Santa Claus enamorado

Mike se encontraba sentado en su pequeño apartamento, con la frente fruncida y un gesto preocupado en su rostro. Miraba fijamente las facturas que había acumulado en la mesa, tratando de maquinar la mejor forma de estirar su sueldo hasta el final de mes. —Michael,¿no vas a clases? —Ya me voy madre. —Ya me siento mejor,no quiero que descuides tus estudios. Su madre, que vivía con él, había estado enferma durante las últimas semanas. Los medicamentos que necesitaba eran muy costosos, y Mike no sabía cómo iba a hacer para pagarlos. Sus ahorros ya estaban agotados y el sueldo de su trabajo en la tienda de comestibles apenas cubría los gastos básicos. Esa mañana, mientras tomaba su café, Mike recibió una llamada de su amigo Tony. Este le contó sobre una oportunidad de trabajo que podría ayudarle a salir de apuros. La empresa de eventos para la que trabajaba Tony estaba buscando a alguien para interpretar a Santa Claus en sus fiestas navideñas. Los beneficios económicos eran buenos, y al parecer el trabajo no requería mucho esfuerzo físico. Mike no estaba muy convencido al principio, pero lo que realmente le preocupaba era la salud de su madre, así que decidió darle una oportunidad a la idea.se presentó a la audición para el papel de Santa Claus. —¡Hola Mike! ¿Estás listo para demostrar tus habilidades navideñas? —le dijo Tony, con una sonrisa. —Supongo que sí. No tengo mucha experiencia siendo Santa Claus, pero haré lo que pueda —respondió Mike. La audición consistía en interpretar diferentes escenas típicas de la Navidad, como repartir regalos, cantar villancicos y escuchar los deseos de los niños. A pesar de su falta de experiencia, Mike se esforzó al máximo en cada una de las pruebas, tratando de proyectar la alegría y el espíritu navideño que tanto necesitaba en ese momento. —¡Muy bien, Mike! ¡Hiciste un gran trabajo! Creo que tienes todo lo que necesitamos para ser nuestro Santa Claus este año —dijo Tony, emocionado. Mike no podía creerlo. Parecía que todo estaba saliendo mejor de lo que había esperado. Ahora solo quedaba esperar a que la empresa confirmara su contratación y empezar a trabajar. El joven recibió la noticia de que había sido seleccionado para el papel de Santa Claus. No podía contener su alegría. ¡Mamá!,ya se nos arregló el día. ¿Por qué tanto entusiasmo hijo? —Conseguí un segundo empleo,ya cuadramos para tus medicinas. ¡Eso es grandioso!,gracias hijo. Llegó el momento de empezar a trabajar como Santa Claus. Mike se vistió con el traje rojo y blanco, se puso la barba postiza y el gorro, y se miró en el espejo. ¡ho ho ho!---balbuceó. Se sintió un poco ridículo al principio, pero también se dio cuenta de que era una oportunidad para hacer reír y alegrar a muchos niños. —¡Ho, ho, ho! ¡Feliz Navidad a todos! —exclamó Mike, tratando de adoptar la voz grave y jovial de Santa Claus. La primera fiesta navideña fue un éxito. Los niños rieron, jugaron y se emocionaron al ver a Santa Claus repartiendo regalos y escuchando sus deseos. Mike se esforzó al máximo para mantener la ilusión de la Navidad viva en cada uno de ellos, olvidándose por un momento de sus problemas y preocupaciones. Una de las escenas más memorables ocurrió cuando una niña pequeña se le acercó tímidamente y le pidió un regalo especial. —Santa Claus, ¿podrías hacer que mi mamá se sienta mejor? Ella está enferma y no quiere levantarse de la cama. Mike sintió un nudo en la garganta al escuchar las palabras de la niña. Recordó a su propia madre luchando contra la enfermedad, y se prometió a sí mismo que haría lo posible por ayudarla. —Claro que sí, pequeña. Haré