~El profesor~

1869 Palabras
Entro en pánico. Su voz distorsionada sigue reproduciéndose en mi mente una y otra vez, en el fondo tengo miedo, tengo que admitirlo, no soy lo bastante fuerte para estas situaciones.Sasha es más valiente, capaz de afrontar las dificultades con más calma, en cambio yo, soy muy cobarde, débil y llorona, y odio esa faceta de mi, lo detesto, no quiero ser así, pero aveces no puedo controlarlo, es parte de mi personalidad y por más que quiera modificarla, no puedo. —¡Tranquila!—dice, abrazandome. Me siento segura con ella. Es como si me protegiera de todo lo malo que me quiere hacerme daño. —Nos observa Sasha, nos está mirando—susurro en medio de sollozos. —Escucha, nadie nos mira, nadie te a hacer daño, no lo permitiré, te protegeré siempre y cuando estemos una a la otra. Siempre me quedaré a tu lado Maya, y nada pasará. ¿Recuerdas lo que pasó en el colegio? Arrugo las cejas, definitivamente no lo recuerdo. Niego con la cabeza. —Recuerdas a aquellas niñas que te molestaban en el colegio. Cristal Peterson. Mi mente vuela, de repente una imagen de ella se proyecta en mi mente. Asiento. —¿Recuerdas lo que sucedió en el baño? te ayudé a limpiar ese desastre y así como te protegí aquel día, lo haré ahora. Busco la manera de recordar, y en efecto, revivo parte de la escena del baño. Sangre, vidrios rotos, Sasha limpiando la sangre, Cristal con la cara ensangrentada. ¿Por qué eliminé todo de mi memoria?, ¿Por qué lo había olvidado? —¿Que le hice a Cristal?—pregunto de repente, Sasha se sorprende. —¿No lo recuerdas? —Partes... —La golepaste contra el espejo. Y fue efectivo, esa maldita dejó de molestarte. suspiré. Mantengo la calma, Sasha siempre me ha protegido, incluso cuando Cristal y sus amigas me hacían bullying en la escuela. Puedo recordar cómo me burlaban de mi, o me lanzaban papeles o taquitos como le decíamos todos a cada hora. Pero, no puedo recordar esa circunstancia en el baño. Sasha ha sido mi angel guardia todo el tiempo, aunque ella es mayor que yo y en ese entonces estudiaba dos años más arriba que yo, siempre buscaba la manera de defenderme. Me siento en la cama. —Para que estés más tranquila—menentreta su teléfono —.Usa mi telefono, asi ese imbecil no te volverá a molestar y si vuelve a llamar, lo pondré en su lugar —asenti. Esa noche después de que se apagaron las luces y todos fueron a los brazos de morfeo, pensé en muchas cosas, en especial, en las que no recuerdo y el porqué no las recordaba. Lo de Cristal solo una parte recuerdo, lo demás es como si fuera borrado de mi memoria. ¿Y si eso ocurrió con Dante?, ¿y si le disparé y no lo recuerdo?, virgen Santísima, iluminame, mi memoria está para los perros. ¿Por que estoy dudando?, si, yo me quedé en la fuente, ¿o no?, ¿acaso seguí a Dante hasta el bosque? ¿por qué esas pesadillas?, ¿acaso son recuerdos que el subconsciente me arroja? dios míos, estaba más confundida que una mujer atrapada en dos amores. Mi mente me estaba encerrando en un pasadizo oscuros lejos de los recuerdos, donde sólo las pesadillas y los flashback gorbenanban, no, no quiero ser asi, quiero recordar a cabalidad cada detalle de todas las situaciones vivenciadas. ☆☆☆☆☆☆☆☆ ¿A que ahora me dormí? no lo sé. Desperté y ya Sasha se había levantando. Frote los ojos, tenía lagaña por el párpado, además de un mal aliento terrible como si hubiese consumido algo putrefacto. Me lavé los dientes tres veces, quería que mi boca oliera a mental, a yerbabuena o algo, solo queria tener mi aliento en buen estado. Odiaba despertarme y que mi boca estuviera asquerosa. El estómago comenzó a rugir, tenía hambre, hace días no comía bien, aveces dejaba todo a medias y otras, ni siquiera tocaba la comida. Bajé las escaleras descalza, por alguna razón, me gustaba sentir el piso frío aunque a mi mamá no le gustara, decía que el frío entraba por los pies. —¡Buenos días—bostezo. Sasha está tomando café, mi padre está junto a ella comiendo tostada, y mi madre al igual que Sasha se toma su adictiva bebida. —¡Buenos días dormilona!—saluda mi madre, llevando un jugo de naranja a la mesa —. Sientate, come. Te ves muy pálida, muy delgada. ¡Jesucristo! dirán la gente que no te alimentamos. Me siento en la mesa, me sirven tostadas, café con leche, pan, jugo, ensalada de frutas. —¿No es mucha comida?—mi madre me lanza una mirada asesina. Obedezco, comienzo a comer. Papa está pálido, sus ojos se muestran cansados, y yo lo miro con recelo, tengo muchas preguntas para él. —¿Como te sientes?—le pregunto tajante. Él pueden sentir mi indiferencia, y me agrada que la sienta. —No muy bien. Solo que me gusta estar en casa. —Es bueno tenerlo en casa—afirma Sasha. No digo nada. Me siguen mirando, sé que quieren decirme algo, más no sé atreven. Dejó de comer, me siento irritante hasta conmigo misma. —A ver, ¡sueltenlo! Todos se echan una mirada rápida, supe que entre los tres ya habían discutido un tema que se trataba de mi, más yo no estaba enterada. —Tú padre y yo creemos que deberías tomarte unas semanas fuera de Camboya, te hará sentir mucho mejor lejos de toda presión—habla mi madre. Me río. —¿Enserio?