El grito sórdido de Sasha me desestabilizó por un momento. Dejé caer el regalo al suelo de un solo golpe y el horror fue incrementando aún más en toda mi piel cuando caí en cuenta en lo macabro que era éste obsequio.
La cabeza del padre de Sasha estaba cortada, llena de gusanos, sin ojos. Era perverso, inquietante ver una parte del cuerpo fuera de su área.
—Noooo, ¡Papá!—gritó Sasha desesperada, arrinconandose como un gatito asustado contra la pared, desboronandose como una casa al deslizarse por el terreno. Su maquillaje estaba corrido; sus manos temblaban como gelatinas, sus piernas no podían están firmes ante aquel impactante obsequio.
Acontinuacion, recogí la caja, por suerte no había caído en el suelo, sin embargo, ya los gusanos comenzaban a salirse de la misma. Lo cerré, como si fuera un sello que esconde una maldición horripilante y que nunca más debería abrirse. Asimismo, me aproximé a mi amiga para abrazarla. La rodeé con mis brazos pegandola al pecho, por alguna razón no me sentia asustada, más bien valiente, tal vez era porque sabía perfectamente que Sasha me necesitaba.
—Shhh, todo está bien, tranquila—consolé, aunque sabia que nada de lo que le dijera la haría sentir mejor, ahora mismo estaba experimentando la pérdida de su padre en las peor manera.
—¡Tenemos que ir a la policía!—propuso con sus ojos empapados en lágrimas.
Lo pensé por un momento, y la amenaza de Sandy llegó a mi mente como un pensamiento turbio.
《Si le dices a alguien, te pasará lo mismo》
Jadeé y no de dolor, si no de impotencia por sentirme de manos atadas.
—No puedo, no podemos...—balbuceé, estallando en lágrimas.
Sasha me miró aturdida.
—¿Como que no? mi papá está muerto—señaló la caja, dolida.
Me alzo, me dirigo a la pared y planto allí mi cabeza mientras le doy golpecitos inútiles. Sasha se incorpora confundida en todo este puzzle asqueroso
—¿Que está ocurriendo Maya?
Lloro. Lloro porque estoy batallando entre la verdad o el silencio.
—¿Que está ocurriendo?—grita con un tononcsrgado de melancolía y amargura. Sé que le duele, y más me duele no decirle la verdad a mi mejor amiga; verla sufrir de esa manera me destroza por completo.
Sasha me voltea obligándome a mirarla a los ojos.
—Me ocultas algo—desafió. Bien que me conocía —.Dimelo por favor, por favor Maya —suplicó ahogándose nuevamente en el llanto.
Respiro Hondo.
—Sé quien mató a tu padre—declaró finalmente. Ella se paraliza, las lágrimas se desbordan solas.
—¿Quien?—que tiembla la boca, la voz, el cuerpo, absolutamente todo. Pienso en decirle, no sé si sea buena idea, pero creía que debía saber la verdad, nadie puede vivir engañado en esta vida.
—Sandy Salvatore.
Sasha retrocede en negación, moviendo la cabeza de un lado a otro como si estuviera loca.
—¿Como lo sabes?
—Porque la vi.
—¿Dices que la viste asesinar a mi padre? y ¿no hiciste nada?
—No pude, tenía mucho miedo—traté de explicar.
—¿Porque no fuistes a la policía?—reprochó.
—Porque Sandy me amenazó. No sabia que hacer Sasha, te lo juro, fui una cobarde pero tenía miedo, demasiado miedo.
Llora nuevamente, trató de abrazarla, no rechaza, persisto y le acompaño en su dolor.
Enterramos la cabeza de su padre en su jardín en la madrugada mediante un aguacero. Convencí a Sasha de que no fuéramos a policía. Despues de pensarlo asintió. Fue un alivio para mí. Acto seguido, Sasha se quedó dormida, mientras que por mi parte velaba sus sueños, ya no podía pegar un ojo, lo que había hecho Sandy era completamente cruel.
