3: ¡Eso no pasa en la vida real!

1694 Palabras
Probablemente, era un tanto masoquista de mi parte, pero había visto un lado de Michael que me seguía ilusionando de cierta manera y quería creer que iba a cambiar de cierta manera. —En serio que las mujeres son masoquistas —Arthur me brindó un rostro lleno de enojo —al parecer ustedes se quedan al lado del que peor las trate, entre más golpes te dan, más te atraen. Después andan preguntando en dónde se encuentran los hombres buenos y detallistas cuando son las mismas en mandarlos por un tubo o decirles que lo quieren solo como un amigo. Arthur cerró con brusquedad el botiquín de primeros auxilios y lo fue a dejar a su lugar, con rabia tomó su saco y compuso su camisa. —Si quieres ir corriendo donde ese cabrón que poco le importó que estabas entre mis brazos para empujarme, anda, hazlo. Yo no te voy a detener, si en tu estupidez piensas que va a cambiar, adelante, cree en santos que orinan. Pero te digo algo, ¡Eso no pasa en la vida real! Nadie cambia solo porque la otra persona quiere que cambie, los años van a pasar y serás una maldita cebolla que van a ir quitando capa por capa hasta que quede reducida a nada y ahí te vas a dar cuenta de que yo tenía la razón. —¿Y qué esperabas que te dijera? —Sentí mi sangre hervir y mi corazón doler —. ¿Qué no lo quería y qué te quería a ti? Me mentiste desde un inicio, me pediste matrimonio al calor de la pasión que experimentamos. Cualquier mujer se hubiera asustado al ver esto, ¿Qué querías que hiciera? Que aceptara enseguida, cuando ni siquiera sabía tu verdadero nombre, tú eras Ryan para mí y de la nada me doy cuenta de que te llamas Arthur. —¿Y si las cosas no son como piensas? —¿De qué estás hablando? —Si realmente no estaba hablando al calor de la pasión y realmente era sincero. —Él sonrió con cierta tristeza. —¿Qué has dicho? —Me levanté y lo miré un tanto sorprendida —habla de manera clara. —¿Para qué? —Él se alejó de mí —al final en tu corazón se encuentra un hombre que no soy yo. Solo te doy un consejo que sé bien que no me pediste. No te dejes perder por alguien a quien no le importa perderte. Arthur salió de mi estética y me dejó con miles de sentimientos, no podía creer que alguien fuera capaz de hacerme sentir todo lo que estaba sintiendo en estos momentos y menos que fuera un hombre. —Basta, no te hagas castillos en el aire —sacudí mi cabeza —ahora vete de aquí, tienes que seguir empacando tus cosas. Tomé un taxi para ir a traer mi coche. Cuando llegué, me fui directo a la casa de Elena, que había sido mi hogar desde que regresé de Estados Unidos. Pero ahora estaba en proceso de mudanza, quería tener mi propio espacio y pude encontrar un piso decente gracias a mi mejor amiga y a su esposo, Leonardo Hill. —Vaya, hasta que has venido —Elena entró en la casa —en serio que todo fue una locura. Charlene se encuentra en la otra casa, necesitamos hablar acerca de lo que pasó. —Está bien, supongo que les debo una explicación de lo sucedido. Vamos de una vez. Fui a la otra casa de Elena, esta se encontraba al lado de la propiedad en la que me quedaba. El sitio era enorme y ambos sitios se habían unificado. —Hola —saludé a Charlene y ella me guiñó el ojo —. Sé bien que eres una mujer a la que le gusta ir directo al grano, así que te diré lo sucedido con tu hermano. Elena y Leonardo me obsequiaron un viaje todo pagado al continente asiático porque deseaban que me despejara de un pleito que tuve con Michael. Fue ahí donde conocí a tu hermano, él se presentó como Ryan y así consideré que se llamaba hasta el día de hoy. —Quiero que me expliques cómo es eso de que te pidió matrimonio después de que hicieron el frutifantastico, pero por favor ahórrate los detalles de cómo te dio como tambor africano. No me interesa saber eso de mi hermano. —Está bien, supongo que es normal no querer saber nada de la vida s****l de tu hermano. Flashback Caí rendida al lado de Ryan, nuestros cuerpos estaban llenos de sudor y la piel tomó un tono perlado. Mi pecho bajaba y subía al igual que el de él, podía sentir su corazón palpitar con fuerza debido a que tenía mi mano en su pecho y esta también seguía el movimiento de sus pectorales. —Vaya, la hemos pasado bastante bien —reconocí con una sonrisa en mis labios —quién diría que nos íbamos a volver tan cercanos en un corto tiempo. —Sí, siendo sincero, podría hacer esto todas las noches de mi vida. Es increíble que una mujer sea capaz de hacerme sentir