AMELIA
Acabo de estar en la ciudad de New York. Desperté en Louisville al día siguiente. Y me quedé dormida en Puerto rico. Así es la vida de salir con un multimillonario>>. El pensamiento recorre mi cabeza como una marquesina mientras observo nuestro entorno. Weston me sonríe, su grueso antebrazo alrededor de mi cintura mientras empuja el cochecito de Emma por la pasarela de madera elevada. Seguimos a un empleado del resort, que nos conduce a nuestro alojamiento. Detrás de nosotros, un botones trae nuestro equipaje. ¿Y delante de nosotros? El extenso y descontrolado océano Atlántico. La humedad más agradable se abre paso a través de mí, llenando mis pulmones y mi corazón. La exuberante vegetación se inclina hacia el sendero. No estoy segura de sí caminamos sobre un pantano, una cié
