Marcos No podía creer lo que veían mis ojos, ambos estaban de pie en mi sala de estar. – ¿Qué hacen ustedes dos aquí? – fue la única pregunta que me vino a la mente con sorpresa. – ¿Es así como recibes a tus padres? ¡No puedo creer que haya criado a un hijo así! ¿Dónde está mi nuera? ¡Me han dicho que trabaja contigo! – Mi madre siendo mi madre. – ¿Quién ha dicho eso? – le pregunté, dándole un beso y un abrazo. – Tengo mis fuentes. Nunca sé nada de ti, tengo que consultarlo con alguien. – Miré a Alex, ¿quién más podría ser su informante? Poco después abracé a mi padre y recibí una palmada en la espalda. – Muy bien hijo mío, felicidades por el compromiso, aunque me hubiera gustado más si me lo hubieran dicho con más antelación. No fue posible estar presente y eso no es bueno p

