Capítulo 020

2503 Palabras
- ¿Por qué...? – Olivia dejo el pañuelo sobre la mesa de noche. - ¿Por qué estuve investigando una manera de usar el artefacto cuando solo su familia conoce una manera de abrirlo? - No conozco la manera de abrirlo... – Sus palabras eran simples pero su voz sonaba irritada. – La respuesta para poder usar libremente ese artefacto divino, no la conozco. – Sus manos agarraron con fuerza el frasco de pomada mientras lo abrían. La situación actual era culpa de su hermano mayor, aun estando muerto era capaz de irritarla. – Esperaba que fueras capaz de descubrirlo pero no contaba con que esa cosa enloqueciera. El silencio se instaló en la habitación, Ortswan usando su dedo corazón retiro una pequeña cantidad de crema antes de girar su torso mientras que con suaves toques empezaba a tratar la zona lastimada de los labios ajenos que estaban entreabiertos por la sorpresa. Paolo trago un poco de su propia sangre, su manzana de Adán bajo y subió en un movimiento que no pasó desapercibido por la mujer quien lentamente acerco uno de sus dedos tocando aquella zona. Paolo carraspeo antes de hablar. - Eres de la familia Imperial. – Resalto ese hecho, dejando una pregunta implícita causando que la mirada obscura de Olivia se posara en la ventana. El joven noble era capaz de sentir una mar de ira empezar a agitarse en el cuerpo curvilíneo que estaba justo a su lado. - La información era suministrada únicamente a los "Príncipes o Princesas herederos", mi padre únicamente entrego esos títulos al Príncipe Xavier conocía la repuesta pero Ernesto lo obligo a decirsela. - El desprecio al Antiguo emperador era evidente en su manera de expresarse. - Cuando realice mi rebelión, mi medio hermano nunca soltó la lengua así que... Le corte la lengua antes de decapitarlo en las escaleras de la Torre de Astronomía. – La Emperatriz tenia una sonrisa en sus rostro al recordar el daño físico que le causo a su hermano mientras levantaba la cabeza en alto orgullosa del baño de sangre que creo en el pasado. - La respuesta está perdida. – Cavendenshi prefirió ignorar las reacciones de su Alteza. - Dejemos de hablar del trabajo por los momentos. – Una sonrisa calmada se encontraba en el rosto de la mujer causándole escalofríos al noble que se sentía como un pájaro cautivo en una jaula. Ortswan alejo su mirada de la ventana antes de recargar su codo sobre una de sus rodilla para usar su mano de apoyo para su rostro. Sus ojos estaban fijos en el Vizconde que empezaba a incomodarse por estar con el dorso desnudo. - Eres mi nuevo concubino, a diferencia de Adonis mis conocimientos sobre ti son extremadamente vagos. Los nobles comenzaran a hablar cuando dejen de escudriñar el tema de Alexander... - ¿Cómo esta ? – Cuestiono rápidamente interrumpiendo a la joven que uso su mano contraria para esconder su sonrisa. - Es un hombre atractivo, sus cuerpos es atlético aunque parece realizar menos ejército que tú. Siento unas fuertes ganas de arañar su espalda con mis uñas esta noche... – La mirada de Paolo se volvió estoica, parecía que Olivia únicamente pensaba en mantener relaciones sexuales cuando alguien del sexo opuesto llamaba su atención. - ¿Por qué tienes esa cara? Deberías de estar tranquilo con que tu amigo sea de mi agrado para no decapitarlo por su insolencia. – Cruzo sus brazos sobre su pecho, un brillo de curiosidad apareció sobre los ojos del hombre debido a este pequeño berrinche de la Emperatriz. Olivia inflo ligeramente sus mejillas mientras su labio inferior parecía más notorio, su nariz estaba ligeramente arrugada causando que el joven heredero de Newcastle tuviera una suave sonrisa sobre sus labios por este nuevo descubrimiento. Paolo se sentía un poco aliviado de descubrir que una parte del alma de la joven aun parecía ser bondadosa e incluso inocente como un niño. Sin embargo ¿Por qué le interesaba que esa mujer aun tuviera bondad en su corazón? - Eso no era lo que estuve intentando preguntarle. – Cavendeshi estiro una de sus manos para sujetar la mano derecha de la joven rubia que estaba descansando sobre sus piernas. Los dedos del joven de cabello castaño se sentían suaves a pesar de llevar una espada, las mejillas de Olivia se sonrojaron de una manera leve pero no fue desapercibido por uno de los mejores estrategas del Imperio. – Su Alteza, lo que quise decir era como estaba su estado de salud porque en el salón del trono parecía estar mal... - Se encuentra bien después de bañarse. – El tono de su voz era tranquilo mientras de manera disimulada empezaba a recibir caricias en el dorso de su mano por el pulgar del hombre. – Sus heridas fueron tratadas por el médico de la Guardia Imperial, se le asignó una habitación en el área de entrenamiento en la parte norte del Palacio. En los registros del palacio se menciona que existió una generación de guerreros híbridos, me gustaría ver sus capacidades... - Los ojos