Capítulo 7
El Viaje
Parte 2 / Planes Ocultos
[Sara]
—quieres acompañarme al trabajo… allá podemos comer algo… sé que te gustan los desayunos del restaurante—La dije a Jorge en cuanto volví a la habitación.
Me quede frente al espejo de mi tocador buscando en él y colocándome mis aretes favoritos mientas esperaba una buena respuesta por parte de mi novio que parecía no haberme escuchado, pues a través del espejo vi como seguía distraído en sus zapatillas.
—Jorge… ¿Qué si desayunamos juntos…?—le repetí al voltear a verlo.
—Claro que si amor…—me respondió al instante, —perdóname… estaba pensando en algo…—se disculpó algo avergonzado.
Trate de respirar profundo en ese momento, no era la primera y de seguro nos ería la última vez que le diría algo y el estaría por completo distraído… lleva días con esa actitud, no es por mí, no es porque este cambiando o ya no me ame como antes… todo lo contrario siento que se está esforzando, pero dentro de todo lo que debe hacer, todo eso que le preocupa, ha perdido el ánimo por continuar y es más que evidente para mí. Termine de colocarme mis aretes y quise acercarme a él, me senté a su lado y lo mire con atención.
—Te ves algo cansado cariño—le dije al tiempo que pasaba mi mano por su rostro.
Se quedo viéndome, trataba de explicarme, y yo trataba de darle un poco más de ánimo, apenas era temprano en la mañana y ya parecía estar aburrido.
—Y así me siento… pero hoy debo estar al pendiente de la universidad…—me respondió con algo de optimismo.
—¿Hoy te dan respuesta de la oficina?—le pregunte.
Me levante de la cama de nuevo esperando su respuesta, me acomode de nuevo en frente de mi espejo y tomando mi perfume me lo aplique en mi cuello, me encanta su aroma, una mezcla entre lo dulce y lo cítrico… a Jorge le encanta, lo mínimo que puede hacer es notarlo.
—Si amor… hoy debo reunirme con el doctor Peláez para acordar lo de la firma—me respondió al pasar unos segundos.
—Te va a ir muy bien amor… todo estará bien—le dije al acercarme y darle un beso en la frente.
Me quede mirándolo por un segundo, sonrió de momento y sentí que algo había hecho para animarlo un poco. Sali de la habitación y me dirigí a la cocina donde había preparado algo para desayunar, por suerte la comida nunca nos faltaba, de hecho, como ambos trabajábamos siempre podíamos darnos un gusto, esos gustos culposos que en épocas difíciles no se podían hacer posibles, pero habíamos tenido bueno racha, yo tenía un buen trabajo de medio tiempo en una gran panadería al sur de la ciudad, y Jorge trabajaba para uno de sus profesores ayudándolo en su firma de abogados… y ahora estaba a punto de firmar un contrato formal con él. Era un buen momento, pero algo más sucedía en su interior, no dudaba de que algo estuviese sucediendo… estaba segura de ello, sin embargo, tan solo me quedaba tener un poco más de paciencia, debía apoyarlo, no solo porque era mi pareja, si no por el sencillo hecho de que lo amo… y el me ama a mí.
Servi en un par de platos el desayuno que ya había preparado, mientras lo servía, Jorge se me acerco por la espalda y me abrazo por la cintura con cariño, colocando su cabeza con la mía.
—Gracias Amor—me dijo en voz baja.
—Por nada…—le respondí tomando sus manos sobre mi cintura, —¿Me vas a acompañar al trabajo…?—le pregunte nuevamente.
—Si… pero debemos comer algo mientras… o te pones de mal genio—me contesto con algo de gracia.
No podía discutir ante tal acusación, la verdad… es que si había cierta razón en lo que decía, cuando tenía hambre, solía ponerme de mal genio, él lo sabía, yo lo admitía siempre que lo hablábamos. Comimos algo y tomamos un poco de café tal como me gustaba, claro y con una pisca de vainilla como si fuese un capuchino casero, a Jorge no le gustaba de esa manera sin embargo se lo tomo en poco tiempo, volvió a la habitación y termino de prepararse al igual que yo, en cuestión de minutos ya estábamos saliendo de nuestro apartamento y tomados de la mano caminamos por el pasillo hasta el elevador, durante el trayecto para salir del edificio, apenas si comentamos lo que debíamos hacer ese día, sin embargo, yo me sentía mal en ese momento pues no le había dicho la verdad para ese entonces, en la tarde no tenía clase se ese día, él en su lugar si tenía que reunirse con su profesor para lo del trabajo, y yo, estaba realizando una muy bien planeada conspiración para darle una sorpresa que podría cambiar su estado de ánimo. Salimos del edificio, vivíamos hacia un par de meses cerca del centro de la ciudad, un cambio demasiado grande pues cuando decidimos vivir juntos lo habíamos hecho en el sur de la capital, cerca de mi trabajo, y convenientemente cerca de donde vivía mi madre y mis hermanas, y no muy lejos de donde trabajaba mi padre, pero ahora que vivíamos en el centro de la ciudad debía tomar el autobús para ir a trabajar, pero eso no era complicado, tan solo debía despertar más temprano. Caminamos por la acera para dirigirnos a la parada del autobús, el lucia algo serio, seguía aun distraído y no ponía atención a nada de lo que estábamos hablando, apenas si estaba atento para mirar por donde caminaba, ya en ese momento era incluso molesto, evidenciaba que quizá no quería estar ahí junto a mí, mucho menos acompañarme.
