Problema 2

1709 Palabras
Allie Me levanté en cuanto mi alarma sonó. Eran las cinco en punto, así que tomé un conjunto de ropa deportiva, até mi cabello en un moño alto y salí a correr. Esta era mi rutina. Salir a correr, ir a trabajar a la tienda de electrodomésticos, regresar a casa para ver una película o leer y después dormir e iniciar nuevamente mi rutina. Después de unas cuantas vueltas al parque regresé a mi departamento para alistarme e ir a trabajar. Tomé mi uniforme que consistía en unos jeans de mezclilla y una camiseta color n***o con el logo de la tienda. Dejé salir un suspiro cuando vi mi reflejo en el espejo. Una chica castaña de veinticinco años con una vida simple y un trabajo aburrido, mi vida no había sido fácil después de graduarme de la universidad, tuve que renunciar a mis sueños para que conseguir un trabajo que me diera lo suficiente para poder pagar la renta y para pagar el tratamiento de mi pequeño hermanito. Mi madre tuvo a mi hermano a una edad avanzada, lo que provocó que naciera con una malformación en el corazón, había sido intervenido quirúrgicamente dos veces y su tratamiento era bastante costoso. Tomé mis anteojos y me dispuse a salir. Cuando llegué a mi trabajo mis amigas y compañeras de trabajo ya estaban en sus puestos. —Hola Allie ¿lista para otro día en el infierno? —Saludó Kimberly, mi mejor amiga. —Vamos, no creo que sea tan malo —dije sonriendo mientras Kim rodaba los ojos. —¿Hablas en serio? Ayer una anciana tardó tres horas en elegir un horno de microondas ¿puedes creerlo? —Sonreí ante el dramatismo de mi amiga —debería ser ilegal que las personas indecisas compren aparatos electrodomésticos. —¡Venga ya! Al menos tuviste una buena venta. —Sí, pero eso no justifica mis tres horas de vida perdidas. Creí que iba a envejecer con la anciana justo ahí. Rodé los ojos y volví a reír, si algo hacía que mi trabajo se volviera menos tedioso era gracias a Kim, después de todo nuestro jefe era un ogro que nos explotaba cada que podía. —¿Sabes que me haría sentir mejor? —¿Sexo y alcohol? —bromeé. —¡Exacto! —chilló entusiasmada. —¿Qué te parece ir por unos tragos saliendo del trabajo? —No, estoy ocupada —Kim hizo un puchero ante mi negativa. —Vamos Allie, siempre es lo mismo —ella hizo un puchero como una niña a la cual le acaban de arrebatar un dulce. —Lo siento, pero no puedo. Estoy ocupada. —¿Haciendo qué? ¿Encerrarte en casa para ver tu serie Torre de papel? —ambas nos giramos a ver a Jamie quien se unía a nuestra conversación. Su acento sureño y su actitud tan deliberada era tan inconfundible, ella era una chica sin filtro, la cual se expresaba libremente sin importarle la opinión de los demás. Toda una diva de Nueva Orleans. —Hola Jamie. —Esta vez ¿qué excusa tienes para no salir a beber con nosotras? —Insistió Jamie ignorando mi saludo. —En primera no es Torre de papel —corregí —se llama Casa de papel y en segunda tengo una entrevista de trabajo. Ambas me miraron boquiabiertas, al parecer no esperaban que dejara la tienda tan rápido. —¡Ya suéltalo! ¿Dónde? —insistió Jamie emocionada. —Tengo una entrevista de trabajo en nada más y nada menos que en Industrias Haider —la emoción que reflejaban los ojos de mis amigas era tan grande como la mía. —¡No puedo creerlo! —gritó emocionada Jamie. —¿Te imaginas? Vivirás en la mejor zona de Beverly Hills —comentó Kim. —Aún no es seguro, podrían no aceptarme —ambas me miraron como si hubiera dicho una estupidez. —¿Estás bromeando chica? Eres muy talentosa con esas máquinas del demonio ¿cómo podrían rechazarte? —Miré conmovida a Jamie. —Gracias Jamie. —Ahí viene otra vez —comentó Kim, miramos hacia la misma dirección que ella. Un chico alto de cuerpo atlético y cabello azabache e intensos ojos claros entró en la tienda, mis amigas lo miraron hipnotizadas mientras él asentía en nuestra dirección como forma de saludo. —Es solo Jake —dije respondiendo al saludo del chico. —¿Solo Jake? Allie, ese chico viene tres veces a la semana —dijo Kim. —Sí, porque él es hijo del dueño de la tienda —respondí como si fuera lo más obvio. —¿Así? Entonces ¿cómo explicas que él siempre se acerca a hablarte a ti? —Jamie me miró como si estuviera ocultando algo —ya suéltalo ¿hay algo entre ustedes? —no pude evitar soltar una carcajada ante aquella suposición. —Solo somos amigos —respondí sin dejar de reírme. Era verdad, Jake y yo éramos amigos desde la universidad; nuestros padres provienen del mismo pueblo de Connecticut y durante nuestra estancia en la universidad de Yale visitamos a