oscuros de la mujer mantenían un ligero brillo de curiosidad ante esta nueva posibilidad, sin embargo, aun con sus habilidades mágicas Cavendeshi era incapaz de escuchar sus pensamientos para descubrir sus verdaderas intenciones. – Trabaja bajo la supervisor de Adonis, es decir, a donde vaya el líder de la Guardia Imperial estará tu amigo a menos que ordene lo contrario. - Me alegra sabe que se encuentra bien. – El joven de cabello castaño cerro sus ojos para después soltar el aire que tenía retenido en sus pulmones. – Me alegra que aun este con vida. - Deberías de preocuparte más por ti mismo. – Sugirió con una voz fría antes de bajar la mirada hasta sus manos entrelazadas, el color morado claro de su falda parecía resaltar la piel blanquecina de su nueva pareja. Quizás empezaría a regalare vestimenta de ese color al hombre. – La mayoría de las veces, nos preocupamos por las personas pero cuando estamos en momentos de necesidad ninguno de ellos vendrá a rescatarte o intentara aliviar tu dolor. Cuando escucho esas palabras, abrió sus labios dispuesto a reclamar pero sus palabras quedaron a medias cuando observo que en el rostro angelical se resbalaba una lagrima por sus mejillas mientras su mirada estaba fija en algún lugar. Una emoción fuerte golpeo su cuerpo, el dolor, la ira, la tristeza e incluso el odio junto con la venganza. Todas esas emociones parecían estar mezcladas en una sola que era extremadamente fuerte e intensa causando que el castaño se sintiera sofocado. Ortwsan parecía estar sumida en sus recuerdos del pasado, su mano libre estaba cerrada en un puño con fuerza. La sensación duro unos cinco minutos como máximo porque la persona que las experimentaba soltó un suspiro de sus labios rojos antes de empezar a ignorarlas nuevamente. si las ignoraba, esas emociones no existían por lo tanto... No existía el dolor. - Olivia reprime sus emociones mediante el olvido forzado. – Era el pensamiento que estaba en la mente del joven, mientras una sensación de inquietud golpeo su cuerpo. La preocupación de Paolo se debía a que conocía con bastante profundidad el manejo de las emociones humanas, normalmente, las personas ignorar las emociones que asocian con cosas negativas. No obstante, el dolor emocional al ser ignorado puede causar cosas peores e incluso en casos de acumulación por varios años es capaz la persona de somatizar* las emociones. - ¿Hasta que punto el cuerpo de la Emperatriz las ha sometizado? – Su mente viajo de manera inconsciente a cuando la mujer empezó a torcer un poco de sangre e incluso se le otorgo en una copa un liquido desconocido para calmar sus síntomas. – De esta manera, incluso su propio cuerpo la matara antes que un enemigo vengativo. Paolo no pudo evitar sentir lastima por ella. - ¿Qué te gusta? – La voz tranquila de Ortwsan interrumpió su tren de pensamiento causando que un ruido de confusión escapara de sus labios rosados. Una suave risa salio de los labios rojos dejando a Paolo un poco aturdido por la belleza del sonido. – Me refiero, ahora que oficialmente eres uno de mis concubinos deberíamos de actuar de esa manera por lo tanto debería de conocer más cosas sobre ti... ¿Cuáles son tus pasatiempos? - Me gusta leer, disfruto leyendo cualquier libro siempre y cuando no se trate de administración, financias, entre otros. – Su cuerpo se removió en su cama incomodo, la mujer sujeto con sus manos uno de los cojines cercanos mientras su mana levantaba levemente el cuerpo de Paolo para dejar una almohada extra debajo de su cabeza. Cuando volvió a recostarse suspiro de alivio. – Gracias.... - De nada. - Su majestad, ¿Cuáles son sus hobbies? – Cuestionó dejándose llevar por su curiosidad, aunque en el fondo intentaba justificarla mediante la necesidad de tener información para sobrevivir en el Palacio de Jade así como asegurar el bienestar de su familia. - Ninguno. - ¿Ninguno? – Ella asintió, en realidad no realizaba actividades que no generaran algo bueno para sus planes desde que había regreso a su país cuando cumplió los quince años de edad. – Su majestad, debe de tener alguna actividad que le agrade. Una actividad que no tenga que ver con la gestión de este país o mantener su poder político en el continente... Alguna actividad que la haga sentirse más tranquila e incluso feliz. - No creo en la felicidad. - Dijo de manera tajante sorprendiendo al Vizconde El silencio se instaló en la habitación después de escuchar esa respuesta acompañada de una voz fría, Cavendeshi creía que la felicidad existía pero eran momentos fugaces que debían de atesorar. Ortswan acomodo un mechón de su cabello colocando el mismo detrás de su oreja antes de abrir sus labios para hablar nuevamente. - Cuando era una niña, solía disfrutar las lecturas de diversas novelas en compañía de mi hermano Blaze. – Cuando esos recuerdos golpeaban su mente de manera inconsciente dejaba de tener una actitud ofensiva e incluso su cuerpo parecía estar más relajado. – Disfruto de tocar el piano, aunque rara vez suelo tener la oportunidad de practicarlo porque dirigir un Estado es complicado .