—Mira… hay viene el autobús…—me dijo de repente.
—Si quieres no me acompañes… sé que tienes mucho por hacer… o pensar—le respondí tratando de entenderlo.
—¿No quieres que te acompañe?, pero si tú lo pediste…—me contesto algo molesto.
No le dije nada, no quise contestarle de igual manera pues sabía que terminaríamos en una discusión en medio de la calle y rodeados por extraños. El autobús se estaciono en la parada de autobús y yo enseguida pretendí abordarlo, Jorge se quedó de tras de mi esperando aun alguna respuesta de mi parte, pero estaba esperando efímeramente, pues yo ya me había alejado. No quise mirar atrás en ese momento, era incomodo el sentir que no había atención alguna a lo que hacías, trataba de entenderlo en verdad, si lo admito era un berrinche quizá, pero necesitaba que Jorge estuviese más atento, que tomara mi llamado de atención como un empujón para tratar de mejorar. Al subir al autobús tome asiento cerca de la ventana, me fije que el ya no estaba en la parada del autobús, me sorprendió de hecho que ese instante él se sentó a mi lado como si nada, yo estaba molesta, no quería ni dirigirle la mirada así que no aparte mis ojos de la ventanilla del autobús, cuando este avanzo nuevamente, el tan solo se quedó a mi lado, al cabo de unos segundos se acomodó más cerca y tomo mi mano como si nada hubiese pasado, apenas si lo vi, pero no quise apartar mi mano, ya sería demasiado el fingir estar molesta si en verdad no lo estaba.
—Deberíamos bajarnos unas calles antes… podríamos comer panqueques…—me dijo rompiendo el incomodo silencio, —¿Quieres panqueques?... sé que te gustan… con miel… o salsa de frutas…—
Me dio un poco de gracia el notar que tan solo intentaba provocarme, sabía que no me negaría a comer algo así pues me encantaban.
—Si, me gustaría…—le conteste en voz baja.
—¿Que?... no te escuche—
—Que si… quiero panqueques—le repetí mi respuesta.
Apenas si su respuesta fue el sonreír con inocencia y tomar con más fuerza mi mano, yo apenas si sonreí pues sabía que el intentaba hacer lo que mejor podía hacer en un momento así.
Luego de varios minutos, de pasar por un embotellamiento y varias paradas del autobús, poco a poco los pasajeros fueron desmullendo, en justo antes de tener que bajarnos, Jorge me pregunto por lo que haría ese día en la tarde, honestamente no podía decirle así que mentí de momento, le dije que tenía que estar en la facultad en la tarde, que no me esperara pues estaría ocupada… pues también confiaba en que él estaría también ocupado en su reunión. Su mirada fue algo sospechosa, yo por mi parte me pareció algo graciosos pues la expresión de su rostro era la de alguien totalmente incrédulo a lo que le estaba diciendo en ese momento, mas no le preste atención, pues en ese momento estaba a punto de llegar a nuestro destino, lo empuje para salir de la silla, lo regañe por no estar atento y luego de levantarnos nos acercamos a la puerta del autobús esperando que este se detuviera, el parecía como un niño regalando ante la actitud que yo había adoptado en ese momento, aunque era más gracioso que preocupante a decir verdad. nos bajamos del autobús bajo la mirada curiosa de sus pasajeros y la del conductor que por el espejo miraba con curiosidad la culpabilidad que irradiaba Jorge con su expresión un poco decepcionada. Una vez en la calle teníamos que caminar un par de calles para llegar a mi trabajo… pero aún era un poco temprano así que teníamos tiempo para desayunar y por nada del mundo olvidaría que me habían prometido comer panqueques. Jorge tomo mi mano como siempre y caminamos en otra dirección hasta llegar a un pequeño café, tomamos asiento en una de las mesas y sin dudarlo un solo segundo ambos pedimos los panqueques, honestamente tardo más la mesera en traernos nuestra orden que nosotros en comer, en realidad sentía morir de hambre en cuanto llegamos, una vez comimos no quisimos quedarnos más del tiempo necesario, salimos del café y caminamos de regreso hasta llegar a mi trabajo, llegue justo a tiempo y sin ninguna complicación, sin embargo la mayor problema en ese momento era que teníamos que despedirnos en ese momento… como me gustaría el compartir el día junto con él, pero no era posible, cada uno tenía sus asuntos y yo especialmente ese día Jorge no podía estar a mi lado, pues mis planes dependían de que él no se enterara de nada, pero estaría segura de que algo sospechaba, pues honestamente yo no era buena para ocultar cosas.
—¿Te vere en la tarde cielo?—
—Creo que nos vemos en el apartamento… no sé cuánto tiempo me tarde en la facultad…—
—podes llamarme en cuanto salgas…—
—Si, por supuesto… yo te llamo en cuanto solucione un asunto…—
—¿Un asunto?—pregunto él confundido.
Me quede de una sola pieza al notar que evidentemente me había delatado sola, por suerte podía evadir su curiosidad.
—Si, la razón por la que debo ir a la facultad… hay un error en mi matricula—le mentí al instante.
Luego de mi breve explicación salvavidas, me despedí de el con un tierno beso en los labios, el parecía no estar convencido pero sin embargo me abrazo con cariño y luego de que nuestras miradas se siguieran en la distancia, tuve que entrar en la panadería donde trabajaba y el seguiría su camino a la universidad como lo hacía siempre.