AMELIA
Me baja la parte delantera de mi vestido, dejando expuestos mis pechos. Se aprieta contra mi al mismo tiempo que sus dientes raspan mi pezón una vez y cambia al otro. Por supuesto que no tarda mucho. Me corro como fuego artificial. Brillante, rápido, deslumbrante por solo un momento. Una vez que el placer me estremece, sonríe con suficiencia.
—Número uno listo— murmura, — faltan un infinito más—
Le rodeo el cuello con mis brazos mientras río contra su clavícula. —Eso fue tan rápido. Lo siento mucho—
—No has estado con alguien que se encargara de ti durante seis años enteros— se mueve debajo de mí. —Pero eso va a cambiar ahora—
La magnitud de sus palabras me golpea con un muro de emoción. Tiro del dobladillo de su camisa, repentinamente desesperada por sentirlo contra mí. Todo é