- Admitió antes de dejar que su dedo índices descansaran sobre sus labios. - Uno de mis hobbies también es tocar el piano. – Las palabras de Paolo causaron que la mujer girara su rostro para verlo, por primera vez desde que se conocieron el ambiente se sentía cálido e incluso calmado causando que el castaño no sintiera que debía de estar alerta. - Cuando desee practicar o únicamente sentarse a escuchar una melodía puede enviarme a llamar, para mi seria un autentico placer tocar para usted. Las palabras del hombre eran sinceras sorprendiendo a la mujer de rizos, era la primera que una persona parecía tener un interés genuino en conocerla e incluso estaba ofreciéndose a realizar una actividad con ella. Su corazón se sentía conmovido ante tanta inocencia. - En ese caso, enviare a una de mis damas de compañía a llamarte con mucha frecuencia. – Admitió con una suave risa antes de bajar su mano, mientras la mirada avellana admiraba su belleza cuando lograba estar en calma. - Mi señora. – Los ojos negros lo miraron con atención. – Permitame decirle algo, como su nuevo concubino. – Olivia sintió con la cabeza, una pizca de curiosidad se instaló en su alma. – No puede cuidar de otras personas cuando es incapaz de cuidarse a sí misma, es necesario que cuide de su salud física así como de su salud mental también. Me puedo imaginar que su trabajo es estresante espero que conmigo pueda drenar su estrés de alguna manera. - ¿Cuáles maneras propones? – Su voz sonaba confusa, una de sus cejas fue levantada en señal de extrañeza. Esa mueca duro poco tiempo, porque en cuestión de segundos Olivia retomo su mirada habitual sin emociones. - Cuando era un niño...- Su voz sonaba tranquila, sobre sus labios estaba una sonrisa nostálgica mientras sus ojos demostraban la calidez del recuerdo. – Mi madre una vez me dijo que hablar de las cosas que nos están afectando es liberador, cuando empecé a hacerlo... Debo admitir que me sentía más liberado. Existe una razón para sentirse más ligero después de decir esas palabras. – Sus palabras fueron interrumpidas de manera abrupta por la mujer quien empezó a reírse de una manera sarcástica antes de levantarse. - ¿Hablarlo? Paolo Cavendeshi me sorprende que creas que eso ayudara a aliviar alguna cosa.- Ortsawan comento de manera burlona antes de levantarse de la cama para caminar hasta la mesa de noche donde descansaba una espada en su funda, estiro su mano para sujetar con firmeza el mango del arma. - Emperatriz, cuando ponemos nuestro dolor en palabras estamos dándole otro significado. Un significado que permite que veamos que dicho dolor es menos grave de lo que nuestras emociones experimentan. – Sus ojos avellanas admiraron en silencio como la fémina desenvainaba su espada. La mirada oscura como la noche sin estrellas descansaba tranquilamente sobre el acero de la espada, el único dolor que la mujer de cabello rizado aceptaría en su vida era el dolor corporal. Una herida incapaz de verse por el ojo humano, era una herida inexistente para su persona, en su vida tuvo que enfrentar diversas adversidades para retomar el trono que le pertenecía por derecho, esas experiencias incomodas causaron que desarrollara una gran resistencia mental. Era capaz de ver sangre sin inmutarse, era capaz de presenciar masacres sin sentir remordimiento. Logro estar donde estaba por ignorar sus emociones para sobrevivir a un mundo repleto de injustas así como personas hipócritas que para fanfarronear colaboraban con personas desdichadas. La Emperatriz de Impure logro concretar sus metas perdiendo parte de la "humanidad" que anunciaba la iglesia de la Diosa Selenophile. Desde su llegada al Palacio de Jade, el joven guerreo empezó a usar sus habilidades para recolectar información de la fémina que mediante un trato por presión le había obligado a convertirse en uno de sus concubinos, Ortswan tenia un alma enferma debido a la infección de varias heridas emocionales que ignoro durante años. Por tal motivo, sus acciones podrían parecer despidas en la mayoría de las ocasiones causando miedo en los corazones de sus súbditos para sentir que era capaz de controlar su ambiente. Cavendeshi sentía lastima por ella, debido a eso se atrevió a sugerirle hablando sobre aquellas cosas que causaran dolor en su corazón. - Las emociones causan debilidad. – Su voz era monótona mientras blandía la espada de un lado a otro, observo al hombre sobre su hombro antes de guardar la espada en la vaina. – La debilidad es una ventaja que usaran los enemigos para vencer a su contrincante, la debilidad de mi hermano era su esposa... Era una mujer extremadamente inocente, fue bastante sencillo usarla para lograr lo que deseaba.
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