Capitulo 8

1184 Palabras

"De hecho, mi mamá me lo compró." Al oír esto y ver su expresión incómoda, la demonio se dio cuenta de que había sido demasiado presuntuosa. Inmediatamente le desató las mangas y le ofreció la camisa, dejándola desnuda de cintura para arriba. Elijah, momentáneamente aturdido, dejó caer las pinzas y no pudo hablar. Esto no le había pasado nunca y ninguno de sus amigos iba a creerle jamás. "Eh... ponte la camisa... por favor", le dijo, recuperando la compostura. Lili se encogió de hombros, recogió la prenda y empezó a vestirse. Recogiendo las pinzas del suelo, Eli se acercó al lavabo y empezó a enjuagarlas. Durante todo ese tiempo, no pudo contener la sonrisa que se dibujó en su rostro. Esta mujer sin duda lo mantenía alerta, por no mencionar que también tenía un pecho precioso. —Entonces,

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