Una semana ha pasado y Abigaíl se siente mucho mejor del brazo, la venda le fue retirada, ya tiene movilidad en el brazo, tal como lo prometió Sergey llega todos los días a verla, es un novio bien complaciente con ella. Aunque un poco exagerado, eso la alegra, por una parte, y por otra la asfixia, ella no está acostumbrada a este tipo de atenciones. —No hay necesidad que vengas todos los días ya estoy bien. —Estaré aquí cada mañana y cada tarde, a menos que quieras dormir conmigo. —Aléjate, no seas tan tentador. —¡Eso quiere decir que me deseas! —No he dicho eso, no pongas palabras en mi boca. —Hoy en la noche saldremos, te alistas temprano, te avisaré cuando ya venga en camino. Quiero darte una sorpresa, espero te encante. —¿A dónde iremos? —¡Es una sorpresa! —Me chocan las sorp

