—Reina, eh?— murmuro, observando mi reflejo en el espejo. Una sonrisa maliciosa se curva en mis labios, y mientras mis ojos se fijan en mi imagen, una sensación de poder se apodera de mí. Todo ha sido perfectamente calculado. Cada paso, cada movimiento, ha sido diseñado para llevarme hasta aquí, hasta este momento, cuando finalmente me convertiré en lo que siempre debí ser. La mujer que gobierna. La mujer que no tiene miedo de tomar lo que es suyo. No me importa lo que piensen los demás. No importa lo que digan, ni si intentan detenerme. He llegado hasta aquí y no hay nada ni nadie que pueda cambiar el curso de lo que está por venir. Mis labios se curvan en una sonrisa que no es de satisfacción, sino de pura malicia, de un control absoluto que he logrado después de tanto tiempo de sufrimi