nuestras familias juntos en cada período vacacional, él y su padre Henry Jacobs, eran como mi segunda familia y cuando me mudé a California su padre no dudó en darme trabajo, aunque mi jefe, Joe, se empeñaba a hacer mi vida miserable. —No creo que él piense que solo son amigos — Kim hizo un extraño movimiento con las cejas que no logré entender —hemos visto como te mira. —¿Ha pasado algo entre Jake y tú? —quiso saber Jaime. Sabía que no me iban a dejar en paz en todo el día sino les decía, así que deje ir un largo suspiro para poder tener la fuerza suficiente para decirles la verdad. — Fue hace mucho tiempo cuando ambos estudiábamos la universidad —comencé a explicar —yo era la típica chica a la que nadie se le acercaba y Jake era el chico más popular del campus universitario. Fuimos amigos literalmente desde el primer día de clases así que le tenía la confianza suficiente para contarle mis problemas —recordar aquél evento me transportaba a la época más triste de mi vida —una noche una de las fraternidades hizo una fiesta y ambos fuimos juntos y después de unos cuantos tragos un sujeto trató de propasarse conmigo y Jake lo alejó diciéndole que yo era su novia. Esa noche estábamos ebrios, pero no lo suficiente para saber lo que pasaría después —mis amigas abrieron los ojos como platos, parecían no poder creer lo que decía; sin embargo, ninguna se atrevió a interrumpirme —Jake me besó, ese beso nos llevó a otro nivel. Mi primera vez fue con él y recuerdo que Jake me trató como una princesa y después de eso ambos acordamos que nada cambiaría entre nosotros. Él siguió siendo mi amigo como hasta ahora. —¿Qué pasó después? —Jamie parecía impaciente. —Ambos seguimos en la universidad —me encogí de hombros —en ese tiempo él tenía novia y yo conocí a Michael —un amargo sabor se instaló en mi boca ante la mención de mi ex novio. Conocí a Michael en un día de verano en la universidad, al principio fue un chico lindo y caballeroso, pero después de unos meses descubrí que todo fue una mentira, él solo estaba jugando conmigo ya que apostó con sus amigos que podría llevarme a la cama en dos semanas, lo cual no sucedió. Pude darme cuenta a tiempo de su mentira y desde entonces no he vuelto a tener una relación o salir con alguien; mucho menos hablemos del sexo, he estado sola desde hace seis años. —¿Cómo puedes decir eso tan a la ligera? —me reprochó Kim. —Me encogí de hombros. —Eso está en el pasado, además un chico como Jake jamás se fijaría en mí —mis amigas me lanzaron miradas desaprobatorias, pero ya estaban acostumbradas a mis comentarios sobre mi baja autoestima. —Hola chicas —saludó Jake en cuanto se acercó —hola Allie —saludó plantándome un sonoro beso en la mejilla. —No hagas eso Jake —me quejé mientras mis amigas parecían querer vomitar arcoíris. —¿De qué hablan? —las tres nos miramos sin saber que decir. —Tratamos de convencer a Allie para que venga con nosotras esta noche —respondió Kim desviando por completo el tema anterior. —Me parece una excelente idea ¿le molesta si me uno? —¿Cómo podría molestarnos que un hombre tan caliente como tú nos acompañe? —esta era Jamie actuando como Jamie. —Ok...—Jake parecía algo incómodo con ese comentario. —Pero hay un problema —señaló Kim. —Allie no quiere venir. —Ya se los dije, tengo cosas que hacer. —Sí, sí. La famosa entrevista. —¿Por qué siento que me perdí de algo? —había olvidado que Jake no estaba en nuestra anterior conversación, así que le expliqué rápidamente mi entrevista en Industrias Haider. —Nena, has trabajado duro, pero recuerda que no todo es trabajo —señaló Kim. Sabía que mis amigas estaban preocupadas por mi vida solitaria y antisocial, temían que muriera sola y con diez gatos en un sucio departamento. —Kim tiene razón —acordó Jake —necesitas salir y divertirte, es más, lo que necesitas es salir a solas con tu mejor amigo. —No gracias. —Vamos Allie, te propongo algo —cerré los ojos con fuerza mientras Jamie comenzaba a hacer un sonido como de tambores con sus manos, temía lo que Jake pudiera decir porque cuando él hacía una de sus propuestas sabía que no me esperaba nada bueno —mañana en la noche, después de tu entrevista saldremos al club Paradise y celebraremos tu nuevo empleo. —Pero todavía no sé si me darán el puesto —me quejé. —Estoy seguro que lo harán —Jake posó sus manos en mis hombros —eres una mujer muy talentosa Allie, jamás lo olvides ¿qué dices? —Vamos Allie —suplicó Kim. —Está bien. Sabía que me iba a arrepentir de esto.
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