¡Cásate Conmigo!

Dicen que los hombres le temen al compromiso, Aunque yo estaba empezando a dudar de ello. Ya hacía un poco más del año que me había separado de mi ex pareja David un joven bastante atractivo.... Un chico de tes blanca como la nieve, cabello castaño ojos color café y un metro sesenta de estatura aproximadamente. Si ya se que quizás no era Willian Levi's o un modelo de revista pero para mí era atractivo. Lo conocí en el cumpleaños número 16 de Waleska, una chica simpática trigueña de cabello n***o azabache y ojos café... la que consideraba mi mejor amiga para entonces estábamos estudiando el último año de la preparatoria y realizó su fiesta de cumpleaños en la casa de su abuela, David era un compañero de curso estudiaban juntos en una reconocida academia de música. Después de aquel día David y yo empezamos a conversar a través del f*******: y nos hicimos amigos un par de meses después se presentó mi cumpleaños y lo invite a mi casa ese día me pidió ser su novia. Ya empezaba a sentir algo por el razón por la cual acepte su petición. Nuestra relación marchaba muy bien, 18 meses después decidimos empezar a vivir juntos lo que que al cabo de seis meses justo cuando recién cumplimos dos años juntos la relación llego a su fin. Yo trabajaba para poder aportar con los gastos del hogar a pesar de que vivíamos en casa de sus padres, mientras el estudiaba. Una noche cuando llegue del trabajo me dijo... — Liz tenemos que hablar — De inmediato sospeche que algo no marchaba bien, ya hacía días que la relación de nosotros no estaba del todo bien esa chispa que había entre nosotros ya no estaba, había desaparecido. Pasamos de hacer el amor tres veces al día durante treinta minutos a tener sexo solo si habia tiempo y ganas. Lo que que me imaginaba que era uno de los principales motivos de su mal humor constante. — ¿Que ocurre? — Pregunte atónita — Tenemos que hablar — Comentó sin más, mientras abría la puerta de la habitación. Apenas estuvimos en la privacidad de lo que hasta esa noche fue nuestra habitación dijo sin más. — Necesito que nos demos un tiempo— — ¡De que rayos estás hablando tu! — Argumente alterada — ¡Necesito espacio! necesito pensar — — ¡Quieres espacio! ¿Tu me estás hablando en serio? — No sabia que hacer, tenía sentimientos encontrados quería gritar, pero las lágrimas empezaban a deslizarse por mi rostro sin poder detenerlas — ¡Io siento Liz! no quise hacerte daño pero es lo mejor para los dos — Esa noche fue la peor noche de mi vida. No sabia que hacer, no sabia que decir yo solo quería una cosa cerrar los ojos y creer que todo lo que ocurría no era más que un mal sueño. Pero no fue así a la mañana siguiente estaba de vuelta en la casa de mi madre junto con mi abuela, quienes porsupuesto me recibieron con mucho cariño. Claro está que ese cariño no duró mucho me había ido de casa y mi mamá no estaba muy contenta con lo que había echo después de todo tenía dos años sin hablarle, puesto que me había ido de casa en contra de su voluntad ya que ella no aprobaba que su hija de 19 años se fuera a vivir con un chico. Estaba perdida mente enamorada de David y pensaba que pasaría el resto de mi vida con el, pero era evidente que me había equivocado. En ese momento recordé el comentario sarcástico de una tía que aquel día cuando creí que mi vida había terminado dijo las siguientes palabras, "Los cuentos de hadas dicen y vivieron felices por siempre, pero nunca te dicen que fue cada uno por su lado" Y valla que tenía razón hasta las mejores historias de amor llegan a su fin y aunque no quisiera aceptarlo mi historia con David había terminado. ¿Me afectó? ¡Por supuesto que sí! me había afectado de tal manera que no quería continuar con mi vida para mí había terminado todo pensaba que por haberle entregado mi virginidad, ningún chico me querría pero valla que estaba equivocada. Un tiempo después iba caminando por la calle y un joven delgado de cabello castaño que iba conduciendo un Chevette blanco de dos puertas tocó el clapson dos veces en señal de un saludo mientras levantó su mano izquierda levemente para saludar a la vez me regalaba una sonrrisa Me tomo un par de segundos darme cuenta de quien se trataba. Sin embargo apenas lo reconoci le devolví el salido mientras le regalaba una sonrisa. —¿Vas para tu casa?— Preguntó mientras detenia el auto —¡Si!— Respondí sin más — Si quieres puedo llevarte — Comentó sin más. Al principio dude un poco después de todo tenía alrededor de cinco años sin verlo. Pero luego pensé ¡Vamos! de todos modos ya no tienes nada que perder Luego de pensarlo y tomar la decisión de embarcarme cerré la puerta del auto y enseguida se puso en marcha. — ¿Cómo has estado? — Preguntó mientras me regalaba una sonrisa. — ¡Bien! — Respondí sin más — ¡Te casaste!— Preguntó capsiosamente De inmediato le lance una mirada fulminante. Manuel no pudo evitar soltar una carcajada como si acabara de escuchar un chiste, mientras yo solo lo observa atónita, no comprendía que le hacía tanta gracia — ¿Que te parece gracioso? — Pregunte molesta mientras fruncía el ceño y levantaba levemente la ceja derecha — Tu rostro — Respondío con una sonrrisa — ¡que! ¿A caso tengo monos en la cara? que te hace tanta gracia — Respondí tajante — ¡Oye! No te enojes — — No me casé— Respondí a su pregunta — Hace unos meses acompañe a mi primo a la casa de tu prima Daleska y me comentó que te había metido a vivir con un chico — — ¡Si! Muy bien lo dijiste me había tiempo pasado, nos separamos — — Wou — Respondió mientras me observava — Hoy es mi día de suerte — — ¿A si? y se puede saber por qué — — Por que tu me gustas y ahora que estás sola no hay motivo para no intentarlo — Quedé fría no sabia que decir, no sabia que responder ante su comentario. Por supuesto no era un extraño ya nos conocíamos de antes solo que habíamos perdido el contacto algo que me decía que lo intentará... Después de todo ¿Que podría salir mal?