—digo con ironía. No me importaba nada, estaba cansada, me dolía todo, hasta el corazón. —Lo decimos muy enserio. Todo esto, la boda, Dante, la desaparición del padre de Sasha; te ha mantenido muy cargada. Ya no comes casi, no duermes bien, hasta tienes ojeras. Hazme caso, te puedes enfermar. Dante sigue bajo vigilancia, y su padre se ha quedado con él por si despierta. —¿Con Sandy también? Mamá se encoge de hombros No digo nada. Sandy era una bruja, estaba cien por ciento segura de que ella fue la que le disparó a su hijastro. —Creo que te hará bien Maya—comenta Sasha—. Yo iré contigo. —¡Es genial! así la acompañas—papá tose. Respira con dificultad. Su semblante es terrible. Ha decaído, y eso me preocupa. Suspiro agobiada. —No quiero dejarlos solos. —Por nosotros no te preocupes—responde mi madre restandole importancia a mi comentario. —¿Si sucede algo?—miro a papá, mamá se percata de lo que realmente me preocupa. —Yo cuidaré a tu padre. Además, esta bien, esta mejorando, y todo estará bien —se le quebró la voz, carraspeo para disimular su mentira. Sé que decía eso por no preocuparme, en el fondo sabía que el cáncer se lo estaba comiendo vivo. —Okey, está bien. —Bueno, haré unas llamadas en la universidad para ver si puedo entregar algunos trabajos virtual. Si quieres ve empacando. ¡Con permiso!—se levanta de la mesa con su celular en la mano. —Unas semanas fuera de todo, te hará sentir mejor. Nos encargaremos de todo—me alienta mi madre. Termino de desayunar. Empaco. Sasha y yo salimos de Camboya, hasta llegar a otro pueblo que quedaba a 3 horas. Era más bien como un campamento turístico. Allí nos quedamos en una habitación. Fueron las mejores tres semanas que pasé. Libre de problemas, libre de toda presión, de todo. Lo único de lo que no me libré, fue de las pesadillas que aún persistía cada vez que cerraba los ojos. El desconocido misterioso no volvió a llamar, según sasha que ahora usaba mi móvil. Las aguas termales eran relajantes, y la comida espectacular. Creo que Sasha y yo necesitábamos despojarnos un poco de nuestra cotidianidad y así respirar aire puro. Veíamos películas por las noches, hablábamos mucho. A veces, me escribía con Alexa, quien me ponía al tanto de todo de la universidad. En el día nos conectamos al WiFi de la habitación y así cumplimos con nuestros deberes. Sasha leía y enviaba trabajos, y yo ya hacía lo mismo. ☆☆☆☆☆☆☆ Tres semanas después. Regresamos del viaje. Abrazo a mi madre. Sasha también se incorpora en esa muestra de cariño. Mamá la quería como una hija, prácticamente, Sasha ya era parte de nuestra familia. —¿Y papá?—pregunto. —Se acosto. Esta un poco cansado. —¿Sigue mal?—consulta Sasha. —Bueno, no y si. Un poco. —¿Dante? —Dante sigue igual. El señor Salvatore se aferra a las esperanzas de que su hijo vuelva. —¡Pobrecito!—murmuré. —Si, es devastador ver a tu hijo sano postrado en una cama. —Bueno... ¿qué pasará si Dante muere? digo, no es que quiero que se muera, solo que quisiera saber que sucederá con la alianza. —Supongo que se disolverá —responde mi madre. Desempaco todo. Hecho a lavar ropa. Preparo todo, regresaría a la universidad. La vida continuaba, y ya habían ocurrido más de un mes desde lo sucedido a Dante. Apago las luces. Todo estaba tranquilo, de hecho, las cosas estaban fluyendo tan bien que me inquietaba un poco tanta quietud. 《Más pesadillas. Flashback. Muerte. Sangre》 Despierto empapada de sudor. Respiro hondo, trato de mantener el control de mi. Me ducho, me lavo los dientes, me visto con un jean azul y un buzo blanco. Conduzco hasta la universidad. La extrañaba, echaba de menos los ventanales en forma de tabletas de chocolate. El movimiento de personas, los pasillos, los casilleros. Este ambiente es bueno. Entro al salón donde me corresponde la clase, Alexa me mira maravillada, quería que fuera una sorpresa, efectivamente lo fue. Corre y ambas nos abrazamos. Su cabello sigue estando rojo, crespo, alborotado. Tenía como más pecas que nunca, sus ojos verdes eran más claros que los de Sasha. Su estatura sigue siendo un problema para mí, es mucho más alta que yo. —¡Te he extrañado!—sonrio. —Igual yo. —¿Como estas? —Bien.¿tú? —Bien. Vamos a sentarnos—buscamos asiento. Nos apotronamos en la cuarta fila de la butaca rojas. Siempre había comparado el salón de clase como un cine, era casi lo mismo solo que la pantalla estaba sustituido por un pizarrón gigante. —¡Estas muy delgada!—exclama Alexa. Asiento Me tocó el flequillo de mi frente. —¿Como has estado? —Muy bien. Ya sabes, un poco ocupada. Estuvende viaje, luego, regresé. Mamá tiene contacto con el director de aquí, por eso me permitió entregar los trabajos a pesar de entrar tarde. —Son las ventajas de tener contacto —Alexa se ríe. —¡Alumnos buenos dias!—escucho. Esa voz la he escuchado antes. —¡Ya comenzamos!—me paralizo. No, no puede ser. Allí estaba él. Mi profesor de dibujo es: Jhonny Stank. ☆☆☆☆☆☆ Pequeña nota: Los leo, por favor, dejen sus comentarios.
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