☆☆☆☆☆
1 semana después.
No puedo decir que las cosas mejoraron para Sasha; se encontraba perdida, solitaria y triste, por más que le ofreciera todo mi apoyo, sabía muy en el fondo que no se sentía bien. La chica alegre se había ido, y eso me preocupaba. Creía fielmente que el silencio la estaba condenando. Ese secreto era demasiado para ella.
La desaparición de su padre fue evidente, ahora la policía buscaba a un hombre desaparecido cuando en realidad no era así. Toda la comunidad se compadeció de Sasha, dándole esperanza y ánimo de que su padre volvería cuando en el fondo sabía que no lo haría.
El señor Bustamante siempre fue un hombre inconstante, que iba a venia cuando quería. No le importaban las reglas o si tenía una hija. En muchas ocasiones, se desaparecía por semanas, a veces, por meses, y Sasha tenía que quedarse conmigo para no estar sola.Aunque en nuestra niñez, me alegraba porque así podía jugar con ella.
Algunos decían que volvería en un mes, ya que era un adicto al juego y a la bebida. Otros que se metió con la gente que no debía y que tal vez lo mataron, ¿quién sabe?, la verdad sólo la sabíamos: Sasha, Sandy y yo.
El luto de ver a una Sasha desarreglada, sin comer y todo el día en la cama me conllevo a estar con ella, por esos días, me olvidé de Dante y me centré en lo que me interesaba. Con esto no quiero decir que Dante no me importe, solo que entre Sasha y yo hay un vínculo más allá de una simple amistad: Eramos como hermanas, y mi hermana necesitaba ayuda.
Por la mañana fui al súper mercado, la idea era comprar algunas cosas que me sirviera para unan tarde películas. Palomitas, gaseosas, chocolate. Cuando salía con las bolsas y satisfecha por todo lo que compré, observó que a lo lejos se acerca Mickey acompañado de alguien, una mujer mayor. Debía tener unos cuarenta años, de pelo corto, lacio, n***o. Flequillo, blanca como el papel. Un pantalón ajustado con una camisa transparente. Observó que Mickey se sorprende, quiere evitarme, no obstante, no lo dejo, camino directo a él.
—¡Mickey!—saludó con amabilidad. La madr sonríe.
—¡Maya!—dice, bajando la mirada.
—Oh, tu eres la famosa Maya, mucho gusto, Rubí—extendiende su mano, le doy un apretón—.Mickey ha hablado mucho de ti.
Me incomodó. Le doy un vistazo a Mickey, no sé atreve a verme.
—¡Por favor mamá!
—Mickey tiene razón, te pareces mucho a ella.
—¿A quien?—frunzo el cejo.
—A mi hija, tienes ciertos rasgos parecidos a ella, si no fuera por tu color de cabello, serías la copia.
Miro a Mickey. Sigue con la mirada plantada en sus zapatos negros.
—¿Tiene una hija?
—¡Ya basta mamá! no hablemos de ella por favor—interrumpe enojado. Rubí asiente.
—Lo siento Maya, debo irme—jala a su madre por el brazo y se va. Le persigo con los ojos, ni siquiera pregunto por Dante, ni nada. Senti algo en mi corazón una mala espina de que algo sucedía y que solo Mickey podría decírmelo.
Camino directo al carro. Guardo las cosas en la parte trasera del asiento.
—¡Maya!—escucho su voz. Volteó, me le quedo mirando. Sus ojos están más brillantes que nunca, su sonrisa simpática se extiendo por todo su rostro. Esta más fornido, más fuerte. Y esos atributos me aterran porque de alguna manera siento que estoy traicionando a mi marido.
《Respira Maya, respira》
—¡Jhonny! ¿cómo estás?—sonrió. Siento que mis piernas tiemblas. Su chaqueta de cuero le hace tener un aspecto de chico malo, sus dientes blancos sobresalen a reírse.
