Prólogo
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¡Di no al Plagio!
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[...]
Travis
—Es mi última palabra —dijo molesto —tienes un mes. Un mes para encontrar esposa o sino puedes olvidarte de tu fortuna.
—No puedes hacer esto —repliqué molesto.
Era oficial.
Mi padre había enloquecido.
—Ya lo hice —la burla era evidente en sus labios. —Despídete de tus viajes y de tu antigua vida. Desde ahora tus cuentas estarán congeladas y comenzarás a trabajar en la empresa —no podía creer que mi padre me hiciera esto ¡a mí! Su único hijo —comenzarás mañana temprano.
No podía creerlo, ahora no solo he perdido mi libertad sino que también tendría que encadenarme a una mujer en un mes ¡esto es el maldito infierno! Jamás he mantenido una relación más de una semana ¿qué le hace pensar a mi padre que podré mantener un matrimonio?
Me niego a aceptarlo.
Tomé mi iPhone e inmediatamente marqué el número de Dylan, mi mejor amigo. No tuve que esperar demasiado porque respondió al primer timbrazo, sabía que podía contar con él.
—¡Travis! ¿Qué hay? —Dijo del otro lado de la línea.
—Necesito distraerme, ya sabes a lo que me refiero —obtuve una ligera risa como respuesta.
—Claro —dijo con picardía —¿te parece en el club Paradise a las ocho? A Danna le fascinará verte.
—Hecho.
[...]
El sonido del maldito celular logró despertarme, la cabeza me dolía y me quemaba como el infierno.
Tomé el celular que no paraba de sonar y vi que tenía diez llamadas pérdidas de mi padre. ¡Mierda! Se suponía que hoy iniciaría a trabajar con él en la compañía, estaba a punto de levantarme cuando me percaté que un pequeño brazo se aferraba a mi torso desnudo.
¿Pero qué?
No recuerdo mucho de lo que pasó anoche, solo recuerdo haber bebido hasta perder el conocimiento y después una chica...
Recuerdo que su cuerpo era de infarto y el movimiento de sus caderas al bailar lograron ponerme duro con tan solo mirarla. Después recuerdo haber compartido unos cuantos besos y luego mi departamento y después todo se vuelve confuso.
—Oye —la sacudí ligeramente para que despertara, pero ella no se movió. —¡Oye! —llamé por segunda vez.
—Cinco minutos más —ella hizo un pequeño puchero. Se veía adorable.
Entonces el sonido de alguien llamando afuera de mi departamento provocó que mi desconocida acompañante abriera los ojos de golpe.
—¿Qué pasó? ¿Dónde estoy? —Preguntó desesperada —¡¿quién eres tú?!
—Oye ¡quieres calmarte! —me quejé, sus gritos solo provocaban que mi cabeza doliera aún más —al parecer creo que pasamos la noche juntos.
—¡¿Qué?! —Gritó aún más fuerte —¡tú! ¡Me violaste, imbécil! —chilló.
—¡¿Estás loca?! —Grité al mismo tiempo que trataba de esquivar las cosas que ella me arrojaba.
Mi compañera de encontraba arrojando todos los objetos de mi habitación en ropa interior, lo último que me faltaba. Estar con una loca, aunque pensándolo bien esta escena me causaba gracia ya que esta mujer llevaba un aniñado conjunto como ropa interior.
—¡Travis! ¡Abre la maldita puerta en este instante! —El grito de mi padre provocó que ella cesara sus ataques.
—Guarda silencio —ordené.
—¡¿Quieres que me calle cuando un psicópata me acaba de violar?! —Gritó aún más fuerte —¡ayuda! ¡Ayuda!
¡Maldición! No podía dejar que esta loca siguiera gritando y me metiera en más problemas con mi padre, así que hice lo primero que se me vino a la mente. Tomé sus muñecas y la atraje hacia mí y la besé.
—¡Travis! ¿Se puede saber que está pasando aquí? —gritó mi padre.
Es oficial. Estoy jodido.
—Puedo explicarlo...—me apresuré a decir, al mismo tiempo que me colocaba frente a mi acompañante.
—Creí habértelo advertido —dijo con cierto tono de burla —no puedo permitir que el honor de esta señorita se vea afectado por tus estúpidas acciones —esto me daba un mal presentimiento —vas a responder como hombre.
—¿Qué quieres decir?
—Vas a casarte con ella.
—¡¿Qué?! —gritamos ambos.
—Los atrapé In Fraganti —dijo mi padre con seriedad, pero podía ver una chispa de diversión en sus ojos.