Samuel tenía buenas razones para querer beber esa noche, ya que se había visto obligado a suspender a uno de los estudiantes de su clase con Jim. Era una de las partes más desagradables del trabajo, y no era algo que hiciera con regularidad, pero uno de ellos se saltó las reglas abiertamente, prefiriendo salir de fiesta antes que completar la prueba que les habían asignado, donde debían grabar una canción. Habían llegado el día de la entrega con una disculpa mediocre y con todo el aspecto de alguien con resaca. No tenía motivos para sentirse responsable, lo sabía; si acaso, el estudiante, sin saberlo, le había hecho la experiencia más llevadera, al comportarse de forma hosca y malhumorada ante la F de Samuel. Pero hubo momentos en los que dudó de sí mismo y de su capacidad para enseñar,