Se pasa la mano por el cabello.
—Bien, gracias a Dios bien. ¿y tú?. Mirate, estás hermosa—señaló, me sonrojo con sus halagos.
—Q-Que, no—me echo a reír nerviosa—.¿Como está tu cortada?
—Ya sanó. No era nada de otro mundo—sonrio, no se que hablar con él, se vuelve todo incómodo y extraño a la misma vez.
—¿Vamos por café? —rompe el silencio. Se lleva sus dos manos a los bolsillos.
—Lo siento, no puedo—Él insiste. Termino aceptando.
Nos sentamos en una pequeña cafetería del supermercado. Nos traen café con leche con galleta.
—Esto fue lo que comimos cuando nos conocimos—dice Jhonny mordiéndose los labios. Esos labios sensuales, y carnosos. Respiro hondo.
—Si.
—Me alegra de haberte salvado...Porque si no, no te hubiese conocido.
Me removi del asiento incómoda.
—Eres hermosa, perfecta en todos tus sentidos—habla sin apartar su vista de mi. Me estremezco de pies a cabeza—. Tú eres la mujer...
《Oh no, va a decir que le gusto》
—¿Como te va en el trabajo?—intervengo. Dejas las palabras al aire, se ríe lamiendo sus labios. Creo que lo percibió, notó que no quería seguir escuchando lo perfecta y hermosa que me consideraba, y el cambio brusco de tema fue muy evidente —. Por que trabajas ¿no?
Vuelve a reír, su sonrisa es deslumbrante, simpática. Se pasa la mano por su cabello.
—No, por ahora solo doy algunas clases personalizadas.
—¿Eres profesor?, ¿clases de que?
—No se, Inglés, música.
—¿Eres musico?—le pregunto.
—Soy un excelente pianista. Deberías verme tocar.
—¿Enserio? es un instrumento muy lindo.
—Si, lo amo, es mi pasión. ¿Tocas algo?
—No, no. No soy muy musical que se diga, aunque siempre me ha gustado el piano.
—¡Oh, es maravilloso! puedo enseñarte cuando quiera.
—No, es que... no he tenido tiempo.
—Ya veo.
Muerdo la galleta, tienen chispas de chocolate, me fascina.
—Son muy ricas estas galletas.
—Si —concuerdo con él.
—¿Que haces tú Maya? cuéntame de ti.
Vacilo un poco.
—Bueno. Toda mi vida he vivido en Camboya. Estudio arte en la universidad. Me gusta el dibujo, y estas galletas.
—¡Oh, que casualidad!—sonríe sorprendido—.Me fascina el arte, soy dibujante—de un bolso que no había notado hasta ahora, saca un block de dibujo parecido al mío. Me deja mirarlo. Observo todos sus dibujos, son fantásticos, increíbles, puedo decir que dibuja mejor que yo.
—¡Wow!, ¡son increíbles, me encantan!—le paso los dedos al dibujo a lapiz. Hay una cara cubierta de cabello ondulado.
—¿Una novia?
Jhonny vuelve a reír.
—Bueno, digamos que fue alguien especial que me rompió el corazón.
—Lo siento.
—No, esta bien, en la vida hay dos tipos de mujeres: las que nos rompen el corazón, o las que se quedan para siempre en el corazón.
Frunci el cejo.
—Espero que tú seas de las que se quedan para siempre.
Evité el contacto visual con él. Me paralizo, veo a Mickey salir del supermercado, y me avergüenza que me vea con otro hombre cuando su amigo debate entre la vida y la muerte.
—Jhonny, gracias por todo, tengo que irme—me levanto. Hace lo mismo.
—Que triste, cuando la estábamos pasando tan bien.
—Si, espero volver a verte.
—Espero.