tan vivo. —¿Qué estás diciendo? Es obvio que no podemos hacer esto para siempre, luego nuestros caminos van a tomar rumbos separados y cada quien conocerá personas diferentes con las que probablemente hagamos una vida. —¿Y por qué tiene que ser así? Siendo sincero, no quiero que tomemos caminos separados. Leane, ¿Te quieres casar conmigo? Después de que Ryan soltara esa bomba, él se quedó dormido. No podía creerlo, si hubiera estado ebrio es muy probable que lo atribuyera a eso, pero no era el caso, se encontraba más que sobrio. Decidí no esperar a que él despertará, tomé todas mis cosas y me fui de ahí como si el diablo me hubiera seguido. Fin del flashback —Y eso fue lo que pasó. Tu hermano de la nada me propuso matrimonio, sinceramente me espanté y por eso me fui. —Pero aquí hay algo que no me cuadra del todo —Elena me quedó mirando fijamente —. ¿Por qué estás tan enojada con Arthur? Entiendo que lo que te sugirió fue algo totalmente loco; sin embargo, tu enojo no se encuentra justificado. Te conozco lo suficientemente bien para saber que estás omitiendo algo bien importante. —Pensé en que no era algo que se debía hacer, salir huyendo de esa manera y no explicarle mi miedo, así que decidí regresar a su cuarto y cuando llegué pude escucharlo hablar con alguien que le decía que no podía entender a las mujeres y que se había encontrado con alguien que no significó nada para él y que era un total desastre. Abordé mi avión de regreso para acá y simplemente quise olvidar esta locura que me había pasado en el continente asiático. —Así que tú eres la famosa cenicienta —Charlene empezó a reír —te imaginaba sin rostro, ahora que tienes una cara se siente demasiado extraño. Arthur me había hablado de ti y quiero que sepas que cuando lo escuchaste hablar con alguien, era conmigo. —¿Qué? Pensé que era algún amigo o algo por el estilo, generalmente suelen hacer eso con sus amistades. —Arthur no tiene amigos, él es un hombre solitario y siendo sincera me sorprendió saber que se había liado con una mujer desconocida. —Pues al parecer había omitido el hecho de que me propuso matrimonio, me dio tanta rabia escucharlo que quería matarlo ahí mismo. Pero preferí irme y seguir con mi vida, jamás pensé que regresaría nuevamente. —Creo que deberías hablar con Arthur, él es un buen hombre a pesar de que parezca lo contrario. Si te propuso matrimonio no fue al calor de la situación, créeme que ese sujeto es de los que habla desde el corazón. —¿Hablas en serio? A duras penas podemos estar cinco minutos sin pelear y tú esperas que podamos arreglar algo que evidentemente fue dicho con toda intención. Prefiero seguir con mi vida y simplemente hacer como que no conozco a tu hermano, al final tengo entendido que él es de los que vive para trabajar y estamos casi en la misma sintonía. —Pues en eso tienes razón, mi querido hermano no se queda mucho tiempo en un solo sitio. Creo que, en vez de casa, vive en un avión. —Bueno, no me interesa en donde viva. Ahora lo mejor es que me vaya a empacar mis cosas, iré a dar un seminario el fin de semana y debo tener todo listo. También pienso trasladar las últimas cosas a mi nuevo piso. No quise seguir dando más vueltas en el asunto. Mientras terminaba de embalar las cosas en sus respectivas cajas, mi mamá entró a mi cuarto. —Mamá, ¿Segura que no quieres irte a vivir conmigo? Sabes bien que eres libre de venir a mi lado. —Hija, el momento de dejarte ir ha llegado. Además, quiero ocupar la casa de mis padres. Sabes bien que luché demasiado por obtenerla de las garras de tu papá y es necesario habitarla. —Tienes razón —le di un abrazo —, te voy a extrañar demasiado. Por favor, si llegas a necesitar cualquier cosa, no dudes en pedírmela. —Está bien, hija. Ahora vamos a terminar de empacar para que pronto puedas ocupar el piso que tanto quieres estrenar, sé bien que te entusiasma vivir sola. Gracias a mi mamá pude terminar antes de tiempo y llamé al camión de la mudanza. Una vez que me aseguré de que todo estaba en orden, regresé a la casa de Elena y tomé mis maletas. —Tengo que irme —miré a Elena y a Leonardo —les agradezco por todo, iré a Las Vegas y probablemente esté de regreso el lunes. Cualquier cosa me llaman. Ellos me abrazaron y me fui de la casa directo al aeropuerto. Habían reservado en primera clase y mientras me estaba acomodando, sentí una fragancia familiar, al dar la vuelta fue que lo miré…
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