Capitulo 6

902 Palabras
6. Punto de vista Emma Abrí mis ojos lentamente, no podía moverme, todo dolía, llevaba puesta una camisa negra, me gustó ese olor, estaba empezando a recordar los acontecimientos lentamente, estaba sola en la habitación, quería levantarme de la cama, pero el dolor no me dejaba, he pensado en todo lo que pasó, pero sí importa, me van a matar de todos modos, quizás solo dudó ayer, entonces, ¿por qué me vendó después? ¿Lo movió su remordimiento? ¿Tenía miedo de haber dañado su juguete? Me congelé por un momento cuando entró en la habitación, sentí que estaba terriblemente avergonzado, no quería mirarme a los ojos, miró hacia abajo con pena. — ¿Te sientes mejor? — Pregunté, con la voz quebrada. — ¿Te animó? Espero que la hayas pasado bien porque yo no. —Emma — me sentí extraña cuando dijo mi nombre, él caminó más cerca. — No sé qué me pasó, nunca ... —Olvídate de esos discursos, tómatelo todo — hice una pausa, sintiendo el dolor. — Saca el arma, dispárame en la cabeza y entiérrame bajo la tierra en algún lugar. —Deberías hacerme eso— respondió, mirándome a los ojos. — ¿Qué? — Fruncí el ceño. —Me lo merezco — se sentó a mi lado. No supe que decir, me sorprendió, dejó de ser un tipo duro y empezó a actuar como un ser humano. —Haré todo lo que pueda para que salgas de todo esto. — Me agarró la mano. —¿Te diviertes más manteniéndome aquí o algo así?, Porque me estoy perdiendo, no entiendo nada de lo que dices —Quiero ayudarte— explicó. — Ayer casi me matas y hoy quieres ayudarme. ¿Por qué? — pregunté sorprendida. —Porque si yo te ayudo, tú me ayudarás— explicó. —Entonces será mejor que me mates, no te ayudaré— dije con sinceridad. —Te necesito— dijo. — ¿Para follar? No, gracias por la oferta, pero no la aprovecharé. — Di un paso atrás. — Emma, estuve en tu apartamento, no tienes a nadie, llevas una vida aburrida, nadie se preocupa por ti — se pasó una mano por el pelo. —Tal vez me guste vivir así— levanté las cejas. —Si te hubiera gustado la soledad, hace mucho tiempo que habrías quitado tu mano de mi agarre. — Miro nuestras manos unidas. — ¿Estás jugando algún tipo de juego psicológico? — resoplé. —Quiero mostrarte que necesitas cambiar tu vida— dijo en voz baja. — ¿A qué quieres llegar? — pregunté molesta. — Te arrastraré a la pandilla. — Me reí. —Eres estúpido— le dije. — Incluso yo sé que las mujeres no se trasladan a la pandilla — me di un golpecito en la frente. —Con una excepción— levantó la mano. —¿Qué? — La reina. — ¿Qué? — Fruncí el ceño. — Queen, reina, es la elegida entre las pandillas de todo California cada pocos años, la mujer que maneja todas las pandillas de la zona y hace negocios con México y Colombia. — ¿Por qué una mujer? — Me sorprendió. —Aparentemente, solo una mujer puede manejar el infierno— sonrió. —¿Quieres que sea reina y dirija pandillas por toda la frontera mexicana? — Dije con incredulidad. —Eres perfecta para esto, puedes llevar a los Black Angles a la cima— puso una mano en mi hombro. —Todo lo que quiero es volver a mi vida gris y normal donde tú te has ido—, le dije y sacudí su mano. — Apuesto a que no tienes muchos amigos, probablemente todo el mundo te use en el trabajo y nunca encontrarás novio, puedes convertirte en algo más, mataste a un hombre, no tenías miedo de enfrentarte a mí, eres inteligente, me provocaste a discutir solo para tener una excusa para tirarme en el suelo — presentó los hechos con orgullo. —Mi plan no funcionó de todos modos—, me encogí de hombros. — Porque no tomaste nada en cuenta. ¿Dónde crees que conseguí los sedantes y las pastillas para dormir que te di antes? ¿Crees que tenemos una farmacia en el ático? — Preguntó divertido. — ¿Son estas tus drogas? — Afirmé. — No puedo dormir sin ellos, no los tomé porque sabía que tarde o temprano pondrías en marcha algo — anunció. — ¿También tenías un plan? — Sonreí gentilmente. —Algo así—, le devolvió la sonrisa. — Perdón por todo lo que pasó, sucedió recientemente, ¿deberíamos empezar de nuevo? — me tendió la mano. — Empecemos de nuevo — Hice lo que hizo. —Soy Matthew—, me guiñó un ojo. —Emma—, me reí. Punto de vista Marshall Saqué mi celular, tuve que actuar rápido, marqué el número de nuestro topo. — ¿Lo tienes? — Pregunté para estar seguro. —Sí, todo salió según lo planeado—, dijo una voz familiar. — No completamente, asegúrate de que la experiencia no demuestre que había pasado su bastón antes de morir —dije con brusquedad. — Lo hice hace mucho tiempo, tienes suerte de que lo pensé. — Nos enteramos solo ahora de que sabes que las reglas ... —Las reglas se rompen a veces— interrumpió.
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