todo lo que esté en mis manos para que tu mamá se sienta mejor. Pero también necesitas ayudarme. Debes darle mucho amor y apoyo, ¿de acuerdo? La niña asintió con los ojos brillantes y abrazó a Santa Claus con fuerza. Mike sintió una gran emoción en su corazón. Se dio cuenta de que, a pesar de sus propios problemas, había encontrado una manera de brindar alegría y esperanza a los demás. Mike se dedicó con entusiasmo a su trabajo como Santa Claus con una sonrisa en el rostro y un corazón lleno de amor. La alegría de los niños y la gratitud de sus padres le daban fuerzas para seguir adelante, a pesar de la tristeza que aún sentía por la enfermedad de su madre. El joven miró pasar a una chica muy atractiva la saludo y ella se bajó las gafas oscuras que llevaba puestas y lo miró de forma despectiva sin responder el saludo. ¡Uff que mujer tan prepotente!,y está muy guapa la condenada.---Masculla entre dientes. Esa atractiva mujer era Camila Parker, una heredera aficionada a ir de compras, se paseaba con desgano por el bullicioso centro comercial que era una de las tantas empresas de su padre. ¡Cuida que no se caigan!—-El chófer ya no puede con tanto paquete. ¡No se preocupe señorita! —No lo hago,si arruinas algo lo pagas,uno sólo de esos productos cuesta el sueldo tuyo de un mes. La chica es grosera y huraña,un poco amargada para ser tan joven. Bolsas rebosantes de ropa, zapatos y accesorios de diseño,Camila se sentía satisfecha por el éxito de su día de compras. Al subir por las escaleras mecánicas, avistó a ese hombre disfrazado de Santa Claus, atendiendo alegremente las peticiones de los niños que esperaban en fila para verlo. La visión le provocó una extraña sensación de nostalgia, recordando los días de su infancia cuando su madre aún vivía y la familia estaba unida y feliz en Navidad. —No le veo la emoción a estos días,¡horda de tontos!---Refunfuñó entre dientes. Entra a la oficina de su padre,el millonario Parker revisa una carpeta contentiva de muchos documentos. —¿Papá, por qué demonios hay un tipo vestido de Santa Claus en medio del centro comercial?—preguntó Camila, con un tono de incredulidad, al alcanzar a su padre, quien la miró con gesto divertido. —Ah, Camila, es solo una atracción navideña para traer alegría a los niños y recordarles el verdadero espíritu de la Navidad—respondió su padre con una sonrisa cálida. —Ya, ya, papá. No puedo creer que caigas en eso. La Navidad es solo una época comercial y una excusa para gastar dinero— replicó Camila con desdén. —¡Oh, cariño! Ya sabes que no es solo eso. Es un momento para la familia, la compasión y la generosidad,es más dentro de un rato haré una donación al orfanato Saint George,deberías acompañarme,no sabes lo bien que se siente dar sin pedir nada a cambio —respondió su padre con un brillo de entusiasmo en los ojos. —-Papá, por favor, suficiente con las lecciones de moralidad navideña. Si quieres ser generoso, adelante, pero no me pidas que participe—replicó Camila, desviando su mirada a la multitud de compradores que llenaban el centro comercial. El millonario Parker soltó una risa en respuesta y le dio un suave golpecito en el hombro a su hija. —Está bien, cariño. Pero, quién sabe, tal vez este año Santa te sorprenda— le dijo con un guiño. Camila volteó los ojos y se despidió de su padre, dirigiéndose hacia la salida. Al hacerlo, escuchó la risa alegre de un niño que se acercaba a Santa Claus con entusiasmo, recordando la inocencia y la ilusión que ella misma solía sentir en Navidad mucho tiempo atrás. A pesar de su escepticismo, una pequeña chispa de nostalgia y curiosidad encendió en su interior. ¡Pamplinas!,todos los meses del año son iguales,¡Bah!