AMELIA La tormenta nos mantuvo atrapados en Nueva York durante dos días más. Fueron tan maravillosos como desafiantes. Dormir y despertar en la cama de Weston fue algo hermoso …hasta que invariablemente había que frenar porque ir más allá requiere de una conversación que solo podrá ocurrir en Louisville. La nieve se despejó lo suficiente como para que pudiéramos viajar el sábado. Empacamos nuestras cosas y me despedí con tristeza del pent-house de Tribecca, que había sido, y podría ser siempre, mi refugio de ensueño. Aunque sé que weston y yo podremos volver a visitarlo cuando quisiéramos, temo que la situación con sus hermanos lo mantengan fuera de Nueva York en el futuro previsible. Pasmos el viaje en avión a casa abrazados como una familia de tres, con Emma en mi regazo y yo acurruca

