Melissa Nunca imaginé en toda mi vida que sería tan bien recibida por los padres de Marcos, me los imaginaba como gente severa, alguien que desconfiaría de cada una de mis palabras, que pensaría que soy una cazafortunas. – Gracias, estoy muy contenta de haberlos conocido por fin. – Dije, todavía sin ganas. Me abrazó a ambos lados de la cara. – Qué pequeña eres... Ah, pero ya me imagino cómo serán mis nietos, ¡serán bellos! Ya estás pensando en mis nietos, ¿verdad? Quiero al menos dos para mimar, ¡y te ayudaré durante todo el embarazo! – Se volvió hacia su marido. – Rogelio, compremos una casa grande muy cerca de la casa de nuestro hijo, para que nuestros nietos puedan crecer con nosotros, se acabaron los viajes, tenemos que establecernos aquí. – Sentí que mi cara se calentaba de vergü

