esto y al fijar la mirada en Dorian, este me da un leve asentimiento y en silencio salgo del despacho.
Cuando la puerta es cerrada detrás de mí, llevo mi mano con prisa a mi pecho y entonces el latir desbocado de mi corazón me aterra. No entiendo porque me late de esta manera, no sé porque de pronto mis manos están sudorosas y porque un nudo muy grueso se formó en la boca de mi estómago. Me alejo con pasos lentos y al darle un último vistazo a la puerta que da con el despacho de mi esposo, me apresuro para llegar a mi habitación y encerrarme para pensar, pensar porque demonios mi cuerpo ha reaccionado de esta manera.