— Está todo listo, Sra. Jennifer. —Laura entró a mi despacho, con las manos en la espalda, sonreí satisfecha por su eficiencia. — Gracias, Laura. No podía esperar menos de ti y por favor, por enésima vez, no me diga señora, solo Jennifer. —asintió con su cabeza apenada. —En un momento estoy con ustedes. — Sí, Jennifer, con permiso. —mi ama de llaves salió de mi despacho dejándome sola de nuevo y solté un suspiro. Hoy era el cumpleaños número cuatro de Jason, mi hijo, me resultaba increíble y fascinante, como pasó el tiempo de rápido, aún recordaba el día que empezaron mis contracciones y ocho horas después, escuché el llanto de mi bebé, es como si hubiese sido ayer y ahora, estábamos a unas horas de celebrarle el cumpleaños en una pequeña reunión en el patio de mi casa. Le di un úl