—Refunfuñó la chica. --¿Qué me puede ofrecer Santa Claus? Mientras caminaba por el estacionamiento, divirtiéndose con la idea de que Santa Claus podría sorprenderla aquí, se percató de un flash de luces y música. Se detuvo perpleja y se dio cuenta de que un grupo de personas se reunía alrededor de un espectacular árbol de Navidad que se alzaba majestuosamente en el centro del estacionamiento. Un coro de villancicos navideños resonaban en el aire, mientras los empleados del centro comercial distribuían chocolate caliente y galletas navideñas. ¿Qué demonios está pasando aquí?—murmuró Camila en voz baja, mientras observaba a su alrededor, con una mezcla de asombro y escepticismo en su rostro. —¡Camila!—Una voz conocida la sacó de su letargo. Era su amigo de la universidad, Marcos, que se acercaba con una taza de chocolate caliente en la mano. ¡Marcos! ¿Qué estás haciendo aquí? No me digas que también caíste en la trampa de la Navidad—exclamó Camila con una sonrisa burlona. —Bueno, en realidad soy el encargado de dirigir el coro de villancicos, así que, técnicamente, estoy trabajando—respondió Marcos con una risa. ¿Tú? ¿Dirigiendo un coro? Eso sí que es nuevo—bromeó Camila, disfrutando del inusual espectáculo en el estacionamiento. Mientras ambos conversaban y disfrutaban del ambiente festivo, se encontraron inesperadamente rodeados por un grupo de niños que correteaban alrededor de ellos, entusiasmados por la presencia de Santa Claus, quien ahora se dirigía hacia el árbol para encender las luces. ¡Santa! ¡Santa! ¿Puedo pedirte un deseo?--- gritó un niño, agitando ansiosamente su mano en el aire. Camila observó la escena con diversión, recordando su propia incredulidad infantil hacia tales figuras mágicas. De repente, un grupo de niños se acercó a ella, con ojos brillantes y sonrisas inocentes. ¿Eres la amiga de Santa, verdad? ¿Nos puedes contar una historia de Navidad?— preguntó una niña pequeña, mirándola con expectación. Camila se sorprendió por la inesperada solicitud, pero luego sonrió, recordando que ella misma disfrutaba de las historias de Navidad cuando era niña.De pronto su expresión se enfureció. ¡Lo siento!,no conozco a Santa y el cuento es imposible,estoy muy ocupada—Añadió mientras se retiraba. Mientras tanto, el millonario Parker, que se había quedado en el centro comercial, observaba con orgullo la escena desde lejos. Estaba complacido de ver tanta alegría a su alrededor. Ella entró a la oficina de su padre de nuevo,este la miró muy sonreído —-¿Quién hubiera imaginado que disfrutarás tanto de la Navidad, hija?—bromeó el Parker, mientras ambos se dirigían hacia la salida. —¡Papá, por favor! No te emociones demasiado. Solo me detuve a mirar un momento—respondió Camila con una risa juguetona. Santa Claus termina su jornada muy agotado,ese día le pareció interminable. ¡Es tarde!—dijo Mike mirando su reloj—me cambio de ropa en el carro,voy tarde para mi clase. Michael camina de prisa, a su auto,unas voces llaman su atención. ¡Manos arriba señorita! —-No me haga daño. ¡Dame las llaves del auto! Michael se detiene de manera brusca al ver el asalto. ¡Hey ustedes!,dejen en paz a la señorita. Mike se había percatado que el arma era de juguete y él practicaba artes marciales,así que lo enfrentó y ellos huyeron. ¿Está bien señorita? —Sí, gracias—dijo ella entre carcajadas. ¿De qué se ríe?,¿acaso de los nervios? —Mi padre me dijo que Santa me sorprendería. Él se quita el gorro y la barba y ella mira esos ojos color café que la deslumbran. La joven no puede evitar pensar —¡Es atractivo Santa!