Samuel extendió la mano para agarrarlo, pero Joongwoo lo apartó. —Yo lo traigo, —dijo. Samuel sintió una punzada de irritación ante la presunción, pero lo dejó pasar. Supuso que era un gesto amable. Y aun así, cada vez que pedían otra ronda de bebidas, Joongwoo se ofrecía, quitándole a Samuel la oportunidad de ayudar. Su irritación aumentaba cuanto más se interponía Joongwoo, y para la cuarta copa, bastante borracho, prácticamente fruncía el ceño. No era razonable ni racional, lo sabía, pero eso no le quitaba la sensación de que Samuel siempre pedía las bebidas, igual que pedía un entrante extra cuando salía a comer con Héctor, o pensaba en comprarle su botella de soju favorita al verla. Le gustaba ser útil. —¿Qué te tiene tan alterado?, —preguntó Héctor, más alto de lo que Samuel hubi