—Bueno... gracias
Respiro...por fin me alejo de él. Por alguna razón siento que mis sensores de alertas se encienden. Jhonny es muy sensual, candente, sexy, juguetea, conquetea conmigo. Sasha tiene razón, quiere follarme, puedo verlo en sus ojos juguetones, puedo sentirlo en sus palabras disfrazada en decencia. Lo percibo, me doy cuenta. Y en juegos de seducción las personas se terminan quemando.
Conduzco. Trato de no pensar en Jhonny, es inevitable. Maldición, me siento terrible, pesima esposa por salir con otro hombre, además, de darle larga a su seducción. Me avergüenzo de mi misma, soy una infiel.
Llego a la casa, dejo de batallar contra mi misma. Las bolsas las coloco encima de la mesa. Mi madre está bebiendo té. Me saludo, más sigo mi camino para ver al Sasha. Me sorprendo cuando la veo con su cabello planchado, bañadita, y con un ropa decente.
—¿Estas bien?—pregunto, asiente. La veo rara, más serena, tal vez resignada.
—Te veo más animada.
—Lo estoy. No quiero seguir llorando—dice con incredulidad. Me sorprende, pero la alegría de no verla llorar me invade.
—¡Te quiero!
—Igual.
—Tienes razón...
Sasha me mira como si estuviera demente.
—Quiere follarme.
—¿Quien quiere follarte?
—Jhonny.
se ríe con picardía. Podía entender esa risa: Era un te lo dije
—Me Coqueteó. Me estaba hablando de lo perfecta que soy y entre en pánico.
—¿Por qué? es un chico lindo.
—¡Estoy casada!
—¿Él lo sabe?
—No
—¿Por que no se lo dijiste?
—No tuve la oportunidad—Sasha me mira un poco escéptica.
—¿Quieres cogertelo?
—¡¿Que, no?!
—Entonces... Si quieres hacerlo no te culpo, no diré nada.
—No quiero coger.
—Te librarás del peso de la virignidad.
—No me pesa mi virginidad. No quiero follar con nadie, solo que... no sé, me siento infiel por pensar en Jhonny, por sentirme seducida por él. No quiero verlo más,enserio, y siempre me lo sigo encontrando.
—Quizás es Dios.
—Dios no apoya a los adúlteros Sasha—me siento al borde de la cama. Sasha me abraza.
—Oye tranquila. Es jugando. No tienes que follar por obligación, no veas más a ese sujeto, evítalo —me obliga a mirarla, sus ojos están más iluminados que nunca —. Ya no tienes que preocuparte por mi. Iré a la universidad y llevaré mi vida lo mejor que pueda. Deberías también retomar tus estudios, o perderás el semestre. Desestresate Maya, distraete, me preocupas mucho nena.
Asiento.
—Olvidate de esa familia por un momento, del chico sexy—la fulmino con la mirada—. De Sandy, de mi padre, de todos, y haz lo que quieras tú. Estas sometida bajo mucho estrés, no estás durmiendo bien, y eso no es bueno para ti, ni tu salud mental.
Vuelvo asentir.
—¡Tienes razón! pensaré en mi. Estudiaré. Dibujaré.
—Así se habla—me anima—. ¿Que haremos hoy?.
—¿Peli?—Sasha asiente. Baja y busca todas las cosas que compré. Y nos vemos un maratón de películas románticas: Votos de amor. Cuestión de tiempo.
Suena mi teléfono. Le doy las palomitas a mi mejor amiga.
Contesto:
—"Hola Maya"
—¿Quie es?—su voz se escucha distorsionada.
—Que bien te ves con ese camisón de rayas, me excito de solo verte—miro mi camisón, luego a todas partes.
—Te veo Maya, siempre te estoy viendo.
《Te veo Maya, siemprente estoy viendo》
Tiemblo. Me paralizo. Cuelgo el telefono.
—¿Pasa algo?.
Corro, cierro las cortinas de la ventana.
《Puede verme, puede verme》
☆☆☆☆☆☆☆
Pequeña notita: Los Leo... los quiero.