Varios días después de la muerte de Francesca, desde un grande y cómodo sillón en el jardín que rodeaba la mansión Kross, Josh y Aline observaban a Agatha jugando como podía con su bracito vendado, rodeada con todos los regalos que había recibido por ser una niña tan valiente. Elóa la ayudaba encantada cubriendo a su hermana de mimos. Ambas habían pasado por mucho, y solo disfrutaban de por fin estar en casa con su familia y a salvo de cualquier mal… por lo menos eso era lo que pensaban. -Todavía no me dijiste dónde estabas cuando secuestraron a nuestras hijas. -siseó Aline con un tono de reproche. -Tenías que haber ido a buscarla. -¿Me estás echando la culpa de lo que hizo la loca de tu madre? -inquirió Josh haciéndose el ofendido. Aline no quería entrar en una discusión delante de sus

