A las 21:40 llego a casa después de haber dado una vuelta, cenado y despedido de Izan. Estoy agotada y visiblemente deprimida. Acabo de dejarle y ya lo echo de menos. ¿Es normal? No sé si podré aguantar sin verle. Dos días, Dios... Se me van hacer eternos, lo sé. Solo espero que mañana tenga un buen viaje y que llegue sano y salvo. Mi corazón no podría soportar que le pasará algo de nuevo. Ya tuve suficiente con el accidental choque que lo mando al hospital con leves fisuras. Me pregunto vagamente que habrá pasado con el responsable del accidente. Izan y yo no hemos vuelto a hablar sobre el tema. El caso está en manos de su abogado. Pero no debe haber ninguna novedad, de no ser así, me lo habría contado ¿no? Me siento en el sillón mullido y suspiro pesadamente. Nora sale de la cocina